Unos alegres dominicanos de un nuevo barrio edificado por el gobierno quisieron celebrar una comidilla de lo más chula con un chivito. Una cuestión dominguera y familiar. Estaban todos de lo más embullados, parece que esperaban la llegada de unas frías.

El chivicidio familiar parece que causó envidia en algunas familias cercanas a la llegada del aroma de aquel chivito haciendo burbujas en el caldero, y aquellas yuquitas mocanas que se abrían de patas. Faltaba el aguacate.

«Era domingo, señores, era domingo. Y qué es eso de que uno no pueda celebrar la dominicanidad con un chivito florecido con orégano y esa salsa como una fiesta de la vida. Que se vaya al carajo el coronavirus. Aquí atrás de los edificios, donde ya las construcciones se convierten en verde tupido a pocos pasos, encender el fogón en familia y hacerle ese homenaje al hecho de estar vivos y juntos, es algo que nos deben perdonar los que estén en cuidados intensivos o los que ni siquiera tengan el virus pero que pueden infectarse. A fin de cuentas, la vida es una y hay que vivirla», pueden haber dicho los encargados del cocinao.

Todo estaba casi apunto, faltaban las cervezas… Pero entonces llegó la policía.

La autoridad cargó con todo. «Si no está, le falta poco», dijo alguno. Aunque no metió preso a los que estaban delinquiendo. No pueden darse reuniones, ni cumpleaños, ni fiestas, ni nada que se parezca. Mucho menos cocinaitos.

Alguien quiso llamar, pásame al jefe. Pero qué va. No hay arreglos. Los policías, que andan jugándose la vida por todos en las calles, que incluso algunos de ellos hace días que ni van a sus casas, se llevaron el fogón, las ollas, las cazuelas y hasta el premio del día. Ese chivito que se ve estaba riquísimo, sirvió de cena al pelotón.

«Chivo que rompe tambó, con su pellejo paga, y lo que es mucho peor, en chilindrón acaba», dejó dicho Bola de Nieve en este video de los años 60 del pasado siglo. El chilindrón es el mismo chivo guisado de República Dominicana.

Esperamos tu comentario

Deja un comentario