SD. La Unión Soviética fue un país que existió desde 1917 hasta 1990. Quizás su mayor logro fue detener el avance del fascismo y llevarlo de vuelta hasta Berlín y derrotarlo. Fue el país que mayor cantidad de muertes puso para que se pudiera derrotar a los nazis. Sin embargo, como decía el poeta cubano Raúl Ferrer, nunca fueron capaces de poner de moda ni siquiera un peinado. Esto, dicho así significaba que quienes llevaban la voz cantante en la publicidad mundial siempre fueron los Estados Unidos y para la mayoría de la humanidad quienes ganaron la II Guerra Mundial fueron los norteamericanos, cuando en realidad no fue así.

Hay por ahí millenials y de las generaciones X y Y, que no saben que existió un país llamado Unión Soviética, compuesto por Rusia y otras 14 repúblicas luego reconvertidas en países por su propia identidad de naciones. Tampoco saben que la Unión Soviética encabezó la conquista del espacio, fue el primer país en enviar un satélite, en poner un perro en órbita y finalmente un ser humano, el cosmonauta Yuri Gagarin, acerca de quien, dicho sea de paso, existe en Netflix una película llamada por su apellido Gagarin.

Pues ese país dio al mundo algunos de los grandes directores de cine y camarógrafos más talentosos del mundo, al igual que actores y editores que cambiaron la historia del montaje en el cine mundial. Solo que estaban detrás de lo que se llamó «la cortina de hierro».

Acabo de ver en un sitio nombrado Jot Down, un artículo titulado «¿Cuál es la mejor película no anglosajona sobre la Segunda Guerra Mundial?», firmado por Álvaro Corazón Rural.

Entre los filmes seleccionados menciona, en primerísimo lugar Ven y Mira, del ruso Elem Klímov; seguida de El Puente, del alemán Bernhard Wicki; Tri, de Aleksandar Petrovic, de otro país desaparecido, Yugoslavia; luego la película italiana El general de la Rovere, de Roberto Rossellini; Trenes rigurosamente vigilados, de Jirí Menzel (Checoslovaquia), La condición humana, de Masaki Kobayashi (Japón); La pasajera, de Andrzej Munk (Polonia).

No deja de ser una buena selección. Sin embargo, los dueños de la mejor filmografía sobre la II Guerra Mundial fueron los soviéticos. «Ve y mira», de Klimov, que incluyen, es de las más descarnadas y en buena lid, quizás la última de las grandes películas sobre el tema durante el periodo soviético. Diría que desde mi punto de vista es de las mejor realizadas de la última parte del poder soviético. Pero el tema no se ha agotado y aún en el llamado período ruso, o postsoviético, en la Rusia actual se siguen haciendo películas que abordan el tema de la guerra (II Guerra Mundial para los demás, para los rusos Gran Guerra Patria), desde distintos ángulos, como por ejemplo En agosto del 44 (2001), de Mijail Ptashuk; Estrella (2002), de Nikolai Lebedev; El cuco (2002), de Alexander Rogoshkin; Somos del futuro (2008), de Andrei Maliukov; La Fortaleza de Brest (2010), de Alexander Kott; Stalingrad (2013), de Fiodor Bondarchuk; así como la serie El hijo del Padre de los Pueblos, que acerca de uno de los hijos de Stalin, convirtieron en un gran éxito televisivo, los directores Serguei Sherbin y Serguei Ginsburg, en el 2013.


Trailer de Somos del futuro (Back in time)

Películas soviéticas sobre la Gran Guerra Patria o II Guerra Mundial

Las películas del ficción del periodo soviético que abordaron el tema de la guerra, van del drama mas descarnado a la comedia, pasando por el musical y hasta la fantasía. Aunque muchas veces apelan al soporte que les brindaba el género documental, para determinadas escenas. Las primeras películas que comenzarían producirse a poco tiempo de iniciada la guerra, no eran un dechado de virtudes técnicas, aquí lo importante era la propaganda, subir la moral de las tropas, insuflar la fe en la victoria, destacar el heroísmo de hombres y mujeres, ancianos y niños, inyectar el odio al enemigo, propiciar la cohesión del ejército y el pueblo alrededor de la figura de Stalin.

Muy poco tiempo después de terminada la II Guerra Mundial, el Partido Comunista de la Unión Soviética, bajó raya sobre la necesidad de abordar desde la estética del realismo socialista, las historias del hecho bélico más grande en que se había visto el mundo y el rol del Ejército Rojo en la derrota militar del ejército de Hitler.

Hay dos películas que se llevan las palmas en cuanto a propuesta estética del período soviético: Cuando vuelan las cigüeñas, del director Mijail Kalatozov, y La infancia de Iván, de Andrei Tarkovsky.

Pocas películas existen en la historia del cine, con las que debute un director, a la altura de La infancia de Iván, estrenada en 1962, y que narra la historia de un niño a quien los alemanes le han asesinado sus familiares y es adoptado por una unidad del Ejército Rojo en la zona oriental. Con apenas 12 años, Iván (Nikolay Burliayev) se convierte en un explorador de primerísima importancia detrás de las líneas enemigas, gracias a quien se logran conocer los planes del ejército alemán. La heroicidad de Iván habla de una infancia secuestrada por la guerra, que lo convierte en un hombre maduro de apenas 12 años. En esta película el entonces futuro director, hoy reconocido mundialmente, Andrei Mijalkov Konchalovsky actúa como soldado. El protagonista, Burliayev, tuvo la oportunidad de trabajar de nuevo bajo las órdenes de Tarkovsky en la muy aplaudida Andrei Rubliov. La infancia de Iván resultó ganadora en 1962 de un León de Oro en el Festival de Venecia, y directores como Ingmar Bergman, o el polaco Krzysztof Kieślowski reconocieron la influencia que esta película, La infancia de Iván, ha tenido en sus respectivas obras.

Por su parte el drama psicológico Cuando vuelan las cigüeñas (1957), unió una dupla creativa innovadora en el desarrollo del cine, el director Mijail Kalatozov y el director de fotografía Serguei Urusevsky -los mismos de la hoy película de culto Yo soy Cuba (1964)-, y resultó ganadora de la Palma de Oro del Festival de Cannes en 1958. Protagonizada por Alekséi Batálov y Tatiana Samóilova, la película refleja como todas las películas sobre este tema, la crueldad de la guerra y el sufrimiento que causó al pueblo soviético, que sacrificó unos 20 millones de personas, en aras de lograr la victoria sobre el fascismo hitleriano. este filme, que resultó ser clave en la época del deshielo de Nikita Jruchov, se basa en la novela Eternamente vivos de Víctor Rozov, y es especialmente relevante por su carácter innovador tanto desde el punto de vista de la dirección sino también de la fotografía.

Trailer de Cuando vuelan las cigüeñas

Serguei Bondarchuk, quien posteriormente ganó un Oscar a la Mejor película de habla no inglesa, con la monumental La Guerra y La Paz, entregó en el año 1959 una de las películas más populares sobre el tema de la Guerra Patria, El destino de un hombre, donde él mismo jugó el rol protagónico. Esta película, basada en una historia de Mijail Sholojov,  trata sobre un hombre que logra traspasar todas las penurias y obstáculos de la guerra, pero pierde toda su familia en ella. Y al final encuentra un niño que ha perdido todos sus parientes. Esta fue la primera película de Bondarchuk.

Tambièn de 1959 es la brillante película de Balada del soldado, del director Grigori Chujrai, un melodrama que comienza con la hazaña heroica del personaje principal, quien a cambio de una orden solicita un permiso especial para ir a ver a su madre. Por el camino Alyosha Skvortsov pasa mucho más tiempo con compañeros y conocidos al azar. Y los espectadores ven que este es un tipo realmente maravilloso que podría hacer el bien en una sociedad en paz.

La muy joven directora ucraniana Larisa Shepitko, quien era la esposa de Elem Klimov, fue la creadora del filme Ascención (1976), una película basada en un libro del magnífico escritor Vasil Bykov, que resultó ser la primera película soviética en ganar el Oso de Oro del festival de Cine de Berlín (en aquellos tiempos Berlín Occidental). Su cinta habla de dos guerrilleros bielorrusos que caen en manos de los alemanes. Uno soporta todas las torturas y muere como héroe, mientras su compañero traiciona y se convierte en policía de los alemanes. El tema era incómodo para los censores que hacían todo lo posible por eliminar escenas duras (algunas de las cuales lograron eliminar) y no dejar mostrar esta valiente película, pero cuando la vio el entonces primer secretario del Partido Comunista de Bielorrusia, Piotr Masherov, quien fuera él mismo guerrillero, y lloró amargamente al verla delante incluso de sus subordinados, y luego hablar durante 40 minutos acerca de la importancia de la película y la sabiduría y valentía de Shapitko en hacer este filme, consiguió el permiso para ser mostrada públicamente. Larisa Shapitko falleció absurdamente en un accidente automovilístico justo cuando se hablaba de ella como un genio del cine soviético.

Trailer del filme Ascención

El 4 de noviembre de 1972 fue la premiere de la película Los amaneceres son aquí apacibles, de Stanislav Rostotzki, una película en dos partes con una duración total de 3 horas y 8 minutos, con las actrices Elena Drapeko, Ekaterina Markova, Olga Ostroumova, Irina Shevchuk e Irina Dolganova. La película basada en una novela de Boris Vasíliev, trata sobre el destino de cinco artilleras de la Gran Guerra Patria y su comandante, que se convirtió en un exitazo de taquilla en la Unión Soviética y estuvo nominada a los Oscar como Mejor película de Habla No Inglesa de ese año. La historia narra un episodio real de la guerra, cuando siete soldados, tras ser heridos en una de las estaciones clave del ferrocarril de Kirov, no permitieron al grupo de sabotaje alemán volar el ferrocarril en esta sección. Solo el sargento que comandaba el grupo de combatientes soviéticos, que recibió la medalla «Por mérito militar» después de la guerra, sobrevivió. La historia tomó un giro cuando se dio cuenta que sobre las mujeres nadie escribía, a pesar de que eran 300 mil en el frente.

Trailer de la película Los amaneceres son aquí apacibles

Otra película a tener en cuenta es El padre del soldado (1964), una drama del director georgiano Rezo Chkheidze, basado en los recuerdos de guerra de Suliko Zhgenti, guionista del filme. En su escuadrón, junto con los jóvenes, luchó un anciano koljoziano de Georgia que se apuntó voluntario en el ejército para buscar a su hijo. El actor georgiano Sergo Zakaridze logró con esta su más memorable actuación en el cine. Verano de 1942. El viejo campesino georgiano George Makharashvili se entera de que su hijo, que es tanquista ha sido herido y fue trasladado a un hospital. George va a visitar a su hijo y mientras viaja, su hijo se recupera y se dirige al frente. George decide permanecer de manera voluntaria en el ejército se alista en la unidad militar de artillería motorizada. Junto con sus compañeros de armas, de batalla en batalla, llega en la ofensiva final a Berlín, en Alemania. Durante una batalla en un edificio de dos pisos, George finalmente encuentra a su hijo, pero muere después de ser herido en sus brazos.

El drama Ellos se batieron por la Patria (1975), de Serguei Bondarchuk, con guión de Mijail Sholojov y del propio director, es otro de los filmes imprescindibles para tener una idea de que cosa fue la participación de la Unión Soviética en la II Guerra Mundial. La actuación final de su vida del también escritor Vasili Shukshín, matizó los performances junto a Viacheslav Tíjonov, el propio Bondarchuk, Gueorgui Burkov y el gran comediante Yuri Nikulin. Más de 20 brillantes héroes, entre soldados y oficiales de un regimiento de artillería, defienden los accesos a Stalingrado y se retiran a la fuerza, bajo la presión alemana. Shukshin murió durante la filmación y, por lo tanto, en dos escenas que habían quedado sin terminar fue reemplazado por el actor Yuri Soloviev. Según una encuesta de la revista «Pantalla soviética», fue la mejor película soviética de 1976.


Trailer del filme Ellos se batieron por la Patria

17 instantes de una primavera dirigida por Tatiana Lioznova, escrita por Julián Semiónov y actuada por Viacheslav Tíjonov, fue una serie televisiva que se convirtió en objeto de culto en la cultura popular soviética y del campo socialista, incluyendo Cuba. Es una serie de televisión, antecedente de las series de Netflix, que narra las peripecias de un espía soviético que logra penetrar los más altos niveles de seguridad de las SS, conocido como Stirlitz. La canción tema de esta serie, en la voz del recientemente fallecido e inolvidable barítono Iosif Kobson, es una de las canciones que siguen sirviendo para conmemorar la Gran Guerra Patria.

Hay filmes inolvidables como los primeros 10 minutos, de la Segunda Parte del poema cinematográfico Siberiada, de Andrei Mijalkov Konchalovsky, una síntesis de toda la historia rusa, donde entre otros actúan su hermano Nikita Mijalkov en un papel inolvidable y la extraordinaria actriz soviética, recientemente fallecida Liudmila Gúrchenko, en un one-two para recordar dentro de las mejores actuaciones en el cine soviético. Justo esos diez minutos sirven para que años después Elem Klímov le rinda homenaje a Konchalovsky en Ven y mira.

Alexey Kravchenko, Olga Mironova, Lubomiras Lautsyavichyus, Vladas Bagdonas, Jüri Lumiste, fueron los actores encargados de protagonizar el filme de Klimov en 1985. Tras la victoria, la Unión Soviética quería verse a sí misma como un guerrero triunfante, no como una víctima. Por lo tanto, el tema principal del cine militar era la oposición al nazismo, y no la muerte de personas indefensas e inocentes a manos de los invasores. Por eso es que fue especialmente impactante la película Ven y mira, que desnudó la masacre de las SS y sus colaboradores sobre los habitantes de una aldea de Bielorrusia, culpable solo del hecho de que los guerrilleros se escondían en los bosques adyacentes. No obstante el realismo descarnado y expresionista desde el punto de vista artístico, además de las actuaciones y el sonido, hay que destacar el excepcional trabajo de la dirección de fotografía de Alexei Rodionov. El nivel de crueldad de esta película llevó a que en Estados Unidos opinaran que los alemanes no podrían haber sido monstruos tan despiadados, pero en Alemania algunos veteranos admitieron que sí, que todo era tal y como se expresó en el filme, y hasta más. La revista Time Out le dio el sexto lugar entre todas las películas realizadas acerca de la II Guerra Mundial.

El corpus trascendental del cine bélico no puede dejar de incluir largometrajes como Mañana fue la guerra, de Yuri Kara; 20 días sin guerra, de Alexei Guerman; La caída de Berlín, de Mijeil Chiaureli; Cielos despejados, de Mijail Chujrai; El 41, de Grigori Chujrai y Dos camaradas en el ejército, de Evgueni Karelov, entre otros filmes. Pero los arriba seleccionados dan una idea de su importancia. Lamentablemente muy pocas de estas obras cinematográficas lograron llegar a las salas de cine de la mayoría de los países que, como Estados Unidos, se hicieron una imagen de la guerra un poco más benévola.

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