El concierto de más de dos horas y media ofrecido por Ricardo Montaner este sábado en Altos de Chavón es importante dentro del contexto de la pandemia, no solamente por ser el primero que se realiza en el marco de la calamidad mundial en ese, el más exigente escenario dominicano, sino porque abre una ventana hacia un tipo de conciertos donde asista un mínimo de fanáticos y que esté sustentado por el streaming y el modelo de patrocinios que había caído de manera estrepitosa en los últimos años.

Banreservas y Ministerio de Turismo fueron las instituciones que respaldaron el concierto y por tanto hicieron posible que Montaner pudiese mover hacia República Dominicana su pequeño ejército de músicos, coristas y soportes. La producción fu de César Suárez Jr.

Un escenario con un diseño de luces que le impregnaba vitalidad a las piedras (no sé cómo se vería por streaming), una fabulosa selección de repertorio con sus explicaciones la mayoría de las veces, un cielo nublado que no lloró, un pequeño público alelado, que significaba la esperanza de volver a vivir una normalidad, y un artista que después de casi un año sin cantar se presentó en una forma bastante aceptable, fueron los elementos que conformaron Las canciones que amo.

La chica del ascensor, un tema de hace 31 años sirvió para abrir el concierto en el cual sucedían tiros de cámara desde varias posiciones -incluyendo una frontal súper HD-,  y dos drones (según observé en un televisor de referencia) que ofrecían una poderosa zenital que ofrecía la presencia de una exigua cantidad de público 150-200 personas, en un anfiteatro vacío.

Ese escaso público que estuvo allí fue suficiente para aportar calidez y dar una esperanza, para señalar que existen posibilidades de ir acercándonos a un regreso a una normalidad que quizás no vuelva a ser igual del todo, pero que nos permita al menos un mayor acercamiento humano. Que definitivamente somos seres gregarios.

El concierto -que comenzó con retraso en relación con la hora pautada (9:00 de la noche)-, fue también un canto a República Dominicana, aunque estuvieron seguidores de Montaner desde todas partes del mundo, vía streaming y en vivo (creo que fue a las 10:20 que dijo la hora para que la gente viera que era real que estaba sucediendo en vivo); y fue un canto a esta media isla por sus constantes referencias a las veces que había estado antes de tener casa aquí, nombres de sitios como Samaná o de determinadas playas, mención a los ritmos, etc.

La bachata tuvo una presencia destacada, incluso se cantó par de ellas, que hablan de la posibilidad -sin que lo haya dicho- de una probable selección de canciones en este ritmo algún día. ¡Qué bueno sería!

El final del concierto, después de La Gloria de Dios -donde explicó que Evaluna no estaba porque está grabando una serie en Colombia, fue La Cima del Cielo, una de las canciones más populares de su repertorio, que data de 1989.

Antes había tenido a mitad de concierto Cachita, una rumba del gran compositor puertorriqueño Rafael Hernández, sin dudas uno de los himnos de la música tropical, popularizado por la orquesta cubana Casino de la Playa allá por el año 1937 (hace nada más que 83 años). «Óyeme cachita, traigo una rumbita, pa que tú la bailes, como bailo yo…», y a esas alturas a Montaner también le sucedió lo mismo que le está pasando al resto de los cantantes, que debido a la muy dilata pausa de casi un año, a mitad de concierto se le notaba casi sin aire. Tanto así que fue a su respectivo cambio de vestuario (en total tres) y regresó nítido para entrarle a la parte final del concierto.

En esa parte trajo como invitada especial a la muy joven cantante argentina de nombre Nani, que había servido de telonera y que volvió a su llamado para interpretar su canción más reciente, de fines del año 2019, Te adoraré.

Si este amor fuera posible
Y el silencio fuera un cuerpo tangible
Si el final fuera el principio
Para mí
Si este amor fuera imposible
Un deseo, un delirio intangible
Viviría en la rutina
De vivir.
 

Ya en la coda del concierto se cantó Volver, después hizo un comentario que es una realidad como una casa: «Qué barbaridad, acabo de caer en cuenta que vía streaming se canta más», entonces interpretó ¿Qué vas a hacer?.

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