Alexis Díaz de Villegas conversa con Nota Clave (Foto: Alfonso Quiñones)

El actor Alexis Díaz de Villegas es conocido internacionalmente por su rol protagónico en la película de humor negro cubana Juan de los Muertos, de Alejandro Brugués. Lleva par de semanas en República Dominicana, rodando en una comedia producida por Bou Group,donde comparte papeles con una familia sui géneris conformada por Boca de Piano, Frank Perozo, Pío La Distingancia y Ana María Arias.

Este jueves pensaba tener el día más libre, pero desde la mañana han estado rodando escenas en una gran residencia de Arroyo Hondo. Cuando por fin le dicen que la última escena quedó, se cambia de ropa, se fuma un cigarrillo cubano y sobre a una habitación donde conversará con Nota Clave en exclusiva.

El domingo regresa a Cuba.

Juan de los Muertos te dio a conocer internacionalmente en la pantalla grande. Cómo fue el proceso de creación del personaje?

Juan… fue una película que me llegó de sorpresa. Me llegó una buena noche a la casa. El guionista y director Alejandro (Brugués) me dijo que la hizo pensando en mi. Me dijo que me lo leyera y si me gustaba hacíamos la película. Yo estaba con otro amigo actor en la casa. leímos la primera escena esa noche en voz alta entre los dos, y nos reímos muchísimo y esa misma noche leímos el guión completo. Me pareciò que era cumplir con un sueño de la infancia, estar en un mundo insospechado en el cine cubano. Y que de pronto por primera vez iba a tener la posibilidad de hacer algo así. Y le escribí agradeciéndole, pero le dije que me parecía que iba a ser muy difícil hacer la película en Cuba, y me dijo no te preocupes que la vamos a hacer.

De ese día pasaron dos años, él iba mandándome copias nuevas del guion, revisiones que iba haciendo. Y hasta un buen día en un festival de cine me llamó y me dijo «2:00 de la tarde, Hotel Nacional, tenemos productor, vamos a hacer la película». Dije waoooo! Fue una gran sorpresa, empezamos a hacerla. La preparación fue dura. Tuvimos casi un mes y medio de preparación; tuvimos entrenamiento de combate,  entrenamiento de escalar, una veces a la semana nos íbamos al Morro y me ponían un arnés con una soga y tenía que escalar.  Muchas escenas de combate y de salto era con arnés, un efecto especial cubano… Tenía que entrar duro y ese mes y medio me sirvió para que el equipo de personajes pudiesen lograr una buena vibración. Alejandro, durante el rodaje, fue muy abierto con nosotros. Nos dejaba improvisar, proponer cosas. Fue muy fluido todo. Eran dias de trabajo duro, pero fluyó mucho. la película se hizo en 45 días de rodaje.

Y sí tienes razón, yo había muchas películas antes pero Juan me colocó a u nivel otro. El otro día estaba leyendo una revista que se llama Panamerican Word, y en un artículo que hablaba sobre los 10 actores más destacados del cine cubano y para mi asombro yo estaba en la lista, precisamente sobre el Juan de los Muertos, que tuvo un alcance internacionalmente.

¿Cuál fue la mejor experiencia que sacó Ud. de Juan de los Muertos?

Juan de los Muertos tiene un valor otro para ti. Porque seis meses antes de empezar a rodar la película yo me enfermé. Y pensé que no iba a poder hacer la película. Y empecé a padecer una enfermedad dura.

¿Qué enfermedad era, si se puede saber?

Un Linfoma No Hodking.

Y llamé al director y le dije me está pasando esto y voy a entrar en tratamiento. El tratamiento va a ser duro, y me va a coincidir el mes y medio de preparación con el final del tratamiento mío. De hecho el primer día de rodaje fue un martes. Y el lunes fue el último tratamiento mío. Y el médico ke decía que estaba loco. Que debía estar en la casa descansando y yo estaba entrenando combate, con el remo. Y la película era mi tabla de náufrago en ese sentido. Y cuando yo decía soy un sobreviviente, yo sabía  de lo que estaba hablando. Aparte de haber sobrevivido lo que hemos pasado en Cuba, estaba sobreviviendo a mí mismo. La película tiene un lugar especial para mí por eso.

El personaje tiene una carga de cinismo, que tiene que ver con esa tabla de sobrevivencia por lo que se ha vivido en Cuba y es a la vez una gran metáfora…

Digamos que sí. Yo pienso que el personaje también es una metáfora del estado de ánimo del cubano. de cómo el cubano enfrenta la realidad día a día, que no es que salga a luchar por las cosas, sino esa postura -también de países caribeños- de acomodarnos un poco. Y él lo dice en una escena: «yo soy un recolector como los taínos». Y la otra cosa que tiene el cubano que lo dice él también, es a mí que me den un filo, que yo lo hago todo.

Pero también está la cosa que me pasa a mí, no sé si comemierdamente o qué, que es la cosa de querer habitar en Cuba, a pesar de todo, no. Eso le sucede a Juan. Creo que la película al final, alaba la cosa del cubano, qué soy yo como cubano, más allá de ideología política o cualquier cosa. Del amor a tu terruño más allá de los gobiernos, más allá de cualquier ideología. Que me pasas a mì también. Yo vivo en Cuba, vivo en La Habana, me encanta vivir en La Habana. Y a veces sufro al ver que se está destruyendo. Pero a la vez siempre encuentro un motivo para estar ahí. Creo que a Juan le pasaba eso. Por eso al final sus amigos se van y él se queda. «No, yo me quedo, aquí siempre encuentro un lugar por donde meterme», dice Juan.

¿Cómo fue aceptada la película en Cuba?

En Cuba fue tremendo. Se puso en un festival de cine, varios días en los cines Payret, el Yara y el Chalin. Lo del Payret fue increíble. Después la película se puso en festivales internacionales, cogiò varios premios. Pero en Cuba ya la gente la estaba viendo en copias en video, que no sé cómo las hicieron. Primero se estrenó en Madrid, pues los productores erran españoles, andaluces. Y cuando se iba a estrenar comercialmente en Cuba ya todo el mundo la había visto.

¿Le interesa hacer cine o el teatro, o las dos?

El cine sì me interesa mucho. También el cine se trabaja en un tiempo más corto, que una telenovela. Lo quemas es que ahora mismo, en Cuba se está haciendo poco cine. Y no me ha tocado nada así que me llame la atención. Pero tengo un sentido muy fuerte con el teatro. El riesgo de estar ahí todas las noches con el público, sentir su energía, ver cómo eso te hace cambiar tu manera de ver todo. Pero sí, sí me interesa el cine.

Estuviste en el Lincoln center en International Directors Lab, ¿qué te aportó?

Mucho. ese fue el punto de convencimiento de que debía tener mi propio grupo. Eramos 70 directores de diferentes países. Éramos 10 grupos de 7 directores, para trabajar sobre una misma obra. Cada grupo tenía cuatro actores profesionales, un escenógrafo y un jefe de escena. Entonces, la obra se dividió en segmentos. La obra era de Stremberg. Cada director tenía un día completo para trabajar en una parte de la obra y los demás directores veían como te aproximabas al texto y como trabajabas con los actores. Ese día los directores te podían servir de actores también. Así hicimos una semana, hasta que pasamos todos los grupos por toda la obra. Después nos reunimos las personas de cada grupo que habían trabajado la misma escena y dialogamos sobre los diferentes acercamientos; fue muy interesante. Además de todo eso, teníamos asesoramiento de varios directores importantes del mundo que habían montado la obra, como Bob Winston, tendimos diseñadores de Broadway que venían a hablarnos del diseño, y la penúltima semana lo que ellos llamaron Masters Directors. Vinieron un director de Grecia, un ruso, dos americanos y un mexicano americano y trabajaron escenas de la obra con sesiones abiertas que podíamos entrar y salir. Y la última semana le pidieron fedd back a los actores que si fueran a montar la obra el próximo fin de semana con qué directores trabajarían. Y escogieron cinco directores, y me tocó estar entre esos cinco. Pensé que esa era la semana mía de estar libre y fue la que tuve trabajar y la más difícil, porque los actores con los que había trabajado no me los dieron. Me dieron actores nuevos y tuve que empezar a trabajar de cero para en una semana estructurar 20 minutos de obra. Además eso era abierto; cualquiera de los otros 65 directores que habían quedado fuera podía entrar a cualquier sesión de trabajo y decir lo que quisieran, e irse. Y el último día acada uno presentaba su parte. ese fue el punto en que me dije, yo voy a hacer mi grupo de teatro. A dedicarme a dirigir con más sistematicidad.

¿Cuál consideras tu punto fuerte como actor?

¿Cómo actor? (Reflexiona) Creo que como actor yo tengo… fuerza y emotividad. Y con el tiempo he ganado mucha técnica. La técnica me da el control de esa emotividad. A veces uno piensa que con ser emotivo ya tú puedes ser actor. O que te exijan llorar y tu llores fácilmente. pero hay veces que tu puedes mostrar una emoción mejor con más matices sin llorar. Si te tiene la situación del llanto y tu tienes la técnica para controlarla, te pueden salir millones de micro movimientos y matices que si lloras nada más, te quedas corto. Yo pienso que con el tiempo -llevo 30 y tantos años actuando, sobre todo en el teatro- he depurado una técnica. Esa técnica me hace consciente, me hace estar de una manera que siempre Vicente (se refiere a su maestro Vicente Revueltas), cuando comenzó a trabajar conmigo, me decía algo que decían las escrituras antiguas: «nosotros somos dos, el pájaro que mira y el pájaro que picotea. Uno morirá, otro vivirá». Entonces él cuando me enseñaba me decía «ahora tú eres el pájaro que picotea, o sea tú eres el que haces, yo soy el que mira. Yo observo y tú haces, tú haces, tú haces. El actor es un hacedor. Yo te digo tírate del puente y tu entiendes tirándote. No te preguntes intelectualmente cómo hacerlo. El intelecto del actor en el escenario va por otro lugar. Algún día tú vas a ser los dos pájaros, el que mira y el que picotea». O sea en la medida en que tú estás estructurando, estás actuando, estás teniendo una conciencia otra, como hablaba Alan Watts, una conciencia de luz ambiental, que no es la conciencia de faro que es la que habitualmente tenemos. Está esa otra conciencia de luz ambiental, que te da como un verlo todo. Entonces pienso que yo estoy acercándome un poco a eso. Sin presumir. No es porque yo tenga más talento, sino por los años que llevo arriba del avión. Y siento que estoy llegando a ese lugar donde puedo observarme y estructurar a la vez. por eso casi siempre en mis obras de teatro actúo y dirijo. Y me preguntan si es difícil. Sí, es difícil. Pero también lo tenía de cerca con Vicente. Vicente lo hacía constantemente. Ponía a alguien que se moviera en la estructura y el veía la disposición, la composición espacial, y después él entraba. Y esa persona, si llegaba a un nivel, él lo dejaba actuar en las funciones después. Yo a veces pongo a alguien, pero a veces me imagino el espacio, y entro, y a veces dirijo desde adentro. Y a veces dirijo adentro por mimesis, o por preguntas llevándolo a un lugar. Creo que mi fuerza está en que tengo una emocionalidad muy fuerte y a la vez estoy con la técnica sabiendo controlarla.

¿Tu dramaturgo preferido?

¡Uff, he pasado por tantos dramaturgos! Ahora mismo tengo un dramaturgo, que ya no se dedica a la dramaturgia, es un señor austriaco, que se llama Peter Handke, el poeta. El texto Insultos al público, que te he comentado, fue el primer texto que él escribió. Ahora te digo Peter Handke, pero en dos meses te puedo decir otro. Ahora estoy en Peter Handke, estudiándolo mucho. Y ahora estaba leyéndome El libro de las preguntas, que es una obra donde van siete personas a un lugar, donde van a hacer preguntas. Entonces la historia no son las respuestas, sino encontrar la pregunta que contenga todas las respuestas. estoy debatiéndome entre eso -porque ya estoy pensando en el próximo trabajo- y me gusta mucho el cine de Tarkovsky. Y estoy estudiándome el guión de Nostalgia, la historia del poeta ruso que está escribiendo sobre el músico perdido. En Nostagia hay varios personajes que me interesan, y fajan con el guión de Nostalgia y creo que voy a trabajar no con una película específica de Tarkovsky, sino que a lo mejor escojo personajes (de distintas películas) pensando en los actores que tengo. Estoy trabajando con el actor Carlos Pérez Peña, que fue director del Grupo de Teatro Escambray, y que tiene 811 años de edad. está trabajando conmigo allí. está como un niño que no se quiere ir, y tiene una avidez por trabajar. Y estoy pensando en él en un personaje de Nostalgia que es Dominico, el que le dicen que es loco, el tipo que expulsan en una plaza. Y estos días cuando no he tenido nada que hacer, he estado viendo textos de varias películas de Tarkovsky para armar una estructura nueva y armar una historia nueva.

Cuéntame ahora lo que puedas de la película que has venido a hacer a República Dominicana 

Bueno, es poco lo que te puedo decir. Esto fue una sorpresa para mí, de pronto me entró una llamada telefónica un día, un correo electrónico de Luciano Castillo (el director de Cinemateca de Cuba), me llamaron de pronto, en Cuba tu sabes que el pasaporte se demora un mes y me lo hicieron en 12 días, tiempo récord. El último día tuve que llamar al viceministro de Cultura por la mañana y al mediodía me dijo que ya estaba resuelto, que fuera a buscarlo y pude viajar con pasaporte oficial que no necesita visa para acá.

es una comedia, el personaje que hago es un cubano que lleva tiempo aquí. A los actores les gusta decir Asere. Meten su morcilla y dicen Asere a cada rato. nada, es un cubano que se fue de Cuba con la esperanza con que se va todos cubano, de hacer dinero para sacar a su mujer. Pasa mucho tiempo sin que pueda hacer fortuna. Ella se le va con otro. Y está aquí embarcado y empieza a hacer algunas operaciones para ver si gana dinero y puede cumplir su objetivo. No te puedo decir nada más.

Está siendo una grata experiencia. Porque de pronto caí en un contexto donde no conozco a nadie, y no me siento suelto. No me he expresado como soy yo. estoy trancado, pero se ha trabajado bien. Cuando yo grabo, no me gusta mirar las escenas en el monitor. A veces escucho cómo suena la voz. Pero el otro día vi unas imágenes y visualmente el encuadre y la fotografía se veía muy bien. O sea va a tener buena visualidad.

¿Te gustaría actuar en un drama cinematográfico?

Sí. En el cine siempre me llaman para hacer comedia. Y en el teatro siempre hago drama.

Entonces solo queda volver a Cuba y preparase para viajar de nuevo0 acá el año que viene.

Estoy haciendo gestiones para volver, pero con mi grupo de teatro. El año pasado me invitaron al festival, con la obra Balada… pero por la falta de comunicación que aún teníamos, el mail llegó en enero, y pude verlo en junio. No pudo ser entonces. Vamos a ver el año que viene.

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