«¡Si no fuera por los sumerios!», me dijo un día el poeta Yoel Mesa, quien a la sazón era mi profesor de Literatura del grado 11, en Veguita 14, una remota escuela en el campo, al sur del Oriente cubano.

Entonces no existía Google, ni siquiera Internet, ni mensajes de texto, ni acceso a la información de manera democrática. Eso sí, había una bastante aceptable Biblioteca, donde  si se ausentaba un profesor, éramos enviados a abreviar en los libros.

El director Juvencio Guerrero pasaba fiscalizando lo que hacíamos en esa hora. Aquel día llegó y notó la ausencia de Luis Mustelier. Preguntó por él en voz alta. Y Luisito sacó la cabeza rubia detrás de una columna, a lo que el director le espetó: «sal de la cueva, cuá cuá, viriviví vivó».

Nos preguntamos qué quería decir aquello.

Supe que era parte de la letra de una guaracha titulada «Anabacoa», del compositor Juanchín Ramirez, grabada originalmente por el gran Arsenio Rodríguez y su Conjunto Todos Estrellas.

Arroz con picadillo, yucá, arroz con picadillo, yucá,
Yucá, yucá, yucá, yucá, yucá, yucá, yucá
Sal de la cueva, cuá, cuá,
Sal de la cueva, cuá, cuá,
Cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá, cuá,
Anabacoa, coa coa, Anabacoa coa cá,
Anabacoa, coa coa, Anabacoa coa cá…

Cuando le contamos al profe Yoel Mesa, que era mi compañero del Taller Literario de Manzanillo, se echó a reír con carcajadas, casi al ritmo del tema.

Así que, cuando Yoel me dijo «¡Si no fuera por los sumerios!» me fui a la Biblioteca a enterarme más sobre ellos.

De dónde son los cantantes

Supe que era una civilización del sur de Mesopotamia, que tuvo su auge entre el 4100 y el 1700 antes de Cristo. Hace digamos seis mil añitos.

Fueron ellos quienes inventaron la literatura, la enseñanza y las leyes. Como si fuera poco, la ingeniería hidráulica, la astronomía, las matemáticas, la química, la medicina y la farmacopea. Descubrieron cómo el Sol se desplaza durante el año por la banda del zodíaco. Dividieron esta banda en doce partes y crearon mitos alrededor de cada signo zodiacal.

Los sumerios crearon la ciencia de la astronomía (Fuente externa)

Fueron ellos, sí, los sumerios, quienes dividieron el tiempo tal y como lo conocemos. Ellos contaban señalando con el pulgar las doce falanges de los otros cuatro dedos de la mano, y marcaban los múltiplos de doce con los cinco dedos de la otra, de modo que el mayor número que podían contar con los dedos era 60. Por ello dividieron el zodíaco en 12 signos, y el año en 12 meses y el día en dos grupos de 12 horas, y cada hora en 60 minutos. Así que el 12 era el número fundamental de los sumerios.

Descubrieron cómo extraer cobre de ciertas rocas, con lo que el uso de este metal se generalizó y permitió a los sumerios construir armas mejores con que defenderse de los pueblos nómadas. O sea, fueron además, mineros.

Los sumerios inventaron el carro con ruedas, tirado por un asno.

El primer médico y otras ciencias y técnicas

Fueron los sumarios los primeros que contaron con comadronas. Y con médicos. El primer médico de la civilización que se conoce es el médico personal del rey sumerio Urningirsu de Lagash (hacia el año 2000 antes de Cristo, cuyo nombre era Ur-lugal-edinna. Es particularmente sorprendente lo mucho que se sabía entonces. Cómo tratar enfermedades contagiosas, algunas de transmisión sexual, así como psiquiátricas como la depresión.

Los sumerios dejaron como herencia también los más antiguos textos sobre zoología.

Ese interés en sistematizar todo abarca igualmente la minería y la botánica. A ellos se deben los primeros apuntes sobre plantas y animales. O al menos los más antiguos que han llegado hasta nosotros.

Arte sumerio en el Museo del Louvre (Fuente externa)

También la química, y gracias a ella la fabricación de cervezas y otras bebidas alcohólicas. La preparación de pomadas, cosméticos, esmaltes y medicamentos. Así como de la producción de vidrio.

Un aporte que llegó hasta nuestros días fue la organización de las escuelas. Llamada en sumerio Ê-dub-ba, o casa de las tablillas. El director era el «padre de la escuela», el alumno era un «hijo de la escuela», y los maestros que enseñaban eran los «grandes hermanos». Ellos eran los encargados de preparar las tablillas donde escribirían los alumnos. De hecho se han encontrado «textos escolares» mal escritos, y otros de alumnos excelentes.

La lujuria

El rey sumerio, en representación divina, se unía a Inanna… (Fuente externa)

«El rey se aproxima, con la cabeza alta, a su sagrado regazo
Se aproxima, con la cabeza alta al sagrado regazo de
Innana Amma-ushumgal-anna * se tumba junto a ella
Acaricia su sagrado regazo.
Cuando la Señora se tumba sobre el lecho,
en el sagrado regazo (del rey),
Cuando la pura Innana se tumba sobre el lecho
en su sagrado regazo,
Hace el amor con él sobre su lecho.
Y dice a Iddin-Dagan:
‘Verdaderamente tú eres mi «bien amado’».

Así lo dice el himno dedicado a Iddin-Dagan, tercer rey de la primera dinastía de Isin. «Una vez realizado el acto carnal, se permite la entrada del pueblo cargado de ofrendas, al igual que de los músicos. Entonces se sirve un banquete», según narra Georges Roux en «Mesopotamia: historia política, económica y cultural» (1987, Ediciones Akal, España, page. 106).

Es Roux quien afirma que «En su cuna la civilización sumeria será una civili­zación esencialmente eufratea». O sea más cercana al Eufrates que al Tigris.

«Esta es efectivamente la época en la que se inventará el arado para reemplazar a la azada, el trineo y luego el carro de cuatro ruedas para transportar el grano, el barco de vela para návegar más rápido de un lugar a otro. También se inventirá el torno de alfarero y el fundido de aleaciones a base de cobre, inaugurando de este modo la era de la producción industrial. Del mismo modo, la prosperidad, lejos de disminuir, incrementó el comercio a larga distancia, el creciente uso del metal favoreció el de­ sarrollo de las artes y la arquitectura, e incluso la utilización de obje­ tos relativamente lujosos (vasos de piedra y de bronce) incluso en las pequeñas aldeas3. Todo ello trajo como consecuencia la especializa- ciórj de un sector de la población en el comercio, la artesanía y la ad­ ministración de los bienes, y su reagrupación en grandes centros, en torno a una élite intelectual constituida por los sacerdotes, liberados desde hacía algún tiempo de todo trabajo servil. Será en este momen­ to y en estas ciudades donde eclosionará la civilización sumeria, sin duda alguna, con sus notables logros arquitectónicos y artísticos, y sobre todo con la invención de la escritura, auténtica «revolución», tan importante para el futuro de la humanidad como la «revolución neolítica»», escribe Roux (op.cit. pag.82).

Es un hecho que la literatura sumeria «muestra a un pueblo inteli­gente, trabajador, amigo de los juegos de palabras, no carente de hu­mor, y a la vez fealista y profundamente religioso, pero no nos pro­porciona ni la menor indicación acerca de su origen» (Roux, op. cit. page. 97).

Inventos importantes

En la ciudad de Uruk se inventó el sello cilíndrico, un pequeño rodillo de piedra con un relieve que se marcaba repetitivamente en la arcilla al hacerlo rodar sobre ella. Los mercaderes usaban estos sellos a modo de marca de sus productos.

Y fue justamente el comercio el que, a la larga dio lugar a la escritura. Adquirieron la costumbre de marcar los recipientes de barro con señales que representaran la naturaleza o cantidad de su contenido. Pero pronto descubrieron que no hacía falta, sino que marcando tablillas de arcilla podían guardarse registros de existencias, entre otros datos. Cada mercader usaba seguro sus propios códigos. Hacia el 3400 ya estaba extendido un mismo código común.

Se dice que fueron los sacerdotes sumerios quienes aprovechando el código de signos que habían elaborado los mercaderes, lo usaron con otra connotación: reflejar ideas abstractas.

Ya hacia el 3100 los sumerios disponían de una verdadera escritura, la primera de la cual se tiene noticias sobre la faz de la Tierra.

Para escribir utilizaban tablas de arcilla, en las que marcaban con un punzón. Cada palabra se representaba con un signo. Ese sistema de signos solo era dominado por los sacerdotes, según los científicos, con lo cual esa clase obtuvo un poder excepcional. Este tipo de escritura se conoce como escritura cuneiforme.

El sumerio es, pues, la lengua más antigua de la que tenemos constancia escrita. Muy diferente a todas las que se conocen hoy en día. Las palabras eran monosilábicas y las oraciones se formaban sumando palabras, de modo que muchas de ellas actúan como prefijos y sufijos de otras.

Según «The ancient Near East; a history», de William W. Hallo publicado en New York, 1971 por Harcourt Brace Jovanovich, el término sumerio significaba -según ellos mismos se llamaban- «sag giga» lo que quiere decir «cabezas negras».

Habrían llegado, probablemente del norte, hasta la zona baja entre los ríos Tigris y Eufrates y se habrían asentado allí, conformando ciudades como Kish, Uruk, Ur, Eridu, Nippur, Umma, Girshu y Lagash.

Como quiera, los sumerios consideraban su propio país como el centro del mundo y se consideraban a si mismos como los descendientes directos del primer ser humano.

Textos sumerios

La literatura tiene su origen en algunos de los textos sumerios que llegaron a nuestros días a través de las tablillas cuneiformes como las Instrucciones Shuruppak, la Epopeya o Poema de Gilgamesh, el Código de Urukagina, la Leyenda de Etana y probablemente los Himnos del Templo de Kosh.

Tablilla cuneiforme sumeria (Fuente externa)

Instrucciones de Shuruppak: Se dice que es el texto más antiguo que se ha encontrado a día de hoy, pues su creación se remonta antes del año 2600 antes de Cristo. Es un texto sumerio que tenía por objetivo transmitir sabiduría e inculcar normas comunitarias, de convivencia. Muchos historiadores dicen que las Instrucciones de Shuruppak son un antecedente de lo que luego fueron los Diez Mandamientos.

Leyenda de Etana: Data de poco después del año 2600 a.C. y se considera una leyenda babilónica que cuenta la historia del rey sumerio Kish. Se dice que tuvo a su descendiente con la ayuda de un águila. Como curiosidad sobre este escrito, relatan los estudiosos, que han encontrado otras versiones de esta leyenda. Aquí comienza la literatura ficcionada, a partir de la tradición oral, llevada a texto.

Himnos del templo de Kosh: En el año 1963 fueron descubiertas las tablillas por unos arqueólogos alemanes, estimaron que estas tablillas de arcilla son del año 2600 a.C, aunque no hay mucha información sobre lo que cuentan sus textos porque no se han podido descifrar.

Si las Instrucciones de Shuruppak eran una serie de normas, la Epopeya o Poema de Gilgamesh, escrito aproximadamente entre los años 2500 y 2000 antes de Cristo, es el texto de ficción, basado en hechos reales, más antiguo de la humanidad. Hasta que no se demuestre lo contrario.

«Sólo los dioses viven para siempre bajo el sol.
En cuanto al hombre, sus días están contados.
Haga lo que haga no es más que viento»

Los que lo estudiamos en la secundaria básica sabemos que es un poema de la civilización sumeria, grabado en arcilla. Narra la vida de Gilgamesh y su relación con Endiku. Este poema habla de cómo los habitantes de Uruk está hartos de la vida de lujuria de su rey, Gilgamesh. Entre otras prebendas, Gilgamesh tiene el derecho de pernada, que es decir el derecho a estar con una mujer antes que su esposo.

Tablilla sobre el diluvio, de la epopeya de Gilgamesh (Fuente externa)

A modo de queja, sus habitantes, empiezan a reclamar a los dioses. Estos dioses atienden el reclamo del pueblo y crean a Endiku para que luche contra Gilgamesh. Ambos terminan haciéndose grandes amigos y viven juntos muchas aventuras.

La obra se conocía con el título «Aquel que vio las profundidades» (Sha naqba īmuru) o «Por encima de todos los otros reyes» (Shūtur eli sharrī), versos con los cuales comienza la obra, en distintas traducciones.

Gilgamesh fue un personaje real. Tan es así que existen esculturas al relieve encontradas en ciertas zonas de Irak como la que parece simbolizar al propio Gilgamesh y que se encuentra en el Museo del Louvre.

Allí también se conserva el Código de Urukagina: escrito alrededor del año 2400 a.C, también hecho en tabletas de arcilla, que es considerado el primer código jurídico de la historia. En él se intentaban reducir las diferencias entre las clases sociales y se condenaba la corrupción. Trató de anular muchos de los beneficios abusivos que tenían el rey de la época y su familia.

Los sumerios, en fin, dejaron como herencia mucho de lo que hoy conocemos. Aunque no hayan inventado el arroz con picadillo, que cantara Arsenio Rodríguez.

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