Persona obesa con algunos refrescos (Fuente externa)

La revista Public Health Nutrition ha publicado un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oxford, la London School of Hygiene & Tropical Medicine, la Universidad de Bocconi de Milán (Italia) y la organización US Right to Know, que saca a la luz e-mails donde se muestra cómo Coca-Cola (de nuevo) pagó a científicos para minimizar la influencia de sus productos en la obesidad, así cómo sus esfuerzos para ocultar dicha financiación y para crear redes de conexión entre investigadores, responsables políticos y Coca-Cola.

Ya son bien conocidas las prácticas poco éticas que The Coca-Cola Company y empresas similares llevan años realizando. Tienen ya una dilatada experencia influyendo sobre científicos y sobre la opinión pública. Por eso, desgraciadamente, cada nuevo dato que sale, ya ni nos sorprende, por muy flagrante que sea.

En el nuevo estudio se analizan más de 18.036 páginas de correos electrónicos entre Coca-Cola, la Universidad de Virginia y la Universidad de Colorado, fechados entre mayo y diciembre del año 2016.

Ambas universidades formaban parte del Global Energy Balance Network (GEBN), que supuestamente era una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo era analizar el problema de la obesidad. Pero, según los nuevos datos revelados, parece que en realidad fue creado por Coca-Cola para minimizar la relación entre la obesidad y las bebidas azucaradas. El objetivo era promover la idea de que la principal causa de la epidemia de obesidad no era la mala dieta, sino la ausencia de ejercicio físico.

Coca-Cola financió directamente al GEBN con al menos 1,5 millones de dolares durante 2015, y distribuyó otros tantos millones entre los académicos y científicos afiliados al GEBN, que serían quienes llevarían a cabo las investigaciones.

Dos eran las estrategias principales. Por un lado, hacer estudios para crear un cuerpo de “evidencia científica” que quitase culpa al consumo de sus productos en el problema de la obesidad y la mala salud de la población.

También era importante intentar ocultar a Coca-Cola como principal fuente de financiación del GEBN.

Una cadena de correos electrónicosmuestra cómo los investigadores trataron de inflar el número de socios y donantes para que no pareciese que el principal donante era Coca-Cola: “Lo cierto es que en algún momento vamos a tener que revelar este financiamiento de Coca-Cola… Deberíamos tener a otros patrocinadores a bordo primero. Ahora mismo, tenemos solo a dos patrocinadores: Coca-Cola y un donante anónimo… ¿Si incluyésemos a las universidades como patrocinadores sería demasiado vergonzoso o muy cantoso…?”

También, preguntaron a las universidades si tenían alguna política que les obligará a hacer públicas la cantidad de regalos o donaciones recibidas, para así no tener que revelar cuánto dinero dió Coca-Cola: “Estamos gestionando algunas consultas al GEBN y, aunque mostramos públicamente a Coca-Cola como patrocinador, no queremos revelar cuánta cantidad de dinero donaron…”

La investigación, además, muestra cómo había una estrategia para crear redes de conexión entre investigadores de Coca-Cola y responsables políticos. Se crearon conexiones entre miembros de la Legislatura de West Virginia y Coca-Cola. Colaboraban apoyando a una red de académicos que el entonces vicepresidente de Coca-Cola Rhona Applebaum denónimo “e-mail family” (“la familia del correo electrónico”). La estrategia era ayudar a estos científicos en el avance de sus carreras y promover el desarrollo de sus instituciones.

Gary Ruskin, uno de los autores del estudio que ha revelado estos datos expresó: “Tener a académicos de la salud pública en un grupo de correo electrónico con Coca-Cola es como tener a criminólogos en un grupo de correo electrónico con Al Capone”.

El consumo de productos como las bebidas azucaradas está relacionado con múltiples enfermedades: obesidad, enfermedades del corazón, infartos cerebrales, cáncer, diabetes, etc…

En México, por ejemplo, se estima que unas 40.000 muertes al año son atribuibles al consumo de bebidas azucaradas, casi tantas como las muertes atribuibles al tabaco, que en México son unas 60.000. Y estos solo son algunos ejemplos de la amplia evidencia científica que hay sobre el tema…

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