Estudiantes de la PUCMM de La Semana Mas Corta (Fuente externa)

La industria cinematográfica dominicana hace rato pasó del kinder al bachillerato y de ahí a las licenciaturas e ingenierías. Ahora pide a gritos otro nivel académico. Muchos de nuestros jóvenes vinculados a la industria han cursado estudios superiores en Inglaterra, Estados Unidos, Argentina, México, Francia o Cuba.

Por estos días el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) ha dado a conocer que las becas internacionales tendrán una inversión superior a os mil millones de pesos y que entre las universidades colaboradoras está incluidas academias de España, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Cuba, Italia, Venezuela, Canadá, Australia, México, Brasil, Suiza entre otras.

Igualmente ha dado a conocer el largo listado de especialidades a estudiar, algunas pocas de ellas relacionadas con la cultura, sobre todo desde el ámbito del turismo, o desde la educación de las artes visuales, por ejemplo, pero muy pocas o casi ninguna directamente con el arte en sí mismo.

La carencia ha hecho que un grupo de jóvenes cineastas agrupadas en Femujer hayan lanzado a través de las redes, con todo derecho su preocupación, dirigida a DGCine, Adocine y al MESCyT, ya que en el país no existen cursos de posgrado que les permita un mayor desarrollo en el área específica de la carrera de cine.

Con mucha razón analizan que la industria del cie en República Dominicana va en aumento positivo y cada vez más necesita de profesionales mejor preparados científica y académicamente que a su vez hagan crecer el prestigio de la industria del país.

Concretamente y con toda razón preguntan por qué no hay ofertas de master o doctorados para los profesionales del cine; qué pasa con aquellos que quieren especializarse en dirección cinematográfica, dirección de fotografía, diseño de moda, edición y montaje, dirección de arte, producción cinematográfica, distribución cinematográfica etc.

Y finalmente se preguntan si es que acaso los profesionales del cine no tienen los mismos derechos de superación que otras especialidades en el país.

Aunque la solución a estos problemas está solamente en manos del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Técnica, institución estatal que puede lograr este tipo de convenios con universidades con las cuales logra acuerdos de validación académica, Nota Clave indagó sobre el tema con la directora general de Cine, Marianna Vargas Gurilieva, quien expresó: «La DGCINE tiene dentro de sus objetivos principales incidir en el fortalecimiento del Capital Humano dominicano, uno de los tres pilares de la industria. Dicho esto, dentro de las estrategias que hemos adoptado, ya habíamos hecho un acercamiento con el Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología (MESCYT) para suscribir un acuerdo que contendrá la inclusión de programas en cinematografía, tanto nacionales como internacionales, donde los interesados podrán beneficiarse en la obtención de becas».

«La formación del Capital Humano es sumamente importante, considerando el crecimiento exponencial de la industria cinematográfica dominicana, sobre todo en los últimos 12 meses. Tan solo con proyectos extranjeros que vienen a rodar a nuestro país, para este año se espera un ingreso a la economía de más de 200 millones de dólares, además del continuo crecimiento de la producción local que dinamiza unos 2 mil millones de pesos al año», afirmó la joven y experimentada abogada.

Marianna Vargas Gurilieva, directora general de Cine de República Dominicana (Fuente externa)

Obviamente dentro de la industria cinematográfica dominicana hay especialidades que necesitan mucho más que otras una rápida respuesta, es por ello que según Vargas «Adicionalmente, la DGCINE, mediante una encuesta llevada a cabo a nivel nacional, ha identificado cuáles áreas deben fortalecerse e impulsarse a través de la formación. Los resultados arrojaron el estado actual a nivel cualitativo y cuantitativo del Capital Humano, lo que nos permitirá enfocar los entrenamientos en aquellas áreas de mayor demanda y urgencia».

La respuesta definitiva a estas necesidades parece estar en la mesa del ministro de Educación Superior, Ciencias y Técnica, Franklin García Fermín y en su indiscutible buena voluntad para buscar soluciones a estas necesidades.

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