Ha sido Jordi Évole quien lo ha logrado. El poeta Joaquin Sabina ha reaparecido un poco más envejecido, con la voz más insegura -si se puede- y quizás algo asustado de lo que está pasando afuera.

El autor de Lo niego todo, ha dado la cara otra vez, después del gran tortazo con una caída del pasado 12 de febrero, mientras actuaba junto a Joan Manuel Serrat en el WiZink Center de Madriz (como dicen los madrileños), quizás el más serio accidente suyo en escena.

El creador de 19 días y 500 noches se precipitó al foso de más de metro y medio, lo que le produjo un hematoma intracraneal y un derrame cerebral por el que tuvo que ser operado de urgencia en el hospital Ruber Internacional de Madrid. Antes había dado la cara ante el público posponiendo el concierto.

Sabina finalmente pudo abandonar el hospital el 23 de febrero con la pandemia pisándole los talones. Se le había visto aplaudir desde el balcón de su casa a los médicos y sanitarios a las 8:00 de la noche. Y los sabinistas aplaudían su reaparición.

Este domingo apareció por primera vez en televisión en el programa de Jordi Évole, quien ya lo había entrevistado otras veces, entre ellas una simpatiquísima en el 2011 en Argentina, cuando Sabina vivía, en una importante temporada en ese país.

Ahora la entrevista ha tenido otro tono y otra realidad. Jordi Évole no ha volado a Buenos Aires, sino que a través de la tecnología ha llegado hasta la residencia de Sabina, en la misma ciudad y en el mismo país donde él se encuentra, pero impedidos de encontrarse físicamente por culpa de la pandemia del coronavirus.

Durante el transcurso del programa el cantante habló de su intención de volver en solitario a los escenarios, ya que su recuperación “va para meses”. Uno podría barruntar que ha tenido algún sí y algún no con su siempre amigo Joan Manuel Serrat. Porque tienen la deuda del concierto de la caída. ¿O no?

Sabina explicó a Jordi Évole que volvería a actuar con un nuevo disco debajo del brazo: «Cuando vuelva será ya solo, con otro espectáculo, con otro disco. Imagino», y añadió que ve “imposible” volver a compartir escenario con Joan Manuel Serra. Y una vuelve a barruntar que ahí hay gato encerrado.

«Me enrollé en un cable y me pegué un hostión», rememoró y entre risas admitió que no puede tocar la guitarra porque «el brazo no da de sí».

Sabina se solidarizó con sus compañeros del arte y la cultura: «se han quedado con el culo al aire y sin saber cómo tapárselo». «Alguien debería pensar que aparte del turismo, uno de los valores de España es exportar la cultura».

Admitió finalmente que «puede venir una crisis económica del copón».

En su cuenta de Twitter hay unos versos escritos en este encerrona sin nombre:

«Ahora que no hay vacunas
ni letanías. Ahora que está en la luna
la policía. Ahora que que sueño de noche,que duermo de día.

Ahora que estoy más vivo de lo que estoy.
Ahora que nada es urgente, que todo es presente, que hay pan para hoy…»

La chispa creativa del maestro sigue intacta.

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