Karina Pasián recibe el abrazo de Alejandro Sanz

Cantar es esto. No la porquería que hacen quienes se dedican a escandalizar porque no hacen música. Necesitan del desenfreno y la desvergüenza, del estrépito y la bufonada porque no tienen la más mínima idea de qué cosa es música. Música es esto. Karina Pasián.

Ha ocurrido hace unas horas en la versión española de La Voz, donde los coach son nada más y nada menos que Pablo Alborán, Luis Fonsi, Malú y Alejandro Sanz.

Karina Pasián nacida en Nueva York, es hija y orgullo del dominicano Rafael Pasián. La primera vez que se dio a conocer en República Dominicana fue, si la mente no falla, en 2012, bajo la rúbrica de quien suscribe este texto.

Ahora ha sido muy emotiva su aparición en La Voz, porque su jefe es nada más y nada menos que el propio Alejandro, y no sabía que ella concursaba. Karina, que anda enamorada por Barcelona, es corista de Sanz desde hace dos años. Y cuando él la escuchó y se viró que la vio, le dijo a Luis Fonsi, admirado «¡Canta conmigo!».

 

Su primer disco estuvo nominado a los Grammy Awards. Pero hubo un momento en que Karina podía haber volado muy alto y no voló. Algo sucedió. Necesitaba reencontrarse. Se perdió. Se fue. No estaba. O sí, pero en ella.

Reapareció de corista de Alejandro Sanz, con quien ha ido aprendiendo lo que es girar. Porque Karina está desde muy pequeña en estas lides y se la han disputado desde el mismísimo dueño del Olimpo de la música Quincy Jones, hasta ahora Malú, Pablo, Fonsi y Sanz.

Su actuación en La Voz España, en las actuaciones a ciega, es un bonito regalo para fin de semana. Cantó «Imagine», de Ariana Grande. Ha madurado. Y ahora sí, puede volar cuando le dé la gana.

Esto es música, papá, ¿lo demás? Lo demás es área verde.

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