Máximo y Emelyn Baldera con sus hijos junto al presidente Fernández (Fuente Externa)

SD. Máximo Jiménez es uno de los periodistas del área cultural que más se ha superado en la ultima década. Tras pertenecer al staff de Diario Libre, fue editor de El Caribe, presidente de Acroarte y actualmente tiene su propia publicación digital. Alguna vez quien suscribe le comentó la necesidad de leer. Y desde entonces no se detuvo hasta convertirse en escritor.

La gran Aventura de la bachata urbana, publicado por Editora Funglode, es su primer libro, y acab de ser presentado en un acto celebrado en el auditorio Juan Bosch de la Biblioteca Nacional, al que asistió el presidente de Funglode y expresidente de la República Dr. Leonel Fernández.

El libro, con prólogo de José Rafael Lantigua, aborda el tema de la bachata urbana, su nacimiento y devenir, desde que se juntaron Romeo, Henry, Lenny y Max Santos para conformar el legendario y desaparecido grupo Aventura.

«República Dominicana tuvo en Aventura la expresión más importante tanto a nivel nacional como internacional, que tuvo el ritmo nacional durante su historia», dijo el periodista en el acto. «El cuarteto liderado por Romeo fue un fenómeno que influenció a muchos otros artistas jóvenes, vendió millones de discos en todo el mundo y ganó casi todos los premios de mayor prestigio en el campo de la música».

Máximo Jimenez firma su libro

En sus palabras, Lantigua atestiguó que Máximo escribió la historia de este grupo y lo hizo «bajo una prosa templada, precisa, aderezada con una investigación audaz que le llevó a todos los entresijos de ese extraordinario fenómeno musical. Desde los inicios en el Bronx neoyorquino hasta la despedida del grupo, a modo de addendum de toda su historia, en el Madison Square Garden».

A su vez, calificó el libro como0 calificó el libro de Máximo Jiménez como «una joya de la bibliografía artística nacional, donde son escasas las bibliografías de personalidades y grupos de nuestra historia musical. Esta obra debería ser referida obligada de sociólogos, periodistas, cronistas de arte, historiadores y estudiosos de las ciencias sociales», aseguró.

El lanzamiento estuvo aderezado por la presencia musical de Luis Segura, Manny Cruz y la joven cantante y músico Maxlyn Jimenez Baldera.

Jiménez es crítico de música y cine, y también fue subeditor del Suplemento Cultura, cuando laboraba en el periódico El Siglo en 1997; trabajó en el portal enel.net, a fines de los 90, laborando como editor de contenidos. Desde septiembre del 2012 dirige el diario digital photonews.do. Actualmente publica sus críticas musicales en el Listín Diario.

Palabras de Máximo Jimenez

Buenas noches.

Doctor Leonel Fernández, ex presidente de la República y presidente de la Fundación Global, Democracia y Desarrollo.

Artistas y amigos todos.

Los orígenes de la bachata, contrario a como sucedió con otros géneros musicales, se pueden identificar con claridad tanto en el tiempo como en el espacio. En el tiempo: principios de los años 60. En el espacio: en esta República Dominicana que parió desde las entrañas y el entorno urbano dos ritmos candentes como el merengue y eso que al principio se le llamó «música de amargue».

Sus influencias directas provienen de la canción y el bolero. Sus principales cultores, exponentes de valentía artística que bebieron de las aguas románticas de este Caribe con sabor a gloria. Sus pioneros tienen nombre y apellido: primero José Manuel Calderón y casi simultáneamente, Luis Segura –a quien escuchamos hace poco interpretar la «Pena» que tantas alegrías le han dado a su carrera musical– y finalmente, Leonardo Paniagua.

Pero mi admirado José Rafael Lantigua, en sus palabras de presentación, hizo un recorrido detallado sobre esa generación que cargó sobre sus hombros el peso pesado de la bachata de los pioneros. Tras las huellas de Calderón, Segura y Paniagua se produce el surgimiento de una generación ingeniosa, jóvenes artistas un poco más arriesgados y atrevidos.

Casi tres décadas después, aparece en la escena Luis Vargas, un inquieto guitarrista con imagen de rockero y juventud rebelde que gracias a su estilo y sus éxitos trepidantes, amazó fortuna y labró una fama que influenció a muchos otros aspirantes a bachateros con deseos de ganar trascendencia y notoriedad.

Como siempre, la mayoría de esos artistas duraban poco tiempo en el mercado. Y los que aplicaron en parte la fórmula de Vargas, tuvieron la dicha de conectar con un nuevo público muy distinto al que escuchaba y bailaba «amargao» las canciones de José Manuel Calderón, Luis Segura y Leonardo Paniagua. Tiempo al tiempo. Música del barrio. Detrás de Luis Vargas vinieron Raulín Rodríguez, Anthony Santos y poco después Frank Reyes.

Nombres propios que escribieron con notas notables canciones que le dieron una nueva dimensión a la bachata. «Volvió el dolor», «Nereyda», «Voy pa’allá» y «Tú eres ajena» se convirtieron en los grantes éxitos de nuevos exponentes que en los años 90 doblegaron la popularidad de los ritmos tropicales consagrados y santificados con la bendición del público.

El tercer gran momento de la bachata tradicional se produce con el éxito de «Mesita de noche» y otras canciones más estilizadas de Víctor Víctor, por ejemplo, o las canciones inmortalizadas por Sonia Silvestre en su célebre producción discográfica Yo quiero andar, de 1994.

Pero la internacionalización de nuestra música protagonista de esta noche, se debió a un grande no solo de estatura sino también a un genio ingenioso que en el interín produjo el disco soñado de cualquier artista: Juan Luis Guerra.  En diciembre del 1990, el mercado discográfico recibe a todo lujo su Bachata rosa, tiempo de Burbujas de amor, Como abeja al panal y Estrellitas y duendes.

De esta manera, tenemos a los artistas que sembraron la semilla a principios de los 60, la generación de Luis Vargas, Anthony Santos y Raulín Rodríguez y la bachata rosa de los 90. Todo eso transcurría, mientras en el Bronx de Nueva York cuatro tinellers andaban por rumbos separados, aunque unidos por el deseo de cantar y ofrecerle al público una dosis musical totalmente diferente a lo conocido en ese entonces.

Los hermanos Lenny y Mickey Santos soñaban mientras creaban el grupo Sueños, una suerte de banda rockera sin un horizonte definido sobre sus aspiraciones. Más tarde, se sumaría Anthony Santos, quien más tarde se convertiría en el chico de las poesías y, finalmente, Henry Santos, completaría el cuarteto que va a provocar el cuarto y último momento generacional que se ha producido en la bachata.

El grupo Sueños pasa a llamar los Tinellers a sugerencia de Anthony y bajo este nuevo nombre publican en el verano de 1996 el disco Trampa de amor. Poco o nada sucedió con sus primeras canciones. En 1999, ya con el nombre de Aventura, publican en noviembre Generation Next, y allí se incluían tres canciones con las características imprescindibles que dio origen a un nuevo estilo: nace en ese momento la bachata urbana.

La gran Aventura de la bachata urbana no es tan solo la historia de este fenómeno musical. Pero tampoco deja de serlo. En tan solo 15 años, Aventura inició con el bombazo musical «Obsesión» el camino sin retorno a una fama y un reconocimiento envidiable, con una música que inspiró a muchos jóvenes diseminados por el mundo que querían alcanzar lo inalcanzable.

En 15 años y con tan solo seis producciones discográficas de estudio, Aventura hizo lo suficiente para ganarse un lugar preponderante en la historia de la música. Antes de su separación en marzo del 2011, vendieron millones de discos a nivel mundial, llenaron teatro, arena y estadios en América Latina, Europa y Estados Unidos. Sus canciones sirvieron de banda sonora para películas en Alemania. Su canción se hizo una obsesión.

De todas las premiaciones importantes en el mundo, solo el Latin Grammy le faltó conquistar. En República Dominicana iniciaron un recorrido por los premios de Acroarte que en el 2003 le mereció el de Revelación del año y concluyeron en el 2010 ganando el Soberano, la máxima distinción de dichos galardones. Premios Billboard, Latin Billboard, Lo Nuestro a la Música Latina y Premios Juventud reconocieron sus logros durante toda su carrera.

Como si fuera poco, en febrero del 2011 en la entrega número 52 del Festival de Viña del Mar en Chile, Aventura ob tiene dos Antorchas (oro y plata) y dos Gaviotas, también oro plata, un hito en el prestigioso evento latinoamericano.

La bachata urbana, esa que crearon estos cuatro tinellegers a finales de los 90, llegó hasta la Casa Blanca, en ese entonces residencia de los Obama, donde Barack les dijo, muy orgulloso: «Ustedes actúan como si yo no supiera lo que es la bachata». Palabras que motivaron el orgullo dominicano dentro y fuera de nuestra patria chica.

Los de Aventura no se aventuraron y fueron a lo seguro. Quizás sin proponérselo, ya que sus primeras canciones no distaban mucho de la bachata tradicional, pero tuvieron la visión de hacer lo mismo pero de una manera diferente. Como siempre, los grupos se desintegran. El rompimiento de lo que significó este fenómeno musical sucedió inesperadamente, aunque no sin antes fraguar un legado artístico muy difícil de equiparar para quienes vengan después.

No quisiera terminar estas palabras sin agradecer a ese magnífico equipo de la Editora Funglode que dirige Noris Eusebio. Estupendo trabajo, gracias a Clara, Paolat y a José Rafael Lantigua, principalmente. Hacen tanto con tan poco. Sentido agradecimiento para el presidente Fernández que desde que se enteró de este proyecto aprobó con entusiasmo su edición.

En sus manos, pues, dejamos nuestro libro La gran Aventura de la bachata urbana. Allí, conocerán un poco más al detalle esta historia que tiene sus historias y que cerramos en un punto donde Henry, Mickey y Lenny andan experimentando a ver qué sucede, mientras Romeo Santos está de gira cosechando nuevos éxitos. Salió al ruedo en el 2011, anda vendiendo millones de discos, sumando éxitos, ganando premios… todo eso en tan solo siete años de carrera de manera independiente. Pero ese es un tema para un nuevo proyecto.

Muchas gracias y buenas noches para todos

(Máximo Jiménez)

Esperamos tu comentario

Deja un comentario