Ilustración del experimento (Tomado de la página oficial de SCoPEx)

SD. Cuatro expertos de la Universidad de Harvard están envueltos en un proyecto que para muchos puede parecer cosa de locos, y a otros tanto del área de la futurología. Pretenden crear sombras artificiales a 20 kilómetros de altura para luchar contra el cambio climático.

Se trata de Stratospheric Controlled Perturbation Experiment (SCoPEx), un experimento cuyo líder es el profesor de Química y Química Biológica de Harvard Frank Ketusch, junto a los expertos David Keith, John Dilema y Lizzie Burns.

Los expertos pretenden crear escudos de sombra artificial en la atmósfera que sirvan para reflejar la luz solar, enfriando así la temperatura del planeta en lugares puntuales dónde los efectos del calentamiento global puedan ser más devastadores.

El proyecto planea liberar hielo (agua congelada) para asegurarse de que los instrumentos funcionen correctamente. Más tarde, planean liberar carbonato de calcio, un polvo mineral común. También podrían liberar otros materiales como sulfatos en respuesta a los intereses científicos en evolución.

«Este es un experimento científico que (esperamos) mejore el conocimiento de algunos aspectos de la física y la química de aerosoles estratosféricos relevantes para la geoingeniería solar. Este conocimiento mejorará los modelos a gran escala (que en última instancia dependen de las observaciones físicas) que a su vez mejorarán las estimaciones de la eficacia y los riesgos generales de la geoingeniería solar. Esto puede parecer una distinción ociosa, pero es importante. No estamos, por ejemplo, probando si es posible dispersar la luz solar de regreso al espacio, porque no hay una incertidumbre científica significativa sobre esa pregunta», dicen en la página del experimento.

«Este experimento nos ayudará a aprender más sobre la eficacia y los riesgos de la geoingeniería solar. Los modelos de computadora y el trabajo de laboratorio nos dicen cosas muy útiles sobre la geoingeniería solar, pero al igual que con todos los demás aspectos de la ciencia ambiental, los modelos de computadora descansan en última instancia en las observaciones del entorno real. Medir las formas en que los aerosoles alteran la química estratosférica puede, por ejemplo, mejorar la capacidad de los modelos globales para predecir cómo la geoingeniería a gran escala podría alterar el ozono estratosférico», aseguran.

 

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