La llegada a Cannes este domingo gris y jarinero, ha estado caracterizada por el nombre del controversial actor Alain Delon, un nombre muy familiar en la infancia de uno, cuando todos los niños queríamos ser los galanes de ojos azules, delones de todos los barrios y de todas las novias. Tras la acreditación en el Palais de Festival, correr a ver la conversacion con Alain Delon, donde el gran actor dijo que debía a las mujeres de su vida ser actor.

Il gattopardo (El gatopardo, 1963), La Piscine (1968), Le Clan des Siciliens (El clan de los sicilianos, 1969), Borsalino o(1970), etc. son algunas de las películas mas sobresalientes a las cuales dotó de rostro, mirada, respiración y voz. Ante la audiencia de la sala Buñuel llena, Alain Delon habló durante una clase magistral o para ser más exactos una charla.

El legendario actor que había sido reacio a este tipo de entrevista durante años, aceptó con emoción y amabilidad, como un homenaje al “talento de los ‘directores de orquesta’ de su vida, los grandes maestros René Clément, Luchino Visconti y Jean-Pierre Melville”, dijo.

Narró que cuando terminó su servicio militar en Indochina, no sabía qué hacer con su vida. «Estaba a años luz de pensar en una carrera de actor. Por consiguiente, el hombre que caminó sobre la alfombra roja en 1956, en compañía de Brigitte Auber, era un perfecto desconocido». Fue la actriz de To Catch a Thief (Atrapa a un ladrón, 1955) lo alentó a ejercer la carrera de actor, como lo harían muchas otras mujeres más tarde.

“Las mujeres de mi vida lucharon porque yo ejerciera esta carrera, se la debo a ellas», reconoció.

Su primer papel fue para Yves Allégret en Quand la femme s’en mêle junto a Edwige Feuillère, en 1957. El director le dió entonces un consejo que aplicaría el resto de su vida: “Alain, no actúes, sé tú mismo. Mira con tú miras, habla como tú hablas, escucha como tú escuchas”, le dijo.

Desde se momento, Alain Delon vivió sus personajes y admitió que era posible que las mujeres de su vida se hayan sentido desestabilizadas por su manera de encarnarlos: “Cuando soy policía, vivo como un policía, si soy bandido, como un bandido, etc.”. Se siente a gusto inmediatamente ante la cámara.

“Algunas personas se convierten en actores porque estudian, van a una escuela… Otros, como Lino Ventura o Bernard Tapie, son personalidades fuertes al servicio del cine. Así era yo», expresó.

En 1959, su personaje de René Clément en Plein Soleil (A pleno sol) lo convierte en una estrella mundial.

Uno de los directores que mas le influyó fue el italiano Luchino Visconti, quien lo descubre en Plein Soleil (A pleno sol) y decide que Alain Delon será el Rocco de Rocco e i suoi fratelli (Rocco y sus hermanos, 1960): “Usted será Rocco” le dijo. Sin él, no habría película. Más adelante, haría Il gattopardo (El gatopardo, 1963), que muestra otra faceta del actor. Visconti es además quien lo lleva a hacer teatro por primera vez, en la pieza “Dommage qu’elle soit une putain”, con Romy Schneider, en 1961.

Acerca de su relación con Jean-Pierre Melville, recordó que Le Samouraï (El SAmurai, o El silencio de un hombre) marca el encuentro con Melville en 1967. Alain Delon mantendría desde entonces vínculos muy estrechos con el director a lo largo de su vida.

Una de las facetas mas desconocidas del paradigmatico actor es la de de productor. “No cursé estudios, no soy autor, no soy escritor, la única fuerza que tenía era dominar la película”, reconoció.

Alain Delon ha sido productor de unas 25 películas, incluyendo Monsieur Klein (El otro Sr. Klein), presentada en Cannes en 1976. Aunque la película no se llevó la Plama de Oro en el Festival, ha recibido un gran reconocimiento este 19 de mayo, con una aclamada proyección en Cannes Classics y la entrega en la Sala Buñuel de la Palma de Oro Honorífica, donde no pudo evitar las lágrimas.

Su hija fue la encargada de -a nombre de su familia y sus fanáticos, y en desagravio de su padre-, decir las palabras exactas que llegaron al alma del ya anciano actor, así como de entregar la Palma de Oro Honorífica.

Baste decir que una de las ovaciones mas largas escuchadas en Cannes en muchos años ha sido la que le tributaron sus amigos y el público, de pie, al entrar a la Sala Buñuel donde se realizó la entrega de la Palma de Oro. Entre los que fueron a darle respaldo se encontraban Catherine Deneuve y Jean Paul Belmondo, entre otros reconocidos rostros del cine universal.

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