Federico García Lorca (Fuente externa)

El intelectual irlandés Ian Gibson, el más importante biógrafo de Federico García Lorca, le ha dado la bienvenida a la carta (que él había publicado parcialmente en su monumental libro) y que acaba de publicar este miércoles 13 de noviembre del 2019, íntegramente, en el periódico La Razón (España), otro estudioso del poeta granadino, el periodista e investigador español Víctor Fernández.

La vida amorosa de Federico García Lorca fue intensa. Entre las más conocidas está la relación, quizás un poco platónica con el pintor Salvador Dalí. Dalí lo caracterizó como «un amor erótico y trágico por el hecho de no poderlo compartir». Se habían conocido en 1922 en la Residencia de Estudiantes y la relación duró hasta 1929. Al enterarse Dalí del fusilamiento de Federico, dijo: «¡Olé!». Una reacción sin dudas bizarra y hasta contraproducente.

Luego, en 1925, conoce a Emilio Aladrén con quien tuvo amores hasta 1927, cuando Aladrén lo deja por la joven representante de una firma de cosméticos Eleanor Dove. Federico cae en depresión y huye a Nueva York a pasar la cruda en 1929.

El profesor de lenguas modernas, viajero alrededor del mundo, el norteamericano Philip Cummings (1906-1991), fue una de las relaciones fugaces del poeta español. Uno de los episodios más importantes en la vida de Cummings fueron los diez días que pasó con su amigo y amante, Federico García Lorca, en agosto de 1929. Se habían conocido en Madrid en 1928 y pasaron otro breve tiempo juntos cuando Lorca estuvo en ruta a Nueva York en junio de 1929.

Tras el curso de verano que el poeta ofreció en la Universidad de Columbia en 1929, viajó en tren a Burlington, Vermont, y desde allí a la casa de alquiler de verano de la familia Cummings en Eden Mills, Vermont. Durante esa visita, Cummings tradujo el libro de Lorca Canciones (Songs) al inglés, con el consejo de Lorca sobre puntos clave. Esta es la única traducción del trabajo de Lorca a cualquier idioma en el que se sepa que participó. Allí Lorca también escribió varios poemas que se convirtieron en parte de su libro Poeta en Nueva York.

Cummings y Lorca renovaron su amistad en el otoño de 1930 cuando Cummings regresó con una beca a Madrid, de donde huyó abruptamente a los Estados Unidos la primavera siguiente por recomendación de sus patrocinadores, justo antes de que Alfonso XIII dejara el trono. No hay evidencia de que Cummings haya vuelto a ver a Lorca, aunque pueden haber seguido intercambiando cartas.

Lorca con su amigo Philip Cummings en Eden Mills, Vermont, 1929 (Colección Centro Federico García Lorca)

Durante su viaje a Nueva York, Lorca conoció al antropólogo cubano Fernando Ortiz (1881-1969), director de la Institución Hispanocubana de Cultura , quien lo invita a dar una serie de conferencias en Cuba.

El 4 de marzo de 1930 Lorca viajó en tren de Nueva York a la Florida y, desde Tampa, embarcó en el vapor norteamericano “Cuba”que atracó en La Habana el 7 de marzo.

Federico permaneció en Cuba hasta el 13 de junio), y esa estancia tan prolongada para lo previsto, le dejó una huella imborrable.

Federico a la derecha, y un amigo desconocido en la playa, Marianao, La Habana (Fuente externa)

De paso por Cuba, conoce a Carlos Manuel Loynaz, el menor de los hermanos de la poeta Dulce María Loynaz Muñoz. Obvio que a quien conoció fue primero fue a la autora de Jardín, y a su hermana Flor y claro, también a Enrique. Según el académico, biógrafo e investigador literario Alejandro González Acosta, Carlos era «un personaje de angustiosa sensibilidad y padeció profundas depresiones durante gran parte de su vida. Dulce María me confió que en un rapto de ira autodestructiva destruyó su biblioteca, donde se encontraba una de las dos versiones del manuscrito de la obra teatral El Público, que Federico García Lorca le había obsequiado, así como le regaló a Flor el manuscrito de Yerma». Ese ataque de belleza se debió quizás a algún rapto de celos contra Lorca, o por el olvido en que seguramente lo relegó este, vaya Dios a saber.

Hay quienes citan entre los amores fugaces de Lorca a Eduardo Rodríguez Valdivieso, quien era un joven de 17 años de edad, poeta y empleado de banca cuando se conocieron en Granada en una fiesta de disfraces. En mayo de 1933 se vuelven a reunir en Madrid. Valdivieso, casado con Montserrat Gabriel, guardó en secreto las seis cartas por miedo a las malinterpretaciones que pudieran suscitar su tono íntimo y amoroso, y las recomendaciones del propio Lorca para que no revelara su contenido. Las cartas contienen párrafos de un enorme poder lírico. Valdivieso falleció en 1997.

Tras esa aventura, aparece en su vida, ya de regreso a España Rafael Rodríguez Rapún. Para algunos el más apasionado de sus amantes. Se conocen en La Barraca, en 1933. Y la relación dura hasta la muerte del poeta. Fue apasionada y difícil. Para él escribe los ‘Sonetos del amor oscuro’.

En 1934, en medio de el noviazgo con Rapún, Lorca viaja al Cono Sur y allí, se dice, que tuvo una relación con Enrique Amorím el intelectual uruguayo, que incluso ha inspirado el libro El amante uruguayo, de Santiago Roncagliolo.

Enrique Amorím, Federico García Lorca, Juan José Amorím, y el musicólogo Luis Pedro. Mondino, Uruguay 1934 (Fuente externa)

Al final de su vida, y estando aún con Rapún, llegó a su vida Juan Ramírez de Lucas.

La importancia de la carta

¿Qué hay detrás de esta carta? Más de un elemento de importancia. En primer lugar, es la última carta que escribiera Federico García Lorca, desde Granada, dos días antes de su desaparición. Al menos, que se sepa ese fue el último documento escrito de puño y letra por Federico.

En segundo lugar, arroja luces acerca de algunos rasgos de la personalidad del autor de Romancero gitano, de su psicología.

La carta demuestra que en esos momentos Lorca mantenía a la vez dos relaciones amorosas. Una con Rafael Rodríguez Rapún, secretario de la compañía teatral universitaria la Barraca y otra con un joven actor teatral, Juan Ramírez de Lucas.

El joven Rafael Rodríguez Rapún y Federico se enamoran a mediados de 1932 en el grupo teatral ambulante La Barraca, que Lorca impulsara y que patrocinara la República, como extensión universitaria. Esa relación duró hasta la madrugada del 17 al 18 de agosto de 1936, cuando en el Barranco de Víznar (Granada) una escuadra al servicio del capitán Nestares dispara por la espalda a Federico García Lorca junto a los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Juan Arcoyas Cabezas y el maestro de escuela Dióscoro Galindo.

Las coincidencias de la vida: un año después ese mismo día 18 moriría el joven Rodríguez Rapún, de apenas 25 años de edad. La muerte de Federico lo había impulsado a alistarse en las huestes de los republicanos. Fue teniente de Artillería, formado en la Escuela Popular de Guerra en Lorca (Murcia). Antes había sido estudiante de Minas y Derecho, se destacaba entre el equipo juvenil del Atlético de Madrid.

Rafael Rodríguez Rapún y Federico García Lorca (Fuente externa)

El 15 de agosto había sido herido en el frente de Bárcena de Pie (Cantabria) y el 18 moría desangrado en el Hospital Militar de Santander. Como si el poeta lo hubiese llamado a otro mundo.

De él dijo Juan Ramírez de Lucas, años después al gran periodista español y director de La Razón, Luis María Anzón, que Rapún era bisexual «un cerdo que se acostaba con mujeres».

Según el Premio Nacional de Literatura de España, el dramaturgo Alberto Conejero, «Rapún marchó de vacaciones a Donosti después de los exámenes, donde le pilló el arranque de la guerra y tuvo que ser escondido por unas amigas». Lorca se había quedado en Madrid hasta que decide ir a Granada a pasar el día de San Federico, que justamente se celebra los 18 de agosto, día de la muerte del poeta andaluz, esto a pesar de que el director de cine y dramaturgo español Edgar Neville le insistió que no viajara a casa. Rodríguez Rapún se entera de la muerte de la persona amada cuando regresa a Madrid en septiembre y su padre Lucio le informa: «Han matado a tu amigo el poeta».

Rapún habría reaccionado como un loco. Salió corriendo dando gritos. Tardó horas en regresar a casa y ya nada fue lo mismo para él. Cuenta Conejero que «Marcha de Madrid a finales de 1936, adquiere el grado de teniente, regresa a Madrid, luego Valencia y luego Oviedo. Así hasta que muere en Santander combatiendo en el bando republicano. Durante aquel año penoso en la guerra… Sufre una espantosa soledad, pero sigue luchando por la República hasta que una madrugada cae herido». Tiene 25 años. Ese 18 de agosto de 1937 una enfermera voluntaria le cierra los ojos.

«Esta luz, este fuego que devora./ Este paisaje gris que me rodea./ Este dolor por una sola idea./ Esta angustia de cielo, mundo y hora», le había escrito sobre ese amor Federico García Lorca.

La carta de Federico al amante Juan Ramírez de Lucas

«Aquel rubio de Albacete/vino, madre, y me miró./¡No lo puedo mirar yo!/Aquel rubio de los trigos/hijo de la verde aurora/alto, sólo y sin amigos/pisó mi calle a deshora», le cantó Federico a su último amor Juan Ramírez de Lucas, a quien escribió ese último documento conocido suyo.

Se trata de una “carta de Federico, recibida en Albacete el día 16 de julio de 1936. No pudo ser contestada, la Guerra Civil se interpuso inevitable”, según escribió el propio receptor de la carta, Juan Ramírez de Lucas, quien era miembro de la compañía teatral Anfistora y quien en el futuro se convertiría en crítico de arte en el periódico “Abc”.

Juan Ramírez de Lucas (Cortesía de Moonmagazine)

Otro detalle advertido sobre la necesidad de Lorca de ocultar con su familia su propia homosexualidad es cuando le pide que le escriba a otra dirección que no es la suya, sino la de sin propio cuñado, que murió asesinado el mismo día 15 de agosto de 1936.

Ahora el mundo es otro. Y realmente, no es que haya cambiado en su totalidad, pero hoy día hay menos prejuicios que en 1936. En aquella época la homosexualidad además de ser tenida como una enfermedad, era considerada un descrédito social, no solo para la persona, sino para su familia. Y las reacciones eran extremas y podían llevar… hasta el asesinato. De ahí quizás que Lorca insistiera tanto al joven actor, en obrar con inteligencia y «ser político y no dejes que el río te lleve», según la carta.

Lorca tras el golpe de Estado de Franco, corría peligro y seg[un algunos hab[ia decidido huir junto a De Lucas a México. Juan, que entonces tiene 19 años, era menor de edad y necesita el permiso paterno para viajar fuera de España, por lo que regresa a Albacete para solicitarlo y su familia, conservadora, se opone. Lorca le env[ia la carta, luego es detenido y asesinado y Juan se queda solo con su historia de amor.

Manuel Francisco Reyna, autor del libro Los amores oscuros, ha dicho «Yo creo que el pobre Juan siempre se sintió responsable de la muerte de Federico porque éste no se fue a México por esperar a que él consiguiera el consentimiento paterno. Fíjese si Federico estaría enamorado que no se fue y si se hubiera marchado se habría salvado; pero para Juan, que no tuvo culpa de nada, ésta era una vivencia terrible».

Federico y su último amor (Fuente externa)

Ochenta y tres años después del asesinato del poeta de Fuente vaqueros, se desconoce el paradero de sus restos.

A continuación la última carta -hasta el momento- del autor de Poeta en Nueva York, divido al entonces joven actor que era su amante a escondidas. La familia de Juan Ramírez de Lucas se ha negado a dar a conocer el diario personal de su pariente, el cual obviamente añadiría mucha luz sobre esta relación amorosa.

A continuación la carta dada a conocer por La Razón, en un extraordinario texto bajo la firma de Víctor Fernández.

“Mi querido Juanito:
He recibido tu carta que aunque triste me ha dado alegría por tener noticias tuyas.
Lo primero que se me ocurre es decirte que como tienes talento debes llevar con talento el enojoso asunto de tu padre. Tu padre no es de tu generación y es lo más natural, no solo el que no te entienda, sino que piense todo lo contrario que tú. Lleva años y años aferrado a unas ideas y a unas normas que te son antagónicas y es natural que choque contigo. Una persona que no tuviera luces, te daría leña para tu fuego; yo te quiero dar agua para tu fuego, flores para tu quemadura. Juan: yo te pido por Dios que sobrelleves a tu padre y le hagas comprender con dulzura y silencio que está equivocado contigo. Si algún canalla o inconsciente le ha contado calumnias tuyas, tú debes hacerle comprender que son calumnias, pero no adoptes actitudes airadas en contra suya. Adopta un aire de gran dignidad hasta que él salga de su ofuscación.
Y desde luego ten fe en ti, nada de desmayos, ten fuerza hijo mío y lee y estudia y piensa que esa tormenta que estás pasando solo servirá para enriquecer tu espíritu. En tu carta hay cosas que no debes, que no puedes pensar. Tú vales mucho y tienes que tener tu recompensa. Piensa en lo que puedas hacer y comunícamelo enseguida para ayudarte en lo que sea. Pero obra con cautela. Estoy muy preocupado contigo pero como te conozco sé que vencerás todas las dificultades porque te sobra energía, gracia y alegría, como decimos los flamencos para parar un tren.
Yo pienso mucho en ti y esto lo sabes tú sin necesidad de decírtelo pero con silencio y entre líneas tú debes leer todo el cariño que te tengo y toda la ternura que almacena mi corazón.
Solo tengo una obsesión y es que quisiera meterte en la cabeza la actitud que debes guardar, llena de fuerza y de astucia para contrarrestar la actitud equivocada de tu padre que tú tienes que encauzar con talento y hombría y respeto.
Conmigo cuentas siempre. Yo soy tu mejor amigo y que te pide que seas político y no dejes que el río te lleve. Juan: Es preciso que vuelvas a reír. A mi me han pasado también cosas gordas por no decir terribles y las he toreado con gracia. No te dejes llevar de la tristeza. Tienes muchas cosas y el mundo aunque nos viera es hermoso.
Bien sabes lo mucho que yo te quiero y por eso te aconsejo prudencia y bien hacer.
No vuelvas a desesperarte. Es de gente débil y tú debes recordar en todo momento que eres un verdadero hombre. Dime todos tus proyectos.
Yo empiezo ahora a trabajar de nuevo y tengo un espíritu caluroso en buena disposición para aconsejarte.
Muchos recuerdos a “tus hijos te formaron” y tú recibe un abrazo cariñoso de este gordinflón poético que tanto te quiere.
Federico
Estoy en mi huerta. El día 18 es día de mi Santo.
Escríbeme enseguida y ¡por Dios! que estés más contento kiquiriquí.
¡Ya viene Don Berondian Pollino!
Señas Sr. D. Manuel Fernández Montesinos
Para FGL
San Antón 39
Granada”

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