SANTO DOMINGO. El Washington Post ha publicado un artículo perverso contra República Dominicana (http://www.washingtonpost.com/blogs/worldviews/wp/2015/06/16/the-bloody-origins-of-the-dominican-republics-ethnic-cleansing-of-haitians/).
“Hubo un momento en que la división entre los dos países se elaboró con sangre: la ‘masacre del perejil’ de 1937 es ampliamente considerada como un punto de inflexión en las relaciones haitiano-dominicanas. La masacre llevada a cabo por el dictador dominicano Rafael Trujillo, dirigida hacia los haitianos, así como a los dominicanos que parecían lo suficientemente oscuros para ser haitianos – o cuya incapacidad para rodar la “r” en perejil, la palabra española para el perejil, impuso la distancia”, dice el Washington Post.
Es cierto eso que dice el Washington Post, solo que es solamente una parte de la verdad. Falta la otra.
“El 1 de enero de 1804, mientras Jean-Jacques Dessalines proclamaba la independencia de Haití, comenzó en Santo Domingo el periodo francés, bajo la administración de Louis Marie Ferrand. En 1805, Henri Christophe y Dessalines tomaron la ciudad de Santiago y después se dirigieron a Santo Domingo con un numeroso ejército, pero ante la resistencia de Ferrand se vieron obligados a retirarse. Durante la retirada, numerosos pueblos de las bandas sur y norte se vieron reducidos a cenizas, y los habitantes que no pudieron huir a tiempo fueron masacrados.”, dice la compañera Wikipedia.
En ese momento comenzó todo. Los degollamientos en Santiago de los Caballeros y en Moca estuvieron a la orden del día en 1805.
“República Dominicana alcanzó la primera independencia en 1821 pero fue tomado rápidamente por Haití en 1822… Todos los niveles de la educación se desplomaron, la universidad fue cerrada, ya que los hombres jóvenes dominicanos de 16 a 25 años de edad fueron reclutados por el ejército haitiano, además fueron privados de alimentos. La ocupación de las tropas de Boyer, que eran en gran parte dominicanos, quienes no recibían paga tuvieron que dedicarse a saquear a los civiles dominicanos. Haití impuso un tributo al pueblo dominicano. Muchos huyeron de Santo Domingo a Puerto Rico y Cuba (ambos aún bajo el dominio español), Venezuela y otros países. Al final, la economía y la fiscalidad se hicieron más onerosas.
Con la llegada de Boyer a la parte oriental de la isla se abolió la esclavitud y se planteó una profunda reforma agraria. También se impuso el Código Rural, el cual prohibía que los antiguos esclavos salieran de las propiedades de sus amos sin el permiso del dueño y de las autoridades haitianas, efectuando así la nulidad de la liberación de los esclavos.
Además que el Código Rural de Boyer tenía implicaciones para la población de color dominicana que era libre, la cual era la mayoría de la gente de color, por lo que aumentó el descontento del régimen boyerista entre los dominicanos de todos los colores y clases. Con esto se da inicio a la Dominación Haitiana, el 9 de febrero de 1822. En la parte oeste de la isla se inician conspiraciones contra Boyer a partir de 1827, las que obligan a que salga al exilio en enero de 1843”.
Esa parte de la historia, fue expuesta en Wikipedia muy edulcoradamente, la violencia contra los dominicanos campeó por su respeto.
Campaña antidominicana
La actual campaña difamatoria contra el país es cruel, inhumana y muy interesada y manipulada por ciertos círculos de poder. Ahí se unen con entusiasmo revolucionario Francia, Estados Unidos, Venezuela y los países del Caribe. El colmo es que República Dominicana ni siquiera es miembro de Caricom. Y me temo que ha sido una posición de rechazo de los que mandan en ese organismo regional.
Este es el país más hospitalario del mundo. Y la pasión solidaria desatada cuando el terremoto haitiano es uno de los gestos más hermosos que un país haya hecho por otro. Soy testigo de eso. Para que se tenga una idea (estuve en Haití al tercer día del terremoto), en la fronteriza población de Jimaní, el presidente Leonel Fernández mandó a establecer (en el cuartel del pueblo), junto al helipuerto por donde entraron las primeras ayudas al país, una presidencia para que el gobierno haitiano pudiera continuar funcionando y coordinando las acciones de salvamento. Allí ondeaban dos banderas, la de RD y la de Haití. Y había hasta un sillón presidencial.
El 12 de enero de 2012 se inauguró la Universidad Henri Christophe, construida por el gobierno de la República Dominicana, en conmemoración de la tragedia del Terremoto de Haití de 2010. La universidad cuenta con una capacidad para unos 12 000 estudiantes aproximadamente, y fue construida en la comunidad Limonade, Cabo Haitiano, con una extensión de 144 mil metros cuadrados. Fue erigido con una inversión conjunta entre el estado y el sector privado dominicanos, de un monto de 50 millones de dólares estadounidenses.
Documentados e indocumentados
No me gusta meterme en estos temas, pero alzo mi humilde voz desde aquí, porque me parece que los países poderosos quieren hacer cargar a República Dominicana con un fardo demasiado pesado: Haití, con la enorme pobreza de ese país, después de haber sido esquilmado por Francia y demás metrópolis, los cuales quieren limpiarse las manos y echarle “ese muerto” a la otra media isla.
No estoy de acuerdo con la deportaciones de los que hayan nacido aquí y ni siquiera han estado nunca en Haití. Pero creo que es lógico e imprescindible que el país ponga sus reglas migratorias y que -como todo país minimamente organizado- instrumente el registro y documentación de los extranjeros que residen en el país.
Es cierto también que, en una parte de la ciudadanía dominicana hay ciertos sentimientos antihaitianos, derivados de los encontronazos históricos que han existido. También es cierto que dentro de los nacionales haitianos (incluso dentro de la clase política haitiana) hay parte de ellos con ciertos sentimientos antidominicanos. El mundo desconoce estas cosas.
A veces siento que al gobierno de Haití le es muy cómodo hacerse la mosquita muerta, sencillamente no documentando a sus nacionales. Así es muy cómodo, y además, echándole la culpa a República Dominicana. Me temo que el dinero que pueden haber dado algunos países, si es que lo han dado para eso, ha ido a dar a algunos bolsillos, pero no a la necesaria documentación de los haitianos, que en este caso son el jamón del sandwich.
Siento que República Dominicana no ha sabido defender e imponer su verdad en la arena internacional, salvo honrosas excepciones como aquella memorable intervención del presidente Danilo Medina en Cuba, durante la cumbre del CELAC donde le salió al paso al primer ministro de San Vicente y Granadinas, Ralph Everard Gonsalves.
Creo también que el gobierno dominicano ha tenido que contar hasta mil en más de una ocasión por tantas escaramuzas cometidas contra nacionales dominicanos en territorio haitiano, que tienden a fomentar la animadversión, el odio y una guerra entre ambos países.
El colmo es que Haití ha vetado la entrada de huevos dominicanos al país (claro que es su derecho), porque un periódico estadunidense ha escrito falsamente que en el país ha habido fiebre aviar. Cada vez que pueden tratan de cometer ese tipo de encontronazos para desangrar económicamente a República Dominicana.
Es cierto también que estos desencuentros han sido de lado y lado. Se ha dado el caso de intentos de linchamientos a nacionales haitianos indocumentados en determinadas zonas del país, porque un haitiano ha cometido un crimen contra una dominicana o un dominicano.
Según el Washington Post “Cassandre Teano , un oficial jurídico de las Open Society Foundations con sede en Nueva York, dijo que las comparaciones entre las acciones del gobierno dominicano y la desnacionalización de Judios en la Alemania nazi se justifican.
Al pedirle que explicara la comparación, Teano dijo que podía ver por qué ciertos grupos o personas sentían de esa manera porque la negación de la ciudadanía fue uno de los primeros actos perpetrados contra Judios en la Alemania nazi”.
No dicen lo mismo contra las deportaciones masivas diarias de Estados Unidos (se estima que unas 5,000 personas son deportadas diariamente de su territorio, según dijo en la TV Dominicana el abogado José Ricardo Taveras, quien fungiera como director de Migración de República Dominicana hasta hace pocas semanas. Tampoco dicen lo mismo de los cientos de africanos que son deportados cada día de Europa.
Diferencias
Mucha gente no entiende las diferencias culturales, idiomáticas, y de todo tipo, entre los haitianos y los dominicanos. Ni conocen los antecedentes históricos entre ambos países. Ni sus desencuentros; de los crímenes cometidos por los haitianos contra los dominicanos desde tiempos de Dessalines, de los crímenes cometidos contra los haitianos en tiempos de Trujillo. Y los ires y venires cotidianos de dos países que están obligados a convivir en una isla no muy grande.
A cada rato en algunas publicaciones periódicas o académicas sale a relucir la peregrina teoría de unir ambos países que comparten una sola isla. Quienes se prestan para este tipo de elucubraciones desconocen las características de cada nación, sus costumbres, sus orígenes, sus culturas, sus realidades.
En la República Dominicana viven 11.000 haitianos de forma legal y según estimaciones cerca de 1.100.000 residirían de forma ilegal, esto hace que la diáspora haitiana represente el 12% de la población de la República Dominicana, y el 25% de la fuerza laboral total, destacándose en los sectores de la agricultura y la construcción, donde representan el 60% y el 80% de la fuerza laboral respectivamente.
Luego del terremoto del 2010 unos 200.000 haitianos habrían entrado al país solo en los 10 meses posteriores.
En 2012, el Instituto Nacional de Estadísticas de la República Dominicana realizó la primera encuesta de inmigrantes y encontró que hay al menos 668 145 inmigrantes haitianos de primera o de segunda generación (apróximadamente el 7% de la población del país), es decir, que trata de solo inmigrantes e hijos, no incluye nietos ni bisnietos que podrían no tener un estatus legal en el país.
Dios quiera que no se produzcan excesos innecesarios. Ojalá que la sensatez impere. Creo que sería un gesto de justicia que el gobierno dominicano registre a los cañeros haitianos y a sus familiares nacidos en el país desde hace años. Se hace necesario que la comunidad internacional comprenda a profundidad las medidas del gobierno dominicano. Para ello, deberán poner al máximo los esfuerzos, en pos de explicar al mundo la verdad dominicana.
Lo juro, creo que es injusto que al país más hospitalario del mundo se le juzgue sin conocer su realidad, su historia y sus necesidades. Muchos me criticarán, otros estarán de acuerdo conmigo. Esta es mi opinión con absoluta honestidad.
Por último, el siguiente video “Los nuevos Dessalines” publicado en enero de este año en las redes sociales, llama a los haitianos a recuperar el territorio de la República Dominicana y a ejercer actos de violencia contra su población. El video ha sido publicado en momento de gran efervescencia y agitación política en Haití, llama igualmente a los haitianos a la “revolución y al cambio”.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).