Máscaras usadas en la tradición de Jul-Anders (Fuente externa)

Al norte de Noruega, en el llamado Valle de la Sal, en la comuna de Bodø, existe una tradición peculiar celebrada el 30 de Noviembre: Jul-Anders.

Esta noche, un viejo barbado con cuernos sangrantes y un báculo tocaba a las puertas de los aldeanos, reclamando un trato adecuado, so pena de echar en su saco a los niños de la casa y llevarlos consigo.

Nadie sabe a ciencia cierta cuán vieja es esta costumbre, pero al parecer fue, como tantas otras, víctima del sincretismo, pues el 30 de Noviembre fue declarado Día de San Andrés, por la Iglesia católica.

La tradición, empero, dicta que eran adolescentes varones los que hacían las veces del Jul-Andersen; el disfraz estaba confeccionado con pieles de animales salvajes, aunque también servían los domésticos, como las cabras. La máscara debía ser tan grotesca como fuese posible, y de los cuentos adosados debía brotar sangre que tiñera la barba rebelde.

El encuentro del Jul-Anders con los habitantes de cada casa estaba regido por la disposición de estos últimos; bien lo recibían con un pastel y una bebida, o arriesgan a perder a los niños para siempre: sobra decir que las regalías estaban siempre dispuestas.

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