Las temperaturas en Venus son superiores a los 400 grados C, y existe mucho CO2 (Fuente externa)

El pasado 15 de septiembre un grupo de científicos de cinco universidades dirigido por la profesora Jeanne Greaves había afirmado que «las nubes altas de Venus contienen fosfina, un gas que en la Tierra solo se produce a nivel industrial o por microbios que prosperan en entornos libres de oxígeno».

La investigación fue publicada en la revista Nature Astronomy, sin embargo el pasado 19 de octubre, otro grupo independiente de científicos da a conocer otro estudio donde niega la existencia de fosfina.

El reanálisis de los datos sobre Venus indicó ausencia de fosfina en Venus, según una publicación realizada el pasado 19 de octubre en arXiv.org.

Un grupo de investigadores integrado por I.A.G. Snellen, L. Guzman-Ramirez, M.R. Hogerheijde, A.P.S. Hygate, F.F.S. van der Tak, publicó un informe sintético que plantea que «Las observaciones de ALMA (el radiotelescopio situado en las alturas del Atacama en Chile), de Venus a 267 GHz se han presentado en la literatura que muestran la aparente presencia de fosfina (PH3) en su atmósfera. Actualmente, la fosfina no tiene rutas de producción evidentes en la superficie del planeta o en su atmósfera».

El objetivo del trabajo presentado por los científicos «es evaluar la fiabilidad estadística de la detección de líneas mediante un nuevo análisis independiente de los datos de ALMA».

Sobre los métodos explica que «Los datos de ALMA se redujeron como en el estudio publicado, siguiendo los guiones proporcionados. Primero se reprodujo y evaluó el análisis espectral presentado en el estudio. Posteriormente, se evaluó estadísticamente el espectro, incluida su dependencia de las líneas base seleccionadas de ALMA».

De manera que encontraron que «el ajuste del polinomio de orden 12 a la banda de paso espectral utilizado en el estudio publicado conduce a resultados falsos».

Esto es que «siguiendo su receta, se pueden producir otras cinco líneas> 10 sigma en absorción o emisión dentro de los 60 km / s desde la frecuencia de transición PH3 1-0 suprimiendo el ruido ambiental».

Ilustración que representa la superficie de Venus y las partículas de fosfina suspendidas en su atmósfera. (Cortesía de Reuters)

El nuevo análisis independiente muestra una característica «cercana a la frecuencia PH3 a un nivel de ~ 2 sigma, por debajo del umbral común de significación estadística. Dado que los datos espectrales tienen una distribución no gaussiana, consideramos una característica en dicho nivel como estadísticamente poco confiable que no se puede vincular a una probabilidad de falso positivo».

En las conclusiones su trabajo el equipo de trabajo encontró «que los datos publicados de ALMA de 267 GHz no proporcionan evidencia estadística de la presencia de fosfina en la atmósfera de Venus».

De cualquier manera, este equipo se basó en los datos ofrecidos por las observaciones de ALMA. Pero existen otras observaciones como la del observatorio James Clerck Maxwell que sí hablan de trazas de fosfina en la atmósfera del inhóspito planeta.

La Nasa pudo haber sabido esto desde 1978

Hace poco, Rakesh Mogul, un bioquímico de la Universidad Politécnica Estatal de California, rebuscando en los archivos de la NASA, encontró que una de sus misiones, lanzada en diciembre de 1978, la sonda Pioneer 13, ya pudo haber detectado este elemento que, en aquel entonces, fueron pasados por alto por los expertos.

Esos datos de 1978 provienen del espectrómetro de masas neutras conocido como LNMS, uno de los instrumentos que descendieron a la atmósfera de Venus desde la propia Pioneer 13. Cuando la sonda llegó a la atmósfera de Venus, dejó caer en el LNMS que, suspendido con un paracaídas, fue bajando hasta la superficie del planeta mientras recopilaba datos y los enviaba al mismo tiempo de vuelta a la Tierra. Era importante que pudiera mandar la información antes de llegar a la superficie, pues una vez impactara contra ella, el LNMS moriría definitivamente, según un trabajo publicado el pasado 6 de octubre en el periódico El Confidencial, de España.

Increíblemente la información llegó correctamente a la NASA, que analizó buena parte de las sustancias químicas que fueron captadas, pero los compuestos a base de fósforo quedaron apartados. Según el texto, el fin de los científicos en aquellos tiempos, era tratar de descubrir sustancias químicas desconocidas en nuestro planeta, por lo que aquellos que podrían suponer la presencia de fosfina -y, por tanto, ya conocidos- no fueron tomados en cuenta. Mala por la Nasa.

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