Vicente Santos y Richardson Díaz , añ centro pepe Sierra, con gorra (Foto José Rafael Sosa)

SD. El teatro tiene la capacidad de la sorpresa con cada nueva entrega de sus cargas de sensaciones, intensidades y dramaturgias.

Con el horrendo titulo de Sin zapatos no hay paraíso (que se adopta para atraer atención a partir del título de una telenovela de cuestionable calidad audiovisual) y que en realidad se llama Dos perdidos en una noche sucia -original del dramaturgo brasileño Plinio Marcos-, lleva a una muestra de una experiencia dramática, con sarcásticos toques de humor, favorecida la función por cuatro soportes que le otorgan el don de la trascendencia: un texto rico en su garra para atrapar en firme al espectador, la dirección de Pepe Sierra, rol en que se estrena con gran acierto, y las actuaciones de Vicente Santos y Richardson Diaz, afinadas en el tenor de un mismo nivel interpretativo, sostenido en un hilo actoral mutuamente correspondido por acciones físicas, psicológicas y verbales.

Lo actoral

Vicente Santos (Toño) llena el espacio por su presencia, voz y desempeño. No es un aporte que sorprenda de Santos, uno de los actores que con mayor seriedad ha tomado el aspecto de su preparación profesional, se tomo su tiempo y sus frutos en cine y teatro, son la mejor muestra de que su disciplina ha dado mucho más de lo esperado.

Como poblador de los barrios del fondo empobrecido, condicionado a la pobreza y la luchar por sobrevivir a cada cansancio extenuante, Vicente Santos entrega una de las actuaciones para ser recordadas siempre.

Richardson Diaz (desde su propuesta física y múltiple Monólogo para un autor (Casa de Teatro, septiembre de 2016, dirigido por Indiana Brito) y otras que develan su tendencia al teatro de autor, nos había impresionado, pero ahora, recibe el papel preciso, de continuos procesos intensivos de interpretación hilarante que trasciende el efectismo, evita la sobreactuación y permite un paseo de frescura escénica.

La dirección

El montaje revela la ventaja de ser un director con una hoja en blanco, frente a su primer proyecto, para presentar sus intenciones estéticas trascendiendo el gusto de estar frente a público, para pasar a ser el centro pensante que determina cuanto ha de ocurrir.

Pepe Sierra muestra un desempeño como director que lo inscribe en una lista corta: la de esos seres capaces de concebir un proyecto teatral, hacerlo con criterio y desarrollarlo hasta el último aplauso, hasta la complacencia final que deja sentir que el tiempo invertido en ver su labor, ha sido compensado con creces.

La representación de un trailer abandonado como hogar de esos dos hombres marcados por la pobreza, logra su cometido.

Sin zapatos no hay paraíso se presentó en Casa de Teatro. La plataforma que ha servido ya por tres generaciones al buen hacer del teatro joven, en cada una de sus épocas.

El autor

El dramaturgo, periodista, actor y psicólogo Plinio Marcos, es un autor de notable compromiso social con una producción teatral escrita en tono de denuncia sobre todo durante la dictadura militar brasileña. Sus obras se han traducido, publicado y representado en francés, español, inglés y alemán. Ha ganado casi todos los premios nacionales de teatro, cine, televisión y literatura.

La obra de Plinio Marcos

Dos perdidos en una noche sucia nos presenta la historia de Paco y Toño, dos jóvenes que trabajan en un container quemado en Las Malvinas. Falsifican focos por un salario que apenas les da para comer. A pesar de sus diferencias, su amistad los complementa. Ambos se acompañan y sobreviven compartiendo la esperanza de salir de ese contexto de abuso y violencia. Cada día es más pesado que el anterior y poco a poco se van dando cuenta de que para cambiar de vida deberán tomar medidas que los alejarán de sí mismos.

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