Con Violeta, Allende ratifica esa calidad escritural que la coloca fuera de grupo, que la despoja de corrientes, grupos, movimientos literarios y oleadas de modismos.
Isabel Allende, Premio Nacional chileno de Literatura 2010, es una de las creadoras de literatura que por más tiempo ha ofrecido piezas de singular belleza formal e intrincados y fantásticos caminos del comportamiento humano.

En 1982, unas notas epistolares a su moribundo abuelo sobre todo lo que había dejado atrás en Chile tras el golpe de estado, dio origen a la extraordinaria crónica novelada La casa de los espíritus, la primera de casi 30 novelas. Hoy el mercadeo literario la ubica como la escritora más vendida del mundo, afirmación en la que hay mucho de localismo latinoamericano, porque sus 30 millones de ejemplares vendidos, no se comparan con los títulos adquiridos de otras novelistas europeas o norteamericanas.

Pero… mercadeo aparte, lo que es claro es que esta escritora, cuya entrada al movimiento del “Boom latinoamericano” le fue negada, vaya usted a ver por cuales razones, es una firma imprescindible a la hora del inventario de la capacidad literaria de la América Morena, como nadie llama ya a América Latina.

En suma, en torno a su nombre, hay mucho de mercadeo literario, pero también hay sobrada calidad y con Violeta, vuelve a dejarnos sentir que estamos ante una obra que se he hecho de un espacio y un prestigio propios, sin nada que envidiar a nadie y con la complacencia de quienes se dejan subyugar por su destreza.

Es muy leída en el mundo.  La afirmación de que es «una de las escritoras más leídas en todo el mundo», puede quedar como parte del armazón mercadológico de Penguín Random  House y Plaza & Janes, House. Podría ser cierto, pero para los fines de disfrutar su obra, no hay que acercarse a ella por la vía sugerida por la incitación del mercado, sino por su obra misma.

La suya es una carrera de narradora forjada sobre la marca de su talento, desde aquel 1982, cuando nos dejó sin respiración al visitar La casa de los espíritus y desde ese imaginario y emocionalmente denso universo de circunstancias y personajes, hasta hoy. Una novelista que dejó claro el hecho indudable de que se tenía de frente una nueva pluma firme, densa e imaginativa, había llegado.
La suya no es una trayectoria basada en un porcentaje notable de mercadeo literario, a veces tan intenso y complejo como en las relaciones bursátiles.
El lector encuentra en Allende una voz que reafirma sus señales en cada nueva obra. Una escritora de una imaginativa que desborda, de una línea narrativa que es como un carrusel de montaña rusa.

Isabel Allende. FOTO DE MERCADEO EDITORIAL

Violeta,  nueva novela-carta que radica el peso del protagonismo en la mujer en el siglo XX, es su entrega editorial más reciente. La novela logra que quien lee, que acepte el tratamiento de primera persona de una mujer singular que nació en el marco de la pandemia de la gripe española de1920, recorriendo un caleidoscopio de aventuras cotidianas, amores de falsa entrega de afecto hasta aquellos capaces de desarrollar el amor de primera vista con la entrega del sexo a minutos de haber conocido a un sorprendentemente piloto de la aviación británica, conocido en un pueblo pequeño en el cuál Violeta tiene marido e hijos. El potencial narrativo de Allende es múltiple y logra describir tanto personalidades como detalles y circunstancias nimias que los enmarcan, contribuyendo a la riqueza de lo relatado.

Su voz de narradora tiene un signo: la capacidad de captar la atención de su espectador, y mantenerla.  Cuanto escribe, devela una maestría que la coloca junto al lector, como quien susurra una historia.

Violeta es la gran crónica de una vida de mujer, testigo y protagonista de notables sacudimientos ya sociales, ya tragedias sanitarias o naturales ,vinculadas a los intensos sucesos del amor y la pasión descritos como nunca antes.
La novela brilla por sus desarrollos bien conducidos e inexorables, por sus sentencias de vida, por la rica exuberancia de precisos detalles, por sus comparaciones que rompen los criterios de lo que se espera sea comparable. Allende expresa una fuerza imaginativa apoyada en el dominio del idioma. No vacila usar términos regionales, aun cuando no abusa del recurso.
Violeta es un título que frena firmemente la impecabilidad de un estilo narrativo que pertenece a la lengua española, trascendiendo fórmulas nacionales.
Violeta es recomendable plena y necesariamente.

Título: Violeta; Genero: Novela; Autora: Isabel Allende; Primera edición, enero 2022; Casa editorial: Penguín Random House/ Editorial USA LLC; Portada: Adaptación de la cubierta original de, Elena Giavaldi, por Yolanda Artola; Impresión: México

Esperamos tu comentario

Deja un comentario