El director Carlos Espinal explica la importancia. de la obra (Foto: José Rafael Sosa)

La nueva compañía teatral del Teatro Nacional Eduardo Brito debutó este fin de semana con el drama A puerta cerrada, del dramaturgo y filósofo francés Jean Paul Sartre. Y por su calidad, el hecho se convierte en más que el debut de un cuerpo actoral que nos impresiona por la intensidad y capacidad de adaptación a las propuestas de un libreto mayor.

Hacer vigente el Teatro de la Esperanza, ese que nos ofrece la vuelta al rapport indefinible del actor frente al espectador, no es tarea sencilla. Ese que representa una vuelta al hecho teatral impecable y firme, que hace arder lo escénicamente superficial. El que demanda simultáneamente de un hondón de condiciones conformadas por criterio, sentido, capacidades estéticas, disposición de trascender al facilismo escénico y, sobre todo, actitud de marcar el alma del espectador, con cada parlamento bien escrito, con cada gesto preciso, con cada manera de llenar la mirada y el ánimo, de un perfume que por escaso es en sí mismo valioso.  Es cuanto acaba de lograr la compañía de teatro del Teatro Nacional con este hecho dramático, escrito en 1943 y que ha dado al teatro moderno el mismo escalón a la galería de sus trascendencias.

A puerta cerrada es la principal obra de teatro existencial del agudo filósofo francés, y que estableció en el imaginario popular su concepto de que “El infierno son los otros”.

A puertas cerradas, montaje de excepción

Esta versión dominicana se une a las galas de las versiones presentadas desde 1944 a 2019 en espacios tan prestigiosos como el Teatro Eliseo, (Roma en 1945); Teatro de la Comedia, (Barcelona, 1948); Teatro Poliorma, de Barcelona, 1967);  le Théâtre des Mathurins, (Paris 1956); e, Theatron Espacio Escénico, (Monterrey, 2016) y el Teatro San Jerónimo, (México, 2019) para solo citar algunos de los escenarios que se han honrado en montarla. Puertas Cerradas es un punto infaltable en todo buen repertorio teatral de prestigio internacional. Ahora nos tocó a nosotros disfrutarlo, en medio de las condiciones de un teatro existencial de la esperanza y del llamado de la vuelta a la escena.

La selección de la pieza tiene el oportuno sentido de un director teatral que apuntó con exactitud cuál  pieza  elegir para que se estableciera para este 2021, como la producción que debe marcar la escena nacional dominicana, tanto por su trascendencia internacional como por los elementos artísticos y técnicos.

A puerta cerrada es trascendente aun cuando implique elementos que pudieron ser mejores, como el uso (dos veces) de la expresión coloquial “¿En serio?” que intenta ser una modernización de los parlamentos pero que ofrece un innecesario sabor de cliché post modernista, tan incensario  como el sello a lugar común que implica. Sartre nunca escribiría “?En serio?” por lo que sin dudas, alguien se dejó colonizar el pensamiento con una frase innecesaria y extraña al discurso esencial de una pieza.

Las actuaciones

En algunos parlamentos trastabillan algunos vocablos que debieron salir con pronunciación muy limpia, pero afortunadamente no ni frecuente ni se constituye en factor de molestia, compensado por la excelente vocalización dramática que exhiben los cuatro intérpretes en general.

Patricia Ascuasiati vuelve a revelar su capacidad actoral (que nos impresionó gratamente por la fuerza con que introduce en La Gunguna,-2015- filme  fundamental dominicano), tomando con maestría el universo gestual y vocal de El Camarero con movimientos y una esquemática bocal precisa, marcial y lúgubre.

José Lora (Checho) tiene oportunidad de sacar desde sus pasillos interiores, el actor de carácter que nos ha escamoteado por años tanto el teatro musical como la producción televisiva de entretenimiento. Está rico y denso en su Garcin.

Ana Rivas (Estella) reitera la fortaleza con que acomete sus desafíos actorales y se nota como disfruta la facturación filosófica de sus parlamentos, actuando justo como personaje de contrapeso y de interrelación con los demás de su elenco.

Sabrina Gómez Garden, muy diversa en sus expresiones de arte, encuentra en el  teatro de este nivel, la meta precisa a la que debe llegar. Provocadora,  insistente, seductora, la Inés que ofrece es personaje de contracultura que tiene a su cargo la otra perspectiva de la sexualidad establecida como “normal”. Nuestro consejo es que deje todo lo demás. Lo suyo es actuar visceralmente.

Escenografía y otros recursos

Con una bien lograda  escenografía hermética de un habitación sin ventanas, con una sola puerta, definida por líneas rectas, con  los efectos especiales para proyectar en las paredes, pinturas clásicas sobre el infierno con musicalización en vivo (tuba, trompeta y piano), con un  vestuario, peluquería y maquillaje  de gusto preciso.

La obra se había estrenado en  París,  en mayo  de 1944,  justo tres meses antes de la  liberación de la ciudad durante la  Segunda Guerra Mundial, victoria que se alcanzó el 25 en agosto de 1945, cuando el teatro volvía a demostrar que era capaz de ser en las peores circunstancias y a juzgar desde sus escenas a cuanto ocurría más allá de las puertas del teatro.

Fechas, horario y boletas 

Las presentaciones son de jueves a domingo, durante  julio, en la Sala Ravelo del TN .Jueves y viernes a las 4:00 p.m. /sábados y domingos a las 11 de la mañana y  4:00 p.m. Boletas a la venta en la boletería del Teatro Nacional.  Entrada general mil pesos, con descuentos  (30%), por mayoría de edad (65) y descuentos por tener una o dos dosis de las vacunas, hecho que hay que documentar.

El valor de la pieza

A puerta cerrada  es un texto dramático de tendencia existencialista,  del filósofo francés Jean Paul Sartré. Es una de las obras que ha estado en las tablas de los principales teatros de Europa y América y ha tenido cuatro adaptaciones al cine: Huis clos (1954), (Jacqueline Audry); A puerta cerrada (1962), (Pedro Escudero); No Exit (1962), (Tad Danielewski) y No Exit (2006), (Etienne Kallos).

Ficha Técnica

Dirección General: Carlos Espinal
Dirección Musical: Dante Cucurullo
Banda sonora: Daniel Hernández Gracia (Trombón) Juan Junior García (Tuba) Dante Cucurullo (Piano)
Iluminación: Roberto De León
Encargado de Producción: Amaury Esquea
Asistente de Director: Ramón Emilio Candelario
Diseño de iluminación: Roberto De León
Sonidista: Michael G. Jiménez Galán
Maquillaje: José Navarro
Traducción para República Dominicana: Ana Rivas
Escenografía: Track Stage Projects Teatro Nacional Eduardo Brito Carlos Ortega
Tramoyas: Eusebio Santos Reyes Jonás Abreu
Escultura: Patricia Ascuasiati
Vestuario y Estilismo: Teatro Nacional Eduardo Brito
Modisto: Rolando Antonio Rosario Pontiel (Antony)
Elenco: Sabrina Gómez (Inés)  Ana Rivas (Estella) José Lora (Checho) ( Garcin) Patricia Ascuasiati: (El Camarero).

Dejar de ver A puerta cerrada, funciones que se desarrollan con un estricto protocolo de distanciamiento, sería dejar de disfrutar el que probablemente sea el mejor ofertorio teatral del 2021.

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