SD.Los chinos han decidido dar ellos el paso primero que todos. Minutos antes de las 5:30 h am (hora local de China), el satélite Queqiao, de unos 400 kgs. de peso, despegaba con éxito desde el centro de lanzamiento Xichang, situado al sur de la provincia de Sichuan, a bordo de un cohete Larga Marcha 4C.

De este modo la República Popular China consiguió superar la primera fase de la misión Chang’e 4, que tiene como objetivo explorar la cara de la Luna que resulta imposible observar desde la Tierra.

El satélite Queqiao tiene como fin servir de puente de comunicación entre la sonda y el planeta Tierra. Según la agencia Xinhua, el jefe del proyecto Zhang Lihua ha dicho que “El lanzamiento es un paso clave para que China logre su objetivo de ser el primer país en enviar una sonda a aterrizar forma suave en el lado oculto de la Luna”.

Ya el satélite se encuentra en una órbita de transferencia lunar desde donde se impulsará para ocupar de manera permanente un sitio al que arribaron gracias a la gravedad lunar. Y llevará a cabo su trabajo desde el punto de Lagrange L2 del sistema Tierra–Luna, que alcanzará durante las próximas semanas. Esta posición le permitirá estar a unos 65.000 kilómetros de la superficie lunar y a 455.000 kilómetros de nuestro planeta, esperando la llegada del componente principal de la misión.

El cohete Larga Marcha 4C también incluía otros dos pequeños satélites, llamados Longjiang-1 y Longjiang-2, y una antena holandesa que respondía a las siglas de NCLE (Netherlands Chinese Low-Frequency Explorer, en inglés). Los pequeños satélites orbitarán alrededor de la Luna para llevar a cabo observaciones astronómicas en longitudes de onda ultralarga. Los datos recopilados por estos pequeños instrumentos, de apenas 45 kilogramos de peso, servirán para entender un poco mejor el llamado amanecer cósmico, es decir, los momentos en los que se empezaron a encender las primeras estrellas del universo, dice el despacho de la agencia oficial china.

Por su parte la antena NCLE tratará de detectar las débiles señales de radio procedentes de las primeras etapas del cosmos primigenio, cuando el universo era frío, oscuro y estaba compuesto principalmente de hidrógeno.

El pionero experimento, que intentará captar frecuencias entre los 10 y los 30 MHz —bloqueadas en la Tierra por culpa de la atmósfera—, es una iniciativa promovida por el sector público y la industria privada de Holanda.

La historia tiene su segundo y definitivo paso con la misión Chang’e 4 que será lanzada en los próximos meses, informa Xinhua.

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