Los tres, con el libro, al final de l lanzamiento. Nancy feliz. (Casa de Teatro)

 

Alejandro Aguilar, Nancy Gonzalez Arzola y Alfonso Quiñones (Casa de Teatro)

SD. La semana pasada se presentó el libro Teatro Martí, Prodigiosa permanencia, de la arquitecta Nancy González Arzola, en Casa de Teatro, donde se dieron cita, no solamente amigos cubanos y familiares de la también escritora, sino dominicanos. La presentación del lanzamiento lo hizo el impar Freddy Ginebra, hermano dominicano de Nancy. Y el escritor Alejandro Aguilar y yo tuvimos la responsabilidad de presentar el libro. Alejandro lo hizo con esa brillantez suya refiriéndose al libro en sí mismo y su importancia. Después que hablamos, Nancy tomó la palabra y dibujó una maravillosa crónica sobre sus investigaciones con el Acta de Nacimiento del fundador del teatro, y otras maravillas que de por sí solas hubiesen servido para aplaudir la noche entera. Yo hablé del ser humano y sus circunstancias.

Freddy Ginebra presenta el lanzamiento del libro (Casa de Teatro)

He aquí mis palabras de esa noche.

¨Nancy vive en una casa llena de magia, que antes fue de Alejo Carpentier y donde ella misma le dió techo y alimento a Glauber Rocha, mientras vivió en Cuba. Su casa es para mí, en la memoria, una extensión de las esencias de lo cubano en su dimensión real.

Como soy poeta y tonto, me encanta la futurología. Y desde que tengo uso de razón sé que existen mundos paralelos (Stephen Hawking sabía de lo que hablo, lo que nunca tuve la oportunidad de decírselo), y estoy convencido de que algún día se podrá auscultar las construcciones, con una especie de estetoscopio lírico y escuchar como si fuesen grabaciones toda la memoria grabada en los muros de los lugares.

Freddy al habla (Casa de Teatro)

Durante muchos años, es más desde que llegué a La Habana por primera vez, tuve a las ruinas del Teatro Martí como una llaga en el hombro de La Habana Vieja. Un edificio antiguo, que cada año se fue haciendo más y más viejo, y casi imposible de rescatar.

En silencio, como son las cosas cuando son del alma, Nancy González, la arquitecta, se convirtió en el ángel guardián del Teatro Martí, algo así como el guardián de La Capilla de las Tablas en la Iglesia de Nuestra Señora de Sion en Etiopía, donde dicen que está el Arca de la Alianza.

Descubrió que lo primero que hacía falta para reconstruir el edificio inaugurado por el español -y para decirlo con la exactitud de Nancy, del gallego natural de Pontedeume, La Coruña, en Galicia-, Ricardo Irijoa el 8 de junio de 1884, era corazón, o chekendengue, como le llamaba José Antonio Méndez, el autor de La Gloria eres tú, pero también de Cemento, ladrillo y arena. Así que puso el suyo en la braza. Se buscó un estetoscopio sencillo, se acercó a sus paredes, y con datos precisos fue llenando decenas de tarjetas que fueron transformándose en centenares.

Los tres, con el libro, al final de l lanzamiento. Nancy feliz. (Casa de Teatro)

Pero como todo no es color de rosa, Nancy sufrió desalientos, incomprensiones y frustraciones por el camino, hasta que sencillamente dejó de ser la guardiana de esa Arca de la Alianza y decidió ser su historiadora. De ahí surge ¨Teatro Martí. Prodigiosa permanencia¨, un libro cuyo verdadero valor, que lo tiene y grande, no es tan inmediato, como cuando ya nuestras generaciones hayan pasado y una joven de otro tiempo, tal vez nombrada Nancy González (no sé si Arzola) descubra un ejemplar tal vez empolvado en un antiquísimo anaquel de alguna biblioteca, y entonces todo tenga razón de ser.

Pues la verdadera guía del estetoscopio lírico está en este maravilloso libro, que la llevará por la ruta de la pasión y el amor por la cultura cubana, hasta el 24 de febrero del 2014, fecha de su reinauguración, 40 años después de su cierre.

Será ella quien colocará en las vetustas paredes del Teatro Martí ese estetoscopio lírico y junto al eternoretornógrafo de Wichy Nogueras escuchar por ejemplo, muy nítido, lo ocurrido el 28 de febrero del 2016, luego de su reconstrucción, al pianista cubano Víctor Díaz y la Orquesta Sinfónica Nacional de Cuba, bajo la dirección del maestro Enrique Pérez Mesa, celebrando el 172 aniversario de la Independencia Dominicana, con el estreno en Cuba de la Rapsodia Dominicana No.1 para piano y orquesta, de Luis Rivera.

Y en un marcha atrás acelerado tendrá conciencia de las risas y los aplausos y las emociones que provocaban, los hoy fantasmas maravillosos de Carlos Pous, Enrique Arredondo o mi inolvidable amigo Carlos Robreño, la música de Rodrigo Prats y las brillantes actuaciones de Rita Montaner, Candita Quintana y Alicia Rico.

Y como en una máquina del tiempo marcar el año 1932 para asistir al estreno de la zarzuela Cecilia Valdés de Gonzalo Roig, a la que habían antecedido  Soledad de Rodrigo Prats; Rosa la China de Ernesto Lecuona y Gustavo Sánchez Galarraga y Amalia Batista de Rodrigo Prats, por la Compañìa Cubana de Zarzuelas.

Viajará en el tiempo a 1919, para escuchar a un bisoño Ernesto Lecuona, quien para mí es el Martí de la música, haciendo en ese escenario sus primeras presentaciones. O al 1901 cuando sirvió de sede a la Asamblea Constituyente encargada de redactar la primera Carta Magna para la República de Cuba, que se pondría en vigor el 20 de mayo de 1902, cuando tomó el nombre de Teatro Martí.

Hace algunos años Maridalia Hernández y Sonia Silvestre fueron de la mano de Nancy al renovado Teatro Martí y entraron por los hombros del escenario, ambas artistas vibraron con lo que vieron.

Maridalia se adelantó al proscenio y abrió los brazos. ¨Para mí sería un sueño cantar en este teatro¨, ¨Me incluyes a mí, mi amiga¨, dijo, Sonia. Lamentablemente Sonia ya no está, pero estoy convencido de que algún día se pueda hacer ese soñado concierto de Maridalia en el Teatro Martí y Sonia desde algún sitio de la primavera, como diría Nicolás Guillén, la acompañe en un mundo paralelo, que ojalá la Nancy González del futuro pueda desentrañar, con este libro en sus manos¨.

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