Volanta con calesero en La Habana, cirse 1870 (Foto: anónima)

¿Qué bolá asere?, o, ¿asere, qué bolá? No sé cuantos años llevo investigando esta frase, o saludo entre los jóvenes cubanos de ayer y de hoy. Es un saludo netamente habanero.

Pichardo desde 1836 le daba el significado de bola al hecho de estar o meterse en bola, mezclarse o tomar parte en alguna diversión o negocio de otros, amén de significar mentira, noticia falsa o dudosa.

Todavía en la segunda mitad del siglo XIX, todo baile que no fuera de salón era llamado baile de la gentualla o de la chusmería. El calesero (uno de los negros o mulatos que corrió con mejor suerte) jugó un papel fundamental en la evolución de esta frase, porque era quien transportaba a los jóvenes blancos hacia los diferentes bailes o fiestas que se celebraban en las casas de La Habana. Y mientras los amos se divertían, ellos formaban rumbantela con el tiple (1), o la cuarta de cuero labrado (2), que percutían sobre el pesebrón del quitrín (3), e intercambiaban información sobre la próxima bola, es decir la próxima fiesta o convite.

La mayoría de estos caleseros eran negros criollos acurrados o ñáñigos afiliados a las potencias abakuás, donde se originó la voz asere de la Lengua efik. “Yo saludo en lengua”, lenguaje que era un bodrio de vocablos chapurreados que desfiguraron, pero a la misma vez enriquecieron el castellano.

“¿Qué bolá asere?, o, ¿asere, qué bolá?

Y para terminar los dejo con un pasaje de la época a la cual me refiero “Desde las siete de la noche, ocupaba ya el zaguán de la casa (4), la orquesta (5), cuyos timbales resonaban a intervalos, a manera de aviso preventivo; haciendo que se agolpara la gente en la calle, ávida de participar de algún modo de la bola que allí estaba armada” (6).

(1) El tiple era una guitarra pequeña de voces muy agudas.
(2) La cuarta era la fusta que azotaba una de las cuatro partes en que se dividía al cuadrúpedo, en este caso el caballo.
(3) Quitrín, el carruaje netamente cubano que sustituyó a la calesa, sin importar que al cochero se le siguiera llamando calesero.
(4) Zaguán, la cochera cubierta dentro de las casas para guardar el carruaje, está inmediato a la puerta de la calle. Hoy conocido también como garaje.
(5) La orquesta en ese tiempo fundamentalmente la constituían los negros y mulatos
(6) Cuadros de Costumbres cubanas. Francisco de Paula Gelabert. Habana 1875. Pág 32.

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