Camilo, el 7 de diciembre, en el Teatro Nacional

La tribu, así le llamaba ese mito fundacional de la salsa que fue Benny Moré, a su banda hace 62 años. Ahora otra tribu, con aires de fenómeno beteésico (referencia: BTS Corea del Sur) crece como la espuma. Es la de Camilo. Tienen su propio modo de identificarse. uniendo las manos abiertas y entrecruzando los dedos. Tienen sus propias canciones. Y se las saben todas. La tribu la integran niños, adolescentes, jóvenes y más adultos (cómo dejar fuera a Eugenio, a su esposa, a la esposa de Ricardo). La tribu es amplia, democrática, limpia. En Francia, Messi tuvo que llevar al concierto a sus hijos. Son parte de la tribu.

Camilo tras bambalinas, con Marcela, antes del show

Martes 7 de diciembre del 2021, Teatro Nacional, 9:00 en punto de la noche. Camilo ha estado tras bambalinas haciendo ejercicios de estiramiento. Desde el otro extremo le observa Cesarito Suárez, quien lo trajo por primera vez al país, le ha hecho ruedas de prensa, lo ha dado a conocer.

Arranca la banda y arranca la algarabía. Y de pronto entra Camilo. La suegra -Marlene Rodríguez Miranda- baila en el asiento y su madre, Lía Correa, se mueve también junto a Eugenio Echeverry, el padre orgulloso. «Tu eres lo que yo necesito,/ yo soy lo que tu necesitas». Hay un gran coro de mas de mil niños y jóvenes para Favorito.

Luego toma la guitarra y canta que no sabe de poesia ni de filosofía solo sabe que su vida él la quiere en la suya. Tutu. Saluda al público en medio de la euforia. En No te vayas un músico toca un charango, esa guitarrita en miniatura con el cuerpo de armadillo. Bebe agua o té o sabe Dios qué. Se encienden girasoles en la pantalla y Camilo canta descalzo -siempre- y azuza su tribu. Gritan ¡Camilo, Camilo, Camilo…!

Momento mágico, Camilo al piano

Habló de su amor por República Dominicana. Confesó que «las canciones mas bonitas las he hecho aquí, la tengo como segunda patria y escribí las mejores canciones». Y le dio loas a Samaná. Cantó Millones. La gente coreó. «Y ahora estamos frente a frente y ni siquiera puedes mirarme la cara». El mismo aire. cuando termina se va a negro. bebe ¿agua? Habla y reflexiona de qué manera una canción que dura tres minutos puede durar toda la vida. Se sienta al piano; en la pantalla imágenes de manos tocándose. La gente corea: «no es secreto / perdóname por no mostrarte / todos mis defectos». Manos de tijera. Se va a negro nuevamente bebe algo. Canta. Una niña corre hasta proscenio y le regala una flor y regresa a su asiento y se va en llanto. Luego otras dos niñas le entregan un papelito. Camilo improvisa y canta Mareado. Otra le trae un sombrero y se lo regala. Esa conexión que acaban de establecer esas niñas por primera vez en sus vidas con un artista, las acompañará para siempre.

Camilo es un sabio. Ya tiene público asegurado, hasta que esos niños se conviertan en ancianos.

Anuncia a su esposa Eva Luna que tiene puesto un blusón ancho azul claro, que oculta un poco de la barriguita que ya es evidente. No puede faltar Machu Pichu. Eva Luna lo besa y le dice «Te amo». El canta qué guapa esta mi esposa. Por primera vez. «Si tu no estás / no tiene sentido…», se abrazan. Muy ñuñuú todo. Corean «¡Indigo!», el nombre de la persona que ahora ocupa el vientre de Eva Luna. «Es a Eva Luna a quien escribo todas mis canciones. Incluso cuando escribo sobre universos imaginarios. Esta la escribí también en Samaná». Es un bolero. Su banda se convierte en un trío estilo Los Panchos, de cuando Julio Jaramillo comenzaba. La mitad. Los niños y sus padres corean. Se va a otra vez a negro, el único recurso utilizado que realmente afea la puesta en escena. Despeinada, Tatoo».

Con Eva Luna en escena

Sube a escena a una niña del publico llamada Silvana, de cinco años, con la que intenta un diálogo. Pero en su silencio, resulta simpático el momento. Llega pues la de Gucci, Prada, Ropa cara. En casi cada una de las canciones hay una puesta en escena específica. Aquí gira como giran los maniquíes.

Cuando entra a escena El Alfa, la gente se pone de pie. No hacen un dúo realmente porque hay que saber la canción de memoria para aventurarse a adivinar qué lo que dice el urbano dominicano. Que no se entiende. Se trata de la bachata Bebe. Luego al final, antes de despedirse en el falso final, Camilo le agradece a El Alfa haberle abierto las puertas de República Dominicana. Error. El publico del Alfa no es precisamente (o sí, sabrá Dios) el del Teatro Nacional. Quien le abrió las puertas de este país ha sido el trabajo realizado por el empresario que lo ha trabajado a conciencia.

Agradeciéndole a El Alfa, algo que no tenia que agradecerle

Bueno pues sí, falso final. Al volver a escena la gente gritaba «Indigo». Otra vez salieron juntos Eva Luna y Camilo cantando el tema solicitado. Luego, a guitarra pura hizo Medialuna. La gente coreó esta canción, como todas.

Es el turno de la gran sorpresa de la noche: Ricardo Montaner entra a escena y le cuenta “Mi primer concierto en RD fue aqui en este mismo teatro” y le dice de su especial emoción por acompañarlo en su primera presentación en el Teatro Nacional de República Dominicana en su primera gira. Y cantan juntos Bésame.

Ricardo Montaner le dice hijo a Camilo

Luego, sin la banda, Desconocidos. Antes de irse, la muy tropical, con aires de la profunda África: Kesí.

Y el verdadero final la muy esperada Vida de rico.

Pronto Camilo tendrá ciudadanía dominicana. La merece, vive más en Samaná que muchos. Y crea allí. Hoy por hoy, Camilo es una súper estrella. La primera súper estrella latina de las nuevas generaciones. De los más pequeños que habitarán este mundo que uno no sabe adónde va. Y en el cual, gracias que existe un artista diferente, que hace click de manera natural con niñas y niños y con sus padres, porque dice cosas sin ningún tipo de palabra soez, ni habla de violencias, ni de drogas. Solo de cosas cotidianas, del amor o el desamor.

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