Carmen Heredia Viuda Guerrero en su despacho de ministra (Foto servida)

Ayer lunes, la nueva ministra de Cultura doña Carmen Heredia Viuda Guerrero, asumió su cargo al frente de uno de los ministerios más golpeados por la pandemia del coronavirus.

Llegó a una edificación sin condiciones prácticamente para trabajar, afectada por trabajos de remozamiento dejados a medias. Sobre su buró de ministra una computadorcita ñeñeñé que parecería de atrezzo.

En la mayoría de las áreas ni siquiera se puede trabajar, avisan a NC desde el ministerio fuentes confiables. El Auditorio Enriquillo Sánchez, convertido en almacén.

Las posibilidades de, aunque sea, trabajar a medias son casi una utopía.

Además de la pandemia, sobre el sector de la cultura de cebaron la inercia, la inopia, la abulia, como invasiones de langostas que llegaron en el 2016 y nunca terminaron de salir. No se debe hacer ceniza de tronco caído, pero duele el daño hecho. Y constatar que se mintió mucho y se abusó y se retrasó el desarrollo cultural por varios años, es una verdad que sigue doliendo. Un crimen de lesa cultura.

Dejar todo a medio hacer: lo mismo los museos que la edificación del propio ministerio. Cuánto desencanto. Como en el Ministerio de Educación. Sin planes de estudio, ni el programa del curso que debe comenzar la semana próxima. Es cuando uno se pregunta ¿Qué necesidad hay de irse así, dejando una estela de vergüenza y asombro por el empecinamiento de hacerle daño, no al gobierno nuevo ni al partido que llegó al Palacio, sino al pueblo?

Ahora, además de luchar por hacer funcionar el ministerio más golpeado por la pandemia, hay que desviar la atención a tratar de crear condiciones para poder trabajar.

Hay que rogar que pase esto rápido y que se puedan conseguir medios para finalizar los trabajos de ‘remodelación’  de un cascarón obviamente que hizo aguas por dentro, hace mucho.

Energía y creatividad redoblada para doña Carmen Heredia y sus colaboradores.

Ojalá que acaben de salir los decretos de los viceministros, ojalá que llueva café en el campo, oh pandemia, ojalá pase algo que te borre de pronto.

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