SD. Aunque Pinocho es un personaje masculino la mentira no es  exclusiva de un género o profesión, muchas veces las mismas mujeres, que tanto acusan a los hombres de mentirosos, han sido sus mejores maestras sin necesidad de ocupar cargos políticos. 

Cuando una madre responde a su hijo, que teléfono en mano le anuncia que la llama su suegra: “Dile que no estoy” o en un intento desesperado en busca de compasión “Cuando tú papá llegue le dices que me he pasado el día acostada con fiebre y dolor de cabeza”, le está dando las primeras lecciones sobre la mentira. Incluso el día que se queda dormida y llega corriendo a la escuela, en lugar de decir la verdad se justifica con la profesora ante la mirada incrédula de su hijo: “Hemos tenido una emergencia familiar que me tuvo toda la noche en el hospital, acabo de regresar para traer el niño a la escuela”. Esa es la misma madre que luego lo castiga por haberle mentido diciendo que aprobó el examen de Español. 

Cuando la abuela le impide a su nieto llamarla por su grado de parentesco y le impone que tiene que decirle tía, no puede exigirle luego una verdad que no le ha enseñado a usar. 

La chica que da un “valioso consejo” a su amigo: “La acabas de conocer, no tienes  por qué decirle la verdad” es la misma que reclama honestidad. Cuando “inocentemente” ocultamos nuestra edad no sólo ante un desconocido, mentimos por omisión a los demás y a nosotros mismos.  

Y aunque no lo creas, hay mujeres que prefieren una mentira que las haga feliz a una verdad que les amargue la vida. No podemos dejar de mencionar a quienes se paran frente a un hombre asegurando que todo lo que ven en ella es natural, otorgado por la gracia de Dios y omitiendo, por supuesto, la habilidad de su cirujano plástico, y el talento de su maquillista y peluquero. 

De una u otra forma se le está perdiendo el respeto a la verdad. 

Cuando la mentira sale bien, se puede llegar a pensar que siempre sucederá de la misma forma. Manipular sentimientos tiene un alto costo emocional, iluso es pensar que nunca quedará en evidencia. El tono de su voz unido al lenguaje corporal delatan y ofrecen pistas sobre el embuste. El amor y las relaciones humanas se sustentan en sentimientos cuya durabilidad depende de tu poder para conservarlo, esto incluye el respeto y la honestidad.

Mi consejo es simple: No olvides que la mejor forma de mentir es decir la verdad, quizás porque hoy en día nadie la espera.

(Tomado del libro “Cómo entender a los hombres. Cómo entender a las mujeres” de Olga Consuegra)

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