Socorro Castellanos y Cinthia Vicioso, entre marinos de la Armada dominicana y Alfredo (esposo de Cinthia), en La Habana (Fotos de Facebook de Socorro Castellanos)

SD. Antes de yo llegar a República Dominicana creía que lo único que hacían los dominicanos era quemar gomas.

Esa era la imagen que difundían en Cuba los noticieros de televisión, y la misma que brindaba CNN en español.

Después de andar por más de 60 países, para mí fue un verdadero descubrimiento lo que era en aquella época y es hoy, esta tierra. Para que esa imagen mía cambiara en el imaginario cubano, tuvieron que pasar personas como Cocó y Cinthia.

Nunca antes, léase bien, nunca antes, República Dominicana tuvo dos diplomáticas como Socorro Castellanos y Cinthia Vicioso, que hicieran tanto a favor de las relaciones con Cuba.

Ni embajadores, ni enviados especiales, ni ministros, ni empresarios con pasaporte diplomático.

Hablo de los seres humanos que sienten un deseo orgánico, de raíz, por dar a conocer su país, y hacerle bien, más allá de la diplomacia.

Socorro Castellanos ante el busto de Duarte, en La Habana (Foto de su Facebook)

Socorro Castellanos, quien acaba de cerrar su casa de La Habana, quizás en contra de su voluntad, realizó una labor inédita de acercamiento cultural, y celebró la Semana de la Cultura Dominicana, estableció nexos más allá de los protocolares y se echó al hombro la labor de promover una realidad, una cultura y una identidad, sin necesidad de grandes inversiones, solo con su ascendencia en los medios (tuvo hasta un programa radial, un logro inédito en el mundo diplomático) y su simpatía personal. Si hoy República Dominicana se conoce más como el país que muchos cubanos quisieran tener, es gracias a Socorro Castellanos, quien fue ministra consejera a cargo de la Cultura.

Recuerdo que viviendo ya en República Dominicana, una de las primeras veces que fui a Cuba, llevé al consulado dominicano al maestro Rafaelito Lay, director de la orquesta Aragón, porque iba a traer la famosa orquesta a República Dominicana. La entonces cónsul nos trató con la frialdad, el desconocimiento y la antipatía de alguien que no tiene nada de diplomático y menos de cónsul.

Cinthia Vicioso y el embajador en La Habana, Joaquín Gerónimo, en el Día de Duarte (Foto Facebook de Socorro Castellanos)

Cinthia Vicioso, hija del gran poeta y ensayista Abelardo Vicioso, llevó al Consulado General de República Dominicana en Cuba el aire fresco de la persona sensible y culta, atenta y cortés, eficiente y entregada a su trabajo. Gracias a Cinthia Vicioso, hoy día la dignidad de la labor consular es mucho mejor comprendida y valorada por la parte cubana y los cubanos que alguna vez tuvieron que contar con sus buenos oficios, pero sobre todos por los nacionales dominicanos que han necesitado de su apoyo.

El embajador Joaquin Gerónimo debe andar acongojado, al perder dos horcones semejantes que le han permitido brillar.

En ambas República Dominicana pierde dos pilares en Cuba. Ojalá el país siga contando con su talento y entrega en nuevas designaciones.

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