Luis Alberto sentado, Ashley su esposa y sus hijos, mientras reciben apoyo de la Fundación Equidad y Justicia Social (Foto servida)

El 26 de noviembre del 2020, en medio de la pandemia, Luis Alberto Rosario se despertó como de costumbre, a eso de las 4 y 20 de la madrugada, se aseó y salió en su motor rumbo al trabajo. Le tocaba entrar a las 5:00 de la mañana para comenzar a recolectar la basura allí en Sábana Perdida.

Antes de llegar al lugar un carro se le atravesó, lo atropelló y le dejó abandonado. Alguien llamó al 911 y lo llevaron al Hospital Ney Arias Lora. Llevaba nueve meses en la empresa como chofer de un camión recolector de basura.

La vida le cambió a Luis Alberto y con él a su esposa Ashley Dayana Peña y a sus tres hijos.

«La ruta mía era aquí mismo en Sábana Perdida, todas las calles 21 , 22, 23, 24, 25, 26…» cuenta Luis Alberto, un hombre que habla con el corazón en la mano, humilde y sincero.

«Estuve dos meses interno, en el Ney Arias Lora. En el hospital cogí la bacteria. La última operación de injerto me la hicieron hace 15 días. En el último cultivo no me dieron el resultado» dice. Asegura que siente que está mejorando, a pesar de que la pierna en vez de secarse para que el injerto se siembre, permanece húmedo.

Luis Alberto, de pie, con bastón

Luis Alberto es un hombre sincero, positivo, luchador, de fe en Dios, convencido de que las cosas pasan por algún propósito que tiene Dios.

«Del injerto no me dan mucha esperanza», dice de pasada después de haber dicho que  siente que está mejorando. «Me rasparon la piel y me quitaron piel del muslo y me la injertaron en la zona donde la bacteria, pero el pie me está dando humedad», dice como pidiendo permiso para no molestar.

Ahora algún compañero de trabajo le ha avisado que la compañía privada EMA donde trabaja y que daba servicios de las recogida de basura en Santo Domingo Norte, va a cerrar porque el Ayuntamiento le quitó el contrato y ya han liquidado como a 40 trabajadores. Luis Alberto desconoce cuál será su futuro.

El accidente del cual tiene acta policial y todo le cambió todo. «No trabajo, tengo tres niños chiquitos, el más grande tiene 3 años, la mediana 1 año y 8 meses, y la más chiquita tiene 7 camino a 8 meses».

La Fundación Equidad y Justicia Social ha estado ayudando a esta familia, y le han llevado alimentos para 15 días y realizaron un levantamiento de sus necesidades. El presidente de esa fundación, Fidel Lorenzo Merán, acompañado de otros miembros de esta los visitaron y recaudan dinero para poder pagar lo que se debe del alquiler, entre otras acciones. Ahora la Fundación Solidarios EQ, se suma a la ayuda visibilizando la situación de Luis Alberto, Ashley y sus niños y realizando una donación para aportar al pago del alquiler, entre otros.

Luis Alberto y su niña más pequeña (Foto servida)

La situación de Luis Alberto es muy mala económicamente, lo había dicho anteriormente la periodista Laura Jiménez, vicepresidenta de la Fundación Equidad y Justicia Social a Marlen estrella directora ejecutiva de la Fundación Solidarios EQ.

Según el propio Luis Alberto: «Debemos 10 meses de casa (pagan RD$5,000 al mes de alquiler). Estamos con mucha necesidad, con falta de medicinas, vitaminas, pampers, alimentos. Tengo todo una rutina en el médico. Voy interdiario al médico, me gasto 400 pesos; solo gasto en transporte porque el seguro cubre. Pero los medicamentos no los cubre, aunque para ser honesto, ahora mismo no tengo medicamentos puestos».

«Si la pierna deja de darme humedad, según el médico la pierna se me cura en dos o tres meses. Me da esperanza. La piel mía es la que tiene que responder», expresa.

No se sabe si este miércoles han comido algo. Uno no pregunta. La niña llora, la del miedo le da un beso a papá y el niño va a jugar para allá, que papá está hablando por teléfono.

Ashley antes trabajaba, pero desde que tiene los niños no puede trabajar. Fue ella quien dijo a Nota Clave que tuvieron que vender todo. El televisor, las camas de los niños, los muebles, la batería, la nevera (aunque una hermana le regaló una arrumbada que casi no sirve). Alguien les regaló una estufa nueva. «Tuvimos que venderlo todo, porque los costos de las medicinas eran de 20 mil, 30 mil pesos. Ante ese ponía dos inyecciones diarias de a mil pesos».

Vuelve Luis Alberto y tercia: «periodista, yo soy un hombre conformista, humilde, de familia, no tengo maldad, y cuando me ponga bien vuelvo a trabajar, yo tengo licencia categoría 4 y puedo manejar cualquier camión».

Quienes deseen aportar a la causa pueden hacerlo a través de la cuenta de ahorro de la Fundación Equidad y Justicia Social en el Banreservas, no. 9601268882

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