Ilustración tomada de la portada del libro

SD. El pasado martes fue presentado durante un concurrido evento celebrado en el Hotel Real Intercontinental de Santo Domingo, el Análisis de situación en salud mental y atención primaria en República Dominicana, un informe de investigación realizado por un equipo de científicos dominicanos, que contaron con el apoyo de Population Services International (PSI) a través de Maverick Collective.

El equipo estuvo liderado por Dinys Luciano, y lo integraron Edna Nadal, Sonia Brito, Martín Negrete y la economista Ivette Contreras, cada uno con una tarea diferente. El libro presentado es una de las publicaciones con mejor estructura científica editadas en el país, lo cual es importante no solo para la comunidad académica, sino para toda la sociedad dominicana.

Además de la Descripción general del estudio, incluye un Análisis de contexto de la salud mental, Entrevistas a tomadores de decisiones, a proveedores de servicios, la observación de servicios de atención primaria, así mismo se refiere a grupos focales con subpoblacionales a nivel comunitario, discusión de resultados y recomendaciones.

En los anexos incluye una lista de gráficos y otra de cuadros, así como la explicación de Abreviaturas y acrónimos, entre otros.

Inversión en salud mental

Por falta de leyes no es. República Dominicana quizás sea uno de los países mejor pertrechado legislativamente sobre los temas más increíbles. De hecho, desde el 2006 existe una Ley de Salud Mental, que promueve la creación de programas que apoyen la salud mental de la población.

El informe da cuenta que eegún el Atlas de Salud Mental 2014, de la Organización Mundial de la Salud, el país solo destinó a programas de salud mental el 0,4% de su gasto en salud. El gasto en salud mental per cápita fue de tan solo US$ 0,09 en 2013 ($4,9 pesos dominicanos), mientras que el gasto total per cápita en salud alcanza los US$ 315 (15,579 pesos dominicanos). En el caso de los países de ingreso medio alto (como República Dominicana), la mediana del gasto per cápita en salud mental es de US$1,96. Para el caso de los países con ingreso alto, la mediana es de US$58,73.

El informe se refiere a los daños económicos que ocurren en la sociedad producto de la falta de tratamiento a los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias, donde las personas afectadas no solo pierden productividad sino bienestar.

El objetivo de ala investigación es estimar lo que pierde el país por no tratar las enfermedades mentales.
De acuerdo con el análisis, las enfermedades mentales causan una pérdida de US$68 per cápita (3.418 pesos dominicanos) al año. Para tratar estas enfermedades únicamente se invierten US$0,9 (solo un 1,32% de lo necesario). Los países con ingreso alto han entendido la importancia de la salud mental, por lo que la mediana del gasto per cápita en este rubro es de US$58,73.

Cita una serie de documentos, en los que calculan los años de vida saludables perdidos ajustados por discapacidad.

Tras reflejar el gasto de gobierno en salud mental per capital en el 2013, concluye que el costo per capital es mayor para los trastornos de depresión (32%), seguido de los de ansiedad (24%).

«Las mujeres tienen una mayor pérdida per cápita para enfermedades como la depresión y la ansiedad. Los hombres muestran mayores pérdidas en consumo de drogas y alcohol. Por consiguiente, cualquier política que busque reducir los costos asociados a la falta de tratamiento de estas enfermedades mentales deberá tomar en cuenta estas diferencias por sexo», dice el informe.

Para el equipo de investigación es vital que exista un enfoque en la prevención de los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias, ya que al tratar estos trastornos en sus primeras etapas se pueden obtener mejores resultados con menor inversión.

«Las personas que reciben atención primaria en salud mental tienen una evolución más favorable que aquellas tratadas en hospitales psiquiátricos. El aumento de la inversión pública para integrar la prevención y la atención en el primer nivel contribuirá a obtener mejores resultados mediante la detección temprana de trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias, con la posterior aplicación de tratamientos integrales que toman en cuenta las necesidades de salud mental y física. Al mismo tiempo, se reducirá el riesgo de estigmatización, discriminación y violaciones de los derechos de las personas afectadas», afirma el informe.

Para los investigadores, no obstante, el país ha avanzado hacia nuevas metodologías de cooperación entre el sector estatal y el sector privado, como por ejemplo, en el tema de los enfermos mentales que deambulan en la calle.

A su vez llaman a realizar nuevos esfuerzos «para articular al sector privado en temas como la incorporación a puestos de trabajo de personas con algún trastorno», así como actividades de prevención a nivel comunitario para contrarrestar la pérdida causada por estas enfermedades.

En conclusión, la inversión en la prevención y la promoción de la salud mental son vitales para aumentar la calidad de vida de las personas y reducir la carga fiscal que su desatención genera.

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