La mano flácida hace más daño que la mano dura. Los mandatarios deberían tener un juego de botones lumínicos que les indiquen cuándo ser más fuertes, cuando bajar la guardia, cuando dejar que las cosas ocurran.

Lo sucedido el domingo en Puerto Plata, es una cadena de irresponsabilidades que va desde algunas de las instituciones gubernamentales (Ministerio del Interior, Policía Nacional, Gobernaciones de Santiago y de Puerto Plata), hasta el oportunismo partidista que nos arropa: el PRM a través de su flamante alcalde al frente de la ciudad norteña, Diómedes García -Roquelito-; y el PLD a través de la maravillosa puesta en escena final con la fumigación del malecón por donde pasaron los manipulados, por parte de la empresa del candidato oficialista.

Cada día mueren personas y se infectan otras. Es de muy mal gusto ante las familias que sufren, la competencia grosera entre los candidatos, por ver quién se lleva el gato al agua.

Carro de la policía que escoltó al peregrino (Fuente externa)

En momentos así es que debe encenderse el bombillo rojo, y emitir la alarma para indicar que es el mejor momento para demostrar que la mano puede ser dura.

Es inconcebible que la Policía vaya hasta la casa de alguien que se bebe unas cervezas dentro de su casa y escucha música, a tratar de apresarlo por supuestamente violar el estado de Emergencia y el Toque de queda, mientras esa misma policía permite que miles de personas sean capaces de violar flagrantemente la ley, a la voz de un Juan de los Palotes, con una cruz al hombro, falso profeta que según él, ya no hay más coronavirus en el mundo. Al primero que hay que apresar es a él. Mano dura. Sino, pues, quiten estado de emergencia y su toque de queda, y a fastidiarnos todos.

Mildomio Adames El Peregrino, el culpable principal de esta estupidez (Fuente externa)

El resultado del que armó todo esto habrá que verlo dentro de 15 días en Puerto Plata. La grave violación del distanciamiento social ocurrida ayer en esa ciudad nos afecta a todos, afecta a cada dominicano, comenzando por ellos mismos, afecta también la moral de todos los médicos y el resto del personal sanitario que sueltan la piel atendiendo a los infectados por el coronavirus, y se extiende a todo el país y a la economía dominicana.

La ignorancia es la gran culpable de lo sucedido, y eso solamente se puede combatir con más educación de calidad y más cultura. No hay de otra. Urge una campaña pública desde el gobierno en contra de la ignorancia y de los falsos profetas, y de las manipulaciones de cualquier socotroco pícaro y con iniciativa.

El bombillo rojo dice que hay que meter preso en primer lugar al falso profeta, juicio y cárcel. Y luego a los que permitieron tal grado de violación de la disciplina que se supone contiene el decreto de estado de emergencia.

Ya anunció que continúa hoy a Sosúa y toda esa zona, y que no le teme a la justicia. ¿Y nosotros, los ciudadanos comunes, disciplinados, a quien tenemos que temerle?

Solo mano dura nos salvará de esta situación en que estamos empantanados.

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