Confieso que la primera vez que vi de cerca a Catherine Deneuve, hace tres años, me impactó como pocas mujeres en la vida. Fue en el Festival de Cannes, ya ella tenía 73 años y a su lado su hija Chiara Mastroianni de 44 años, desaparecía al lado de la fulgurante belleza de su madre.

La actriz de «Indochina», por la cual fue nominada al Oscar en 1992; así como de «Las señoritas de Rochefort» y de «Los paraguas de Cherburgo», es una mujer que ha sabido envejecer con una belleza abrasadora. Su sempiterna belleza hizo que en 1985 sirviera de modelo para la Marianne, el personaje emblemático de Francia, que en infinitas reproducciones de bustos y retratos forma parte del mobiliario obligatorio de todas las alcaldías y lugares oficiales del país.

Su nombre real es Catherine Fabienne Dorléac y nació en París el 22 de octubre de 1943 en plena ocupación nazi, hija de los actores Maurice Dorléac (1901-1979) y Jeanne Renée Deneuve conocida como Renée Simonot (1911), quien todavía está viva con 108 años de edad.

Quizás la frase que mejor la define la dejó estampada Luis Buñuel en la piel del mundo, como una calcomanía: «Es bella como la muerte, seductora como el pecado y fría como la virtud».

Catherine Deneuve, fotografiada por su esposo, el fotógrafo Británico David Bailey (Foto: David Bailey)

Ahora con 76, la Deneuve se recupera del accidente cerebro vascular isquémico muy limitado y reversible, según la prensa francesa, que sufrió la madrugada del martes al miércoles pasado. “Como se anunció, no hay déficit motor. Descansa, mientras se realizan exámenes adicionales”, dijo una fuente cercana a la actriz. “Ella responde bien al tratamiento, el accidente cerebrovascular es muy limitado, tuvo mucha suerte de ser tratada muy rápidamente”.

La laureada actriz acaba de estrenar Fête de Famille, de Cédric Kahn y está inmersa en estos momentos en el rodaje del nuevo filme de Emmanuelle Bercot, De son vivant, de la cual se ha visto obligada a detener.

Según se ha sabido, deberá pensar en cambiar de hábitos y ritmos de vida, tras este obligado tiempo de reposo.

«Catherine tuvo mucha suerte: pudo ser internada con rapidez; y los médicos pudieron tratarla con eficacia, sobre la marcha…” ha dicho un amigo próximo, agregando: «Sin embargo, es una evidencia que tendrá que cambiar de vida, poner fin a todos sus excesos, para cuidarse mejor».

Deneuve en Cannes (Fuente externa)

Cuando sus vecinos dicen «excesos» obviamente se refieren a unos hábitos personales que vienen de muy lejos. Una antigua amiga, cliente de Yves Saint-Laurent y «complice», de la Deneuve los resume de este modo: «Catherine amó, vivió, comió y bebió mucho, mucho, desde hace cincuenta años. Seguía amando, viviendo, comiendo y bebiendo con mucha pasión. A su edad, todo esos excesos terminan pagándose».

Amante de la buena mesa, la buena comida, los buenos licores, las buenas compañías, forman parte de esos excesos.

Entre otros excesos, está el ritmo frenético de trabajo bajo el cual vive. Acaba de estrenar dos filmes y rueda otro. «O se trabaja, o no se trabaja. El cine es así. Y los directores jóvenes me piden que trabaje para ellos. Es un honor y una obligación, para mí», había declarado la actriz semanas antes de ser hospitalizada.

Hago lo que me da la gana

«Qué quiere que le diga. Soy inconformista e insumisa, por naturaleza. Siempre he hecho lo que me da la gana. En el fondo ¡soy una pequeña anarquista! Las gentes razonables me aburren. Amo y respeto a la gente, si; pero rechazo los convencionalismos sociales. A partir del momento que no hago daño a nadie, hago lo que me da la gana. Siempre decidí vivir mi vida. Me protejo, un poco; no demasiado. A las puertas de mis 70 años, me siento tan audaz como cuando tenía 20. No me da miedo el peligro. Quizá les parezca una locura, a algunos, pero si la ocasión se me presenta no dejaré pasar una gran historia de amor», dijo a Par[is Match en el 2013, cuando a punto de cumplir 70, se dej[o fotografiar en paños muy menores.

En Cannes, en el 2016, besó en la boca al actor francés y maestro de ceremonias Laurent Lafitte (Fuente externa)

La larga lista de esos hago lo que me da la gana, incluye amores con el cantante Johnny Hallyday, cuando era muy joven; con el director Roger Vadim, quien le ofreció su primer gran papel en El vicio y la virtud y le dio su primer hijo Christian Vadim; con el fotógrafo David Bailey (el [unico con el cual estuvo realmente casada); con François Truffaut, con el también director Jacques Demy con quien hizo Los paraguas de Cherburgo, entre otras películas; con el actor italiano Marcello Mastroianni, con quien tuvo su hija Chiara. Además de amores más pasajeros y menos significativos como Bertrand De Labbey, Serge Gainsbourg, Pierre Lescure.

Fue amiga, colaboradora y cómplice del diseñador de modas Yves Saint-Laurent.

Descubrir nuevos secretos de la vida

Ahora la famosa actriz francesa que nunca triunfó en Hollywood… ni falta que le hizo, deberá descubrir otros placeres de la vida.

Entre otras cosas deberá aprender a vivir sin los excesos. Dígase deberá aprender a alimentarse de manera sana, deberá dejar de beber, de trasnochar, de fiesta hasta altas horas de la madrugada, deberá llevar un ritmo de vida más lento, con menos trabajo, menos fiestas, menos festivales.

Deberá aprender a ser una señora de 76 años. Una señora que sigue siendo a su edad, una de las mujeres más lindas que he visto en mi vida.

A continuación un time lapsed de su presencia cinematográfica, hasta el 2016:

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