SD. Una de las películas más interesantes de la Sección oficial del Festival de Cannes del año 2018 fue el largo de ficción Leto (Verano), del director de cine y teatro ruso Kirill Serebrennikov, quien acaba de ser liberado esta semana, tras 20 meses de detención en Moscú, varios de ellos en condición de detención domiciliaria.

Rodada en blanco y negro reproduce los orígenes del rock ruso, una expresión musical vista con malos ojos desde la oficialidad soviética de los años 70, 80 del pasado siglo.

La película refleja la juventud de una época enclavada en el llamado inmovilismo o inercia, donde además de un modo de expresión considerado enemigo de la ideología comunista, convivía con drogas y actitudes que oficialmente se veían como bandidismo y vagancia, por las que en muchas ocasiones fueron enviados a la cárcel jóvenes de esos tiempos.

Leto es un grito de libertad y un grito de resistencia y búsqueda de otra realidad, que permitiera a los jóvenes mirar por encima de la cortina de hierro que finalmente cayó en 1990.

Para que se tenga una idea, por aquellos años 70-80, solo unas cinco películas extranjeras eran mostradas en la Unión Soviética al año, de ellas, la mayoría eran indias, italianas y francesas. Y casi siempre debían tratarse de películas de romance o de críticas al sistema capitalista.

La noticia ahora es que su director, Kirill Serebrennikov, uno de los más destacados cineastas rusos de la actualidad, estuvo detenido desde agosto de 2017, por lo que no pudo acudir a Cannes, y acaba de ser liberado, pero deberá permanecer en Moscú para ser juzgado en un caso de supuesto fraude de $2 millones de dólares.

Serebrennikov, quien además es director de teatro, ha sido liberado tras 20 meses de detención, causado de malversar fondos estatales del Centro Gogol, un teatro de vanguardia que dirige. El pasado lunes, un tribunal de la capital rusa anuló la decisión del tribunal de distrito de prorrogar su arresto domiciliario y le ordenó que se liberara sin fianza hasta que se establezca una fecha de juicio. El tribunal solicitó que no se fuera de Moscú hasta ese momento.

Según fuentes desde la capital rusa, los abogados de Serebrennikov, quien fue acusado junto con otros dos miembros del teatro que también fueron liberados de la detención el lunes, afirman que los cargos eran absurdos. Muchos en Rusia ven el caso como un castigo por las opiniones abiertas contra el Kremlin de Kirill Serebrennikov, quien aseguró que presionaría por una absolución total. Hablando con los periodistas fuera de la corte, el director dijo que esperaba con ansias el día «cuando esta pesadilla termine y probemos nuestra inocencia».

La detención de Serebrennikov se ha convertido en una causa internacional célebre con destacados cineastas de todo el mundo que piden su liberación.

Según medios moscovitas el Kremlin se negó a comentar sobre la decisión del tribunal, aunque el presidente ruso, Vladimir Putin, en el pasado se negó a interferir, afirmando que era asunto de los tribunales decidir.

Los primeros signos de las dificultades de Serebrennikov llegaron hace dos años cuando se canceló una controvertida producción de teatro Bolshoi basada en la vida del bailarín de ballet de la era soviética Rudolf Nureyev, que desertó durante la Guerra Fría, una semana antes de que se levantara el telón.

El famoso teatro de Moscú afirmó que la producción no estaba lista para la actuación pública, aunque muchos creyeron que se debía a que el ballet era demasiado arriesgado para las audiencias rusas en gran parte conservadoras.

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