Hace par de días el dilecto amigo Víctor Víctor, cantautor de larga data, que fuera el primer director de Cultura de República Dominicana, hace varios lustros, ha escrito un texto donde afirma que el Ministerio de Cultura debe desaparecer.

Ese tipo de afirmaciones son las que quieren escuchar o leer los enemigos de la Cultura, los tecnócratas que entienden que todo el dinero que se gasta en el sector, debería dedicarse a otros menesteres, supuestamente mas fructíferos.

Primero que todo, imagino que Victor Victor ha sido mal aconsejado por alguien que probablemente este interesado en birlarse ese ministerio. O está echando a andar alguna nueva sonda de ensayo a ver qué caso le hacen. O quizás le ha dado un ataque de belleza cansado de ver aquellas cosas que no funcionan como deberían funcionar en la institución.

Sería un gravísimo error erradicar el Ministerio de Cultura. La institucionalización no es un juego. Es parte del desarrollo estructural de un país en vías de desarrollo. Los Bolsonaro y otras liendres son los que erradican los Ministerios de Cultura, y Vitico que no es de esa corriente ideológica, debería corregir su error.

Entre los tristes errores de casi todos los gobiernos dominicano ha estado menospreciar ese ministerio, otorgarle los más bajos presupuestos, dirigir desde otros ámbitos del Estado la ejecución de ese presupuesto. Como si fuera poco, el Ministerio de Cultura ha padecido una grave carencia de cuadros preparados científicamente para diseñar, desarrollar y ejecutar las acciones necesarias que permitan cumplir la Política Cultural de cada gobierno. Que no debería variar cada vez que entra un gobierno nuevo, sino que debería existir una gran Política Cultural acordada por los distintos partidos, los distintos estratos gubernamentales y por toda la población, con ejecución obligatoria, por encima de banderas partidistas y tendencias ideológicas, si es que a estas alturas las hay.

Muchos políticos y tecnócratas son obtusos a la hora de comprender la complejidad de los riesgos que corre la identidad cultural dominicana toda vez que su primer renglón económico es el turismo y por tanto, la cultura del país se ve erosionada continuamente por las decenas de culturas que intercambian no solamente en nuestras playas y resorts, sino en los museos y las calles de las ciudades. Por otro lado y quizás más profunda es la influencia de nuestros vecinos haitianos, que son dueños de una cultura sumamente fuerte, que influye de alguna manera cotidianamente tanto en las zonas rurales del país como en las ciudades, sino hasta en nuestras propias casas. Súmele a eso otras nacionalidades que conviven en el país, como los chinos, cubanos y venezolanos, entre otras. Y piensan que la única manera que hay de combatir eso es través de la represión. Cuando en realidad el único escudo que puede haber es una cultura robusta.

Hoy día, el sector cultural aporta al Producto Interno bruto cerca del 3%, gracias a la Ley de Cine. Ahora el Senado ha aprobado el proyecto de Ley de Mecenazgo que debe ser aprobada en la próxima legislatura en la Cámara de Diputados, y luego será refrendada por el Presidente Danilo Medina, a la cual deberá agregarse un reglamento, para que de verdad no sea letra muerta.

Solo un Ministerio de Cultura empoderado, con funcionarios capaces de luchar por los derechos culturales y no precisamente por sus puestos, que comprendan en su mayor profundidad los retos de la identidad nacional, que lleve adelante una Política Cultural a largo plazo, junto a una intelectualidad y una clase artística empoderada e incidente en el pensamiento nacional y en el devenir social, podrá jugar el rol para el cual fue creado, en toda su dimensión.

No Vitico, el Ministerio de Cultura, no debe desaparecer.

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