Delia Fiallo entrevistada por Camilo Egaña en su programa de CNN

La escritora cubana de telenovelas Delia Fiallo falleció en Miami en la madrugada del martes 29 de junio, a los 96 años de edad. No fue la primera ni la madre del género como la llamaban, pero sí fue posiblemente la más exitosa de la santísima trinidad de los primeros escritores de las radionovelas y las telenovelas.

Félix B. Caignet, Iris Dávila y posteriormente Delia Fiallo, fueron en ese orden los primeros autores de lo que llegaría a ser el tipo de programas más vistos en la televisión iberoamericana: las telenovelas.

Delia Fiallo ganadora en 1948 del importante Premio de Cuentos Hernández Catá, comenzó escribiendo novelas radiales en 1949, con la adaptación de la novela Soraya, una flor en la tormenta, que finalmente fue emitida en 1957 en Cuba. Entre sus aportes en la radionvela estaban La señorita Elena, Ligia Sandoval, El ángel perverso, Tu mundo y el mío, La mujer que no podía amar, Deshonrada, Más fuerte que el odio, Tu amor fue mi pecado y Siempre te he querido.

Entre las telenovelas, la primera de ellas fue Hasta que la muerte nos separe (1957) y luego Bajo el cielo de Argelia (1962),  ambas en Cuba. En 1967 en Venezuela adaptó Doña Bárbara, y ahí arrancó su carrera internacional que incluyó títulos como Esmeralda, María Teresa, Peregrina, Una muchacha llamada Milagros, Mariana de la noche, Rafaela, María del Mar, La heredera, Leonela, Cristal, entre muchas otras.

En 1966 salió de Cuba y se convirtió en «La diosa de las telenovelas» y «La madre de las telenovelas», como le han llamado.

En una entrevista recordó la amargura que le provocó Televisa, después que dejara Venevisión. «Fui a Televisa con muchas ilusiones, porque todos esos grandes éxitos que tuve los conseguí con una producción muy honesta, muy humilde, en Venevisión, en Venezuela. Y Televisa me ofrecía una producción formidable. ¿qué pasó? Fracasó lo principal: el libro. Al cambiarlo todo, fracasa el libro», reconoció en una entrevista. «Me pagaron muy bien por mis obras pero muchas de ellas las engavetaron», continuó.

«Muchas de ellas fueron resultados terribles, como en el caso de Kassandra, por ejemplo. Ellos hicieron una versión. Eran novelas, los gitanos, el circo y le quitaron los gitanos. Entonces toda esa cosa del exotismo de los gitanos, la música que yo había documentado, la cultura gitana, los modismos… los bailes, las joyas…. Todo eso se perdió. Y en México no esa novela no es que pasara sin pena ni gloria. Fue un fracaso total».

En 2018, Fiallo dijo a la agencia EFE que el género de la telenovela quedó «destruido» por el hecho de que los guionistas enfatizan ahora en la acción, la violencia y el narcotráfico, «olvidándose de los sentimientos».

La escritora que recibió ese año un homenaje en Miami de la organización Herencia Cultural Cubana, dijo que los productores «no se dan cuenta o no quieren ver que están produciendo para una minoría que le gusta la violencia, la morbosidad».

Origen de las radionovelas y las telenovelas

Precisamente el ‘auscultador’ de los sentimientos original fue Félix B. Caignet (1892-1976) reconocido como el padre y creador absoluto de ambos géneros, desde su natal Santiago de Cuba donde sale a la luz el primer serial dramático y policíaco de América Latina, que dio inicio al espectáculo radial episódico, al poner en antena por vez primera en 1934 a Chan Li Po, con el título La Serpiente Roja, con la actuación protagónica de Aníbal de Mar, el mismo que años después se haría famoso en toda América Latina como juez de La Tremenda Corte. Surge además el narrador radial que en aquella ocasión fue oficiada por Matías Vega Aguilera.

Félix B Caignet viajó a La Habana en 1936 y logró que Radiodifusión O´Shea sometiese a Chan Li Po a la radioaudiencia, con Mercedes Díaz y Carlos Badías como pareja protagónica, Marcelo Agudo, narrador y por supuesto Aníbal de Mar que interpreta a Chan Li Po. Se mantiene siete meses en el aire hasta que Caignet parte hacia Argentina a cumplir un contrato de la firma Ypana.

El 1 de abril 1948 las ondas de la CMQ trasladan el suceso dramático radial más importante de la década, El derecho de nacer, que se convierte en el paradigma de la telenovela iberoamericana.

Le siguió Iris Dávila quien estrenó en 1948 su primera radionovela: Teresa Maderal, inaugurando un prolífero caudal que se esparcirá por la radio y la televisión cubanas a través de múltiples entregas.

Más jóvenes, Delia Fiallo e Hilda Morales de Allouis, escritora de La Indomable, Rencor apasionado, Entre el amor y el odio (versión libre de la radionovela: Cadenas de odio), y Duelo de pasiones (basada en Flor del Campo), fueron sus seguidoras.

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