SD. «La naturaleza del mundo se aísla
Para castigar como es preciso
La orgullosa melancolía
Que te hace marchar con la frente alta,

Y, vengando en ti la blasfemia
De inmensas esperanzas vehementes,
Hiere tu frente de anatema».

Ese final del poema Grotesco, de Verlaine (que apenas vivió 52 años), parece retratar 83 años antes que naciera, a quien sería conocido como Joaquín (Martínez) Sabina, el mismo que este 12 de febrero cumple 70 años.

A su poesía es donde vienen a ver qué pescan gente como los arjonitas de este mundo. Sobre todo a pescar adjetivos e imágenes que después trucan con otras palabras.

Sabina es una sorpresa situada entre Verlaine y Baudelaire.

No por gusto, Paul Verlaine le escribió también esta premonición: «Tú crees en el ron del café, en los presagios, / y crees en el juego; / yo no creo más que en tus ojos azulados. // Tú crees en los cuentos de hadas, en los días / nefastos y en los sueños; / yo creo solamente en tus bellas mentiras».

Y no por gusto Charles Baudelaire (quien sólo vivió 46 años) le dictó: «La mujer, entre tanto, de su boca de fresa / Retorciéndose como una sierpe entre brasas / Y amasando sus senos sobre el duro corsé, / Decía estas palabras impregnadas de almizcle: / «Son húmedos mis labios y la ciencia conozco / De perder en el fondo de un lecho la conciencia…».

Sabina se venga de sus antepasados poéticos, instaura una república propia adonde hoy le estarán llamando, o más bien enviando mensajes, amigos de medio mundo, república en cuyo escudo dice: este soy yo y a la vez no lo soy.

Es un trapecista y un domador de musas. Ha dicho que cantar es disparar contra el olvido, pero también como un Feuerbach rockero, que Amor se llama el juego en el que un par de ciegos juegan a hacerse daño.

A Sabina se deben los versos más locos y más cuerdos del idioma español de los 80 acá. Y las canciones más absurdas y más disparatadas, quiero decir más bellas, para su ejército de desalmados que le aplauden hasta negarse a sí mismo.

Hace 11 días ha regalado unas Coplas patéticas, escritas por Javier Krahe, que parecerían escritas por él mismo.

La cuestión es que hoy Sabina cumple 70 años y con él los sueños son mentiras de verdad.

Felicidades poeta, que Dios y la Virgen de los sonetos te sorprendan siempre escribiendo, con una nube de arena en el corazón… y con la frente muy alta.

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