Portada de un disco de dembow (Fuente externa)

Una comunicación por WhatsApp recibida por el senador Franklin Romero, este martes, minutos antes de la salida al aire del popular programa de televisión Esta Noche Mariasela, permitió al legislador dar la noticia de que en los próximos cinco días habrían excelentes sorpresas en relación con el Decreto Presidencial sobre el reglamento de la Ley de Mecenazgo.

Romero, junto al crítico de arte Abil Peralta, director de la Oficina Técnica Cultural del Congreso, y quien suscribe, fueron los invitados a abordar el tema de la dilación de la firma del reglamento sin el cual la Ley, promulgada en el 2019 es letra muerta.

Este año de pandemia ha sido nefasto para la familia cultural dominicana. Se conocen casos de personalidades del arte al borde de la miseria, en situación de desespero absoluto. Esto, de haber estado en funcionamiento la Ley de Mecenazgo hubiese permitido que el golpe no hubiese sido tan demoledor. Hay países donde precisamente la existencia de la ley ha sido beneficioso también dentro de la pandemia.

Uno de los países de Latinoamérica donde el Programa Participación Cultural-Mecenazgo ha permitido aplacar un poco la profunda corrosión de la vida cultural en la pandemia, ha sido Argentina.

En Buenos Aires, por ejemplo, en el 2020 la cantidad de postulaciones de proyectos se duplicó con respecto al 2019, que ese año había sido el doble del 2018. Si en el 2019 concursaron 2294 proyectos, en el 2020 fueron 4092. En el caso argentino, la ley incluye también el cine.

El aislamiento social, la crisis económica detonada por la cuarentena y las medidas sanitario-restrictivas para mitigar la circulación del coronavirus, que forzó cierres de espacios culturales y paralizó la actividad del sector por varios meses, hicieron que artistas, instituciones y gestores culturales solicitaran apoyo económico para sus proyectos.

Del total, se seleccionaron 1360 presentaciones de artes visuales, cine, música popular, letras y patrimonio, entre otras disciplinas, y se distribuyeron 850.960.882 millones de pesos (en 2019 habían sido poco más de 692 millones). Los proyectos fueron aprobados bajo la ley que fomenta la participación del sector privado en la cultura.

Fueron aprobados proyectos de danza, artes visuales, artes audiovisuales y arte digital, teatro, circo, mímica y afines; literatura, artesanías y arte popular, diseño, música popular, música académica, patrimonio cultural, publicaciones, radio, televisión y sitios de internet con contenido artístico y cultural, infraestructura (para reparación de espacios) y nuevas tecnologías.

Y esto es muy importante. El blindaje de la Ley de Mecenazgo debe dirigirse hacia la protección de este tipo de manifestaciones con absoluto sentido cultural, alto contenido estético, educativo, formativo. Y en este punto me refiero a la necesidad de ofrecerle al público opciones alejadas de toda la parafernalia mediocre, enajenante, superficial y desprovista de valores que inunda a la sociedad actualmente.

El sector cultural dominicano diezmado hasta cifras imposibles de imaginar -solo de oídas, puesto que no existe un estudio serio sobre este particular-, no soporta más dilaciones.

La Ley de Mecenazgo, acompañada de el Programa de Proyectos Culturales, y de la verdadera activación de las industrias culturales (comercialización de la música popular, entre otras) son tres herramientas que deben propiciar un salto cultural en la sociedad dominicana a corto y mediano plazo. Hay que enfrentar ya la avalancha expansiva de esa bomba nuclear que ha significado la llamada «música urbana» que se ha negado a evolucionar y ofrecer productos más o menos aceptables que no hablen de drogas, violencia, sexo y malas palabras.

Si en los barrios no existen propuestas culturales permanentes, de calidad, familiares, que sean capaces de contrarrestar el «mecenazgo» inaceptable que permite que florezcan la incultura, el mal gusto y los vicios, hay que cerrar el país, y el último que apague la luz.

Existe mundo más allá del dembow.

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