Fachada de la Casa de las Academias, sedes de la Academia Dominicana de la Lengua (Fuente externa)

La Academia Dominicana de la Lengua cumple mañana 12 de octubre 92 años de existencia. Su creación fue una iniciativa del Arzobispo Nouel. La componen eminentes intelectuales dominicanos y extranjeros, cuya principal labor es cuidar y promover el correcto uso del español y fomentar los estudios de lingüística. Es correspondiente de la Real Academia de la Lengua. Su lema es «La lengua es la patria».

Actualmente, la componen 29 miembros de número y 30 correspondientes. Los asientos de los académicos de número, que son vitalicios, están identificados con las letras del alfabeto, desde la A hasta la Z.

El poeta Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua (Fuente externa)

La actual Junta Directiva de la Academia Dominicana de la Lengua está compuesta por el poeta Bruno Rosario Candelier, quien es su director; el viceministro de Cultura Federico Henríquez Gratereaux, que es el subdirector. El secretario es el poeta, crítico literario y doctor en Filología José Enrique García. El tesorero es el reconocido filólogo e historiador Manuel Núñez. Funge como bibliotecario el novelista y doctor en Literatura General, Manuel Matos Moquete. Los vocales son el dramaturgo, actor y director teatral Franklin Domínguez y el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez.

Hoy día, los 29 académicos que la componen son -además de los ya mencionados, que son siete-, el veterano doctor en leyes Rafael González Tirado, cuyo nombre lleva la Sala de Prensa de la Cámara de Diputados; la filóloga y profesora Irene Pérez Guerra, el novelista Marcio Veloz Maggiolo, el historiador Carlos Estevan Deive, el filólogo Diógenes Céspedes, el novelista y comunicador Andrés L. Mateo, el profesor y filólogo Ricardo Miniño González, el escritor y diplomático Pedro Vergés, el viceministro y poeta Cayo Claudio Espinal, el filólogo y embajador Guillermo Piña-Contreras, el economista Dennis R. Simó, el poeta, ensayista, crítico literario Juan José Jimenes Sabater (más conocido como León David), la filóloga y lingüista a tiempo completo Ana Margarita Haché, el ex ministro de Cultura, poeta, editor José Rafael Lantigua, el poeta, militar y diplomático José Miguel Soto Jiménez, la filóloga María José Rincón González; el destacado poeta, ensayista, político y exministro de Cultura Tony Raful, el destacado investigador cultural, profesor universitario, teórico y critico de arte Odalís Pérez; el abogado y lingüista Fabio Guzmán Ariza; el escritor, lingüista y profesor universitario Rafael Peralta Romero; el expresidente Leonel Fernández Reina, y el educador, narrador, ensayista y crítico literario José Alcántara Almanzar, ambos electos, pero que parece que no han tomado sus respectivos asientos.

Reconozco el excelente trabajo con los aportes de la Academia para lograr el Diccionario Panhispánico de Dudas, el permanente trabajo de recomendaciones al día de Fundeu-Guzmán Ariza. Siempre me ha resultado interesante constatar que existe un castellano dominicano, rico en argots, en niveles del idioma, y en palabras arcaicas que se mantienen en el uso diario en determinadas zonas del país e incluso algunas heredadas de los taínos. El Diccionario del Español Dominicano probablemente sea la obra cumbre de toda la historia de estos 92 años de existencia de la Academia Dominicana de la Lengua.

Diccionario del Español Dominicano (Fuente externa)

Sin embargo, algo que sí resulta contraproducente y es algo en lo cual la academia debe trabajar junto al Ministerio de Cultura y otros estamentos, es en proponer una Ley sobre el uso y abuso de idiomas extranjeros en vallas publicitarias, menús de restaurantes, etc. Sobre todo del uso del inglés. El abuso cotidiano por parte de las publicitarias es algo nefasto, además de tener un tufo colonizador, clasista y excluyente.

En República Dominicana el idioma español es el idioma oficial. Aquí ni siquiera hay lenguas indígenas dentro de la población, a lo más restos de lo que fue el taíno, pero como pequeños elementos dentro del ADN lingüístico dominicano. Y el idioma inglés lo debe dominar, digamos, una tercera parte de la población. O pongamos que sea el 50% de la población. El otro 50% está siendo injustamente avasallado por un idioma que no es obligatorio conocer.

Se hace perentorio que emana de la Academia Dominicana de la Lengua, un Proyecto de Ley que prohiba el uso de otras lenguas en los anuncios exteriores, en los menús de los restaurantes, y en los comerciales de televisión radio, etc. Por ese camino, en 20 años, cuando la generación que hoy está compuesta por niños, tendremos como único idioma el inglés, seremos otra vez colonia espiritual de los países anglosajones (que ya lo somos un poco), y una gran parte de la población se mantendrá en la inopia y la ignorancia más profunda, en la más oscura noche lingüística.

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