SD. Coincido con Rafa Rosario -quien se presenta esta noche en La Dinastía Rosario en el Palacio de los Deportes- en sus preocupaciones acerca de la música romántica, léase balada, bolero, etc. que pueden desaparecer en 20 años.

Y tiene razón. En 20 años los millenials, las generaciones X y Z, que ya nacieron con códigos sonoros diferentes, serán los que estarán en el tope de la sociedad económicamente hablando, a plena producción, sustentando la economía familiar, cosa que ya hoy muchos hacen.

Esos códigos sonoros, demasiado ajenos al bolero o la balada, verán esa música como hoy vemos la contradanza. Piezas de museo.

En 20 años serán reductos de ese tipo de música que existirán. Quizás solo quede en pie, con la bandera en alto… la bachata. Y sobre todo la bachata pasada por el filtro de lo urbano.

La inauguración del Festival Internacional de Cine de Fine Arts, esta semana, fue con una película producida y protagonizada por Ricardo Darín, El amor menos pensado, que debió terminar con una bachata y no con una vieja y memorable canción de Leo Dan. Todos salimos de las salas de cine con esa misma sensación: faltó una bachata para cerrar, porque tanto se habló de la bachata en la coda del filme, que no podía ser de otra manera.

Y sí, la bachata se ha colado en el mundo, está de moda, aunque uno pueda pensar a veces que los intérpretes dominicanos no se han enterado de eso. Con la excepción de Romeo, de Daniel Santacruz y dos o tres más.

Conozco por ejemplo la tozuda negatividad de El Bachatú, Anthony Santos, a cruzar el charco. He sido testigo de ofrecimientos cuantiosos para giras en Europa. Pero no, se niega.

La fuerza del género internacionalmente es para que los grandes intérpretes dominicanos del ritmo estuviesen viajando más que un astronauta norteamericano, y produciendo euros y dólares.

Sin embargo, la mayoría se presenta en otros países casi exclusivamente para el público dominicano residente fuera.

La Delegación Dominicana ante la Unesco, encabezada por el embajador y cantautor José Antonio Rodríguez, hace ingentes esfuerzos por incluir la bachata como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. De lograrse, será un gran paso.

Aunque a decir verdad, con el merengue no ha pasado gran cosa después de lograr incluirlo en esa lista. Pero eso se debe a que el Estado es el encargado de velar porque el género musical por excelencia entre en una crisis irreversible.

El MiRex ha hecho y hace lo suyo. Me consta. Pero aún el Ministerio de Cultura no ha presentado un plan de fomento y promoción del merengue, y mucho menos de la bachata.

Esperemos que el ministro Selman logre encumbrar finalmente la cartera que recibió hecha jirones y pueda proponer un plan integral a favor de los ritmos nacionales.

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