Johnny Ventura, por siempre (fuente externa)

Johnny Ventura era inmortal. Nunca pensé en la posibilidad de este día. El Caballo mismo me había dicho que el día que Benny Moré murió, ese día sintió como si se le hubiese muerto su padre. Eso mismo siento yo ahora, que intento escribir algo a su altura.

Nos unía una amistad basada en la admiración, el respeto y el cariño sincero. Tuve el privilegio de viajar con él a Cuba la primera vez que lo hizo. Allí fue recibido como el ídolo de todo un pueblo y recibió los premios dentro de la música más importantes, incluso premios creados especialmente para él.

Cuando nos conocimos él no sabía que yo lo conocía desde hacía años. Fue en el primer lustro de los años 70 del pasado siglo. Eran los carnavales de Manzanillo, la ciudad al oriente de Cuba. Yo iba bajando de regreso a mi casa cuando me atrapó su música en un quiosco donde apenas quedaban par de cervezas, pero a través de una radio rusa de baterías se escuchaba la voz de El Caballo Mayor. Fue la primera vez que amanecí fuera de mi casa.

Cuando lo conocí -¿fue Luis Medrano que nos presentó o fue en la redacción de Diario Libre?- supe que había conocido no solo a un artista único que era parte de la historia de la música popular, sino a un amigo.

Johnny era, además del mejor merenguero que ha existido, un hombre comprometido con la justicia social y con su Patria. Era un caballero.

República Dominicana ha perdido a El Caballo Mayor, al «único negro que echa miel por los poros», a uno de los artistas más carismáticos que ha tenido, salido del fondo de la pobreza que llegó a convertirse en un ídolo internacional. El Caribe ha perdido a uno de sus artistas más influyentes a innovadores, un artista multigéneros que si bien revolucionó y tuvo el merengue como estandarte, fue capaz de asumir el bolero, el son, la guaracha, el bugaloo, la guajira, entre otros géneros.

El Caballo se va con varios planes. Hace pocas semanas, apenas un mes, mientras conversábamos de la situación entonces explosiva de Cuba, se me ocurrió que podría ser interesante producir un álbum dedicado a la música de Santiago de Cuba, ciudad que admiró y donde se presentó por primera vez en la isla vecina. Johnny fue más allá: «¿y por qué no hacemos un álbum doble: uno a Santiago de Cuba y otro a Santiago de los Caballeros?»; enseguida comenzamos a trabajar en ese proyecto, que ya nunca será posible.

He perdido uno de mis mejores amigos. Mis hijos lo conocieron y admiraron. Su personalidad y su música ya son leyenda. Dios lo acoja en la Gloria. En el cielo se baila merengue por estos días.

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