Bad Bunny se presentará en Altos de Chavón junto a Daddy Yankee (Foto: Fuente Externa)

SD. Hace pocos días el exponente urbano puertorriqueño Bad Bunny recibió una carta de una educadora docente que le reprochó «mientras yo trato de construir mentes, usted las destruye» (Ver en: http://notaclave.com/maestra-indignada-a-bad-bunny-mientras-yo-trato-de-construir-mentes-usted-las-destruye/)

La carta de la maestra indignada tuvo cientos de reproducciones.

Al día siguiente, el intérprete de Estamos bien cuyo coro dice «que se jodan, que se jodan…», no pudo aguantar que una pobre maestra se desahogara porque no entiende -no puede entender-, el cambio que ha dado el mundo en poquísimos años.

Bad Bunny, cuyo nombre real en la lista que pasaban en la escuela de Vega Baja, es Benito Antonio Martínez Ocasio (10 de marzo de 1994), estudió Comunicación Audiovisual en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo y sabe muy bien lo que es la semántica de los símbolos, de las imágenes, del sonido, de las palabras.

Al día siguiente, El Conejo Malo -que se ha dicho a sí mismo en Soy peor «si antes fui un hijo e puta, ahora soy peor»- respondió con una extensa y airada carta de tres páginas (imposibles de reproducir de manera íntegra), bajo el título «Bad Bunny no es el Secretario de Educación», donde después de explicar que él era el tradicional payaso de la clase, que para fastidiar sacaba 100 en cualquier examen, le espeta a la señora Valley Jessiesther: “Hay maestros y maestras a las que jamás olvidaré por su genuina pasión por enseñar, la manera tan rica y divertida de dar clases, por su paciencia y táctica de llegar a los estudiantes. Pero tampoco olvidaré a aquellos maestros que catalogaba como ‘malos’. ¿Cómo cuál quiere ser recordada usted?”.

“¿Sabe en qué no estoy de acuerdo con usted? En que me quiera echar la culpa de la posible ineptitud suya (sólo supongo), de la ineptitud de Gobierno y del pésimo sistema educativo de mi país”, dice en la carta el joven de 24 años.

Bad Bunny le narra que de niño escuchó “un sin número de artistas más que hablan de sexo, drogas y palabras ‘malas’ en su canciones y ¿sabes? Nunca saqué malas notas por escuchar su música, ni abandoné la escuela, incluso entré a la universidad”.

A pesar de eso, confesó: “A veces no me siento tan orgulloso de algunas de mis letras, pero si de algo estoy seguro es que jamás tendré la culpa de un problema que existe antes de que Bad Bunny existiera”.

“Este artista que hoy usted critica sólo es un producto más de sistema de educación de mi país. Usted y sus compañeros también han contribuido a ese exitoso plan de crear una ‘generación de imbéciles”, expresó en su carta a la profesora y sancionó: “Ustedes enseñan lo que el Gobierno les ordenan que enseñe”.

El exponente del trap a la vez que le manifiesta a los jóvenes que estudian que “No son una generación de imbéciles», deja caer para la maestra «Imbécil es quien se los diga, ustedes y yo sólo somos víctimas de un asqueroso sistema (…) incluso esa pobre maestra también lo es, no la culpo”.

Carta de la maestra de Bad Bunny

Ana Torres («una de las buenas maestras que como mencioné, no se olvidan», según el trapero) la maestra de Bad Bunny, a la cual hizo referencia hacia el final de su extensa carta, al enterarse le escribió estas líneas en Facebook:

«Estaba sola sentada viendo tv después de una semana agotadora de trabajo como maestra, cuando mi hija me llama por teléfono y me dice que me va a enviar un mensaje al celular para que lo lea…. Cuando termino de leer el mensaje, quedé conmovida y tengo que confesar que lloré. Entre todos los maestros que Benito ha tenido en su vida, me distingue por mi nombre. ¡No sabía que motivó la respuesta de Benito! Luego me enteré del “desahogo de la maestra completamente frustrada”. Puedo entender la frustración con que la compañera escribe, porque yo también la vivo y tengo que batallar a diario con las mismas cosas: el sistema, el currículo, la escasez, la insensibilidad, la mala organización, los problemas sociales, entre otras tantas cosas, que ya son parte del escenario habitual. La escuela no produce objetos, sino que forma seres humanos, y debemos reconocer que “cada uno de nosotros es hijo de su época”.

Recuerdo a Benito haciendo cosas propias de su edad, pero también recuerdo su mirada inquisitiva y sus aportaciones inteligentes a la discusión del día. Recuerdo cuando hablé con él y le pedí que participara en la Fiesta de la Lengua recitando el poema: “La maestra de los ojos verdes”. Su madre, muy diligente lo llevó al lugar de la actividad y lo hizo excelentemente bien. ¡Quién hubiera dicho que se convertiría en el rey del escenario! No sigo fielmente la carrera de Bad Bunny, pero sus logros no me son indiferentes, ya que su vida siempre estará ligada a la mía al igual que la vida de otros jóvenes que han pasado por mi aula.

En mi clase enseño a mis estudiantes a que hay que aprender a distinguir entre lo que es contenido y lo que es forma; así mismo puedo distinguir el contenido de Benito de la forma de Bad Bunny. A Benito lo recuerdo como un ser humano noble e inteligente, como un joven en formación dentro de su contexto. El texto bíblico recomienda: “Analizarlo todo y retener lo bueno”. Veo en Benito un joven con la sagacidad para capitalizar dentro de su época los elementos que la rigen como la música, el lenguaje, la moda y hasta la crisis huracanada para cantar “estamos bien” como afirmación de la resiliente identidad puertorriqueña de comienzos del siglo XXI.

Ambos hemos logrado nuestros sueños, Benito es un cantante urbano ya mundialmente reconocido, y yo he logrado el sueño de tener entre mis estudiantes hijos del corazón a los cuales mi memoria le es grata. No entiendo a Benito como culpable de lo que hace, sino como responsable de aprovechar las posibilidades de su entorno para crear a Bad Bunny como un ente creativo para abrirse paso en la vida. Benito, también te recuerdo con cariño…».

Luego la antigua maestra del creador de trap, le dedica un poema a quien fuera su alumno que ha dicho de sí mismo «yo soy un hijueputa.com».

El trap, el reaggetón, la realidad, el badbunismo

El caso de Bad Bunny puede que sea un tanto diferente al de la gran mayoría de los exponentes urbanos que he podido entrevistar, en cuanto estos se sienten cronistas de lo que sucede en los barrios, y eso es una realidad. Solo que se han quedado presos de las pobres herramientas de la violencia, las drogas, el sexo o las malas palabras y han sido incapaces de evolucionar más allá de eso, como lo ha hecho Residente, gracias a su discurso contestario, poético. Bad Bunny lo que refleja en sus canciones son sobre todo las frustraciones amorosas. Y esas frustraciones las cuenta con esas mismas herramientas: malas palabras, con pelos y señales, violencia, sexo, drogas. Pero… eso es el trap, aquellas mismas historias, con igual discurso, pero más melódicas y romanticonas que el reggaetón. Es su momento.

De cualquier manera, varios de esos exponentes urbanos han dicho en las entrevistas que les he hecho, que al tener hijos, no le ponen a ellos la música que ellos mismos trabajan. Es decir, como dice el propio Bad Bunny en Estamos bien, los hijos ajenos sencillamente «que se jodan, que se jodan…».

Como colofón baste que este intercambio entre pedagogos y ex alumno se produjo a partir de una petición del gobernador puertorriqueño Roselló, quien le pidió a Bad Bunny que abriera una tercera fecha en el Choriseo para unos conciertos que va a ofrecer, a lo que se ha negado, debido -según explicó- que el propio Roselló fue quien cerró su escuela.

El badbunismo en la expresión urbana viene siendo algo así como la locuacidad contra sistema más la incapacidad hacia la autocrítica, es igual a la imposibilidad de asumir la responsabilidad social ante un mal al cual uno colabora con entusiasmo demasiado revolucionario.

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