Patricia Pereyra en pleno concierto (Captura de pantalla)

A tí, un poema de Elza Báez sirvió de telón al concierto Laguna de rosas, ofrecido en la noche de ayer, por la intérprete dominicana Patricia Pereyra, una de las voces más intensas y dramáticas de la música dominicana, quien inició su concierto con el tema Ven cuando quieras.

Si Ud. es de los que admira su música, sepa que es un privilegiado. En estos tiempos de desmadre, de perreo con niños, de padres ignorantes, de cafés al rostro, de una niña que comenzamos a olvidar en el fondo del mar, asistir a un concierto aunque sea virtual, de esta artista, es asistir a un compromiso de renovación de la vida con el buen gusto, con la Poesía, con valores que a veces pensamos que se van olvidando.

Pat y su banda desarrollaron un concierto bien concebido, que duró una hora (Captura de pantalla)

La cantante Patricia Pereyra, nacida y residente en Santiago de los Caballeros, armó desde allí su tinglado en un escenario cubierto de pantallas led y un arreglo vegetal detrás de ella, sentada al centro del escenario, a cuyas espaldas estaba el baterista.

Buena iluminación, excelente concepto, buena sonorización, caracterizaron el concierto donde interpretó además Angel y Azul, los temas segundo y tercero, siempre con la capacidad histriónica, de quien es dueña de una voz de registro amplio y seguro.

El segundo poema, Gigante azul, de Martha Rivera Garrido abrió el camino al próximo elemento del concierto, que fue de lo etéreo a lo liquido, de ahí a lo terrenal, y de ahí otra vez como en el cierre de un ciclo bien concebido, al espacio.

Patricia Pereyra es histriónica, y actúa sus canciones (Captura de pantalla)

Patricia cantó En el mar, Agua clara y Pies de lluvia, para realizar un nuevo cambio de elemento natural con el fragmento del poema Por la orilla de un milagro de Eduardo Díaz Guerra.

Entonces interpretó Tierra para luego hacer El canto de la ciguapa, «…Ay, luna sin pies…», cantaba Patricia Pereyra, creando un ambiente mágico, apoyada en el arreglo del tema, a ritmo de balada rock, con algo de world music.

Después llegó el cuarto poema, la cuarta cortina, el cuarto ambiente, con el fragmento del poema de José Mármol, La montaña del ángel.

Que sirvió de antesala de La nana de la Luna, otra balada rock: «La Luna se oculta y crece…la Luna crece y crece», con un arreglo interesante donde el acento mayor está en el trabajo del teclado y el violín.

Nueve canciones después y cuatro poemas llegó a su fin el concierto por el precio de RD$500. La banda acompañante para Laguna de rosas fue compuesta por Isaac Hernández en la guitarra, Aronis Raposo en los teclados, Eduard Olivo en el bajo, Arturo Saleta en la batería e Ivanova Casimiro en el violín, que fue a la primera que presentó la cantante antes del poema de Mármol.

Pat es uno de los artistas de mayor trascendencia nacional, y aunque ha tenido cierta trascendencia internacional, esta ha sido poca para su gran potencial (Captura de pantalla)

«Muchísimas gracias a todos por haber estado en este concierto», dijo Pat. Agradeció al Banco Popular, por el patrocinio. Dio gracias a Gina Silvestrina, Milagros, Altagracia, a todos…, dijo. Y subieron los créditos.

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