SD. Si hubiera sido una corrida de toros, le habría dado orejas y rabo, porque Wason tomó el toro por los cuernos y lo obligó a arrodillarse. Es cierto que el público de Puerto Plata es un toro noble, pero nadie hasta ahora había logrado repletar el Anfiteatro de ese modo, como en sus tiempos lo hizo el inmortal Palomo Linares en Las Ventas de Madrid. El concierto de este domingo fue sencillamente histórico.

Puerto Plata tú eres mi reina, inició a las 10:42 de la noche. Fuegos de artificio, en tarima, sobre la música. Luego un silencio breve y arrancó en tiempo de bolero Amanecer contigo. ¿Quién ha dicho que el bolero no vive? Fuegos de artificio rojos ala cielo. Y verdes, y amarillos. Contigo en la cabeza.

Demasiado público por primera vez en el Anfiteatro. La gente de pie. No dejan ver. Wason va de traje blanco y su sombrero panameño. Una copa y un vaso a su diestra sobre una mesita. No hay mejor lugar que entre tus brazos, canta y el coro responde uuuaaa! (coro estilo The Platers) Que allí está mi paraíso terrenal. Es Que no hay mejor lugar.

Desde donde estamos sentados al extremo izquierdo de la tarima no hay modo de ver lo que sucede allí.

Rueda pista de pajaritos pinos resplandores. Da la gracias. Porque dice él hay quien dice que está música no se escucha y ustedes rompen eso. Batería y teclado y bajo. «Ay mamá yo me marcho pal campo mañana, me voy tempranito en la madrugada…», dice interpretando Muchachita e campo. La Banda se siente poderosa.

Ya en Tu ausencia, unas personas rompieron la ¿seguridad? y se sentaron porque les dió la gana, en el espacio delante de la barrera que separa al público de la tarima. Fueron a por ellos, pero qué va, los policías son muy débiles, no hay autoridad.

Con el mayor desparpajo, faltando el respeto a la autoridad, se sentaron y no hubo quien los moviera (Foto: Alfonso Quiñones)

Que ellos vinieron desde New Jersey a ver a Wason, se muestran desafiantes y de aquí nadie los mueve. Y no pasa nada. Si eso lo hacen en Estados Unidos, sencillamente los arrastran, los esposan y los deportan. Dan vergüenza este tipo de actitudes.

Hay personas que se han colado a zonas que no les pertenece… y tampoco pasa nada. Un grupo de fans entre la prensa, por ejemplo, con carteles y todo. Esto, obvio, no es culpa de la producción, es culpa de la seguridad contratada para ello, que no supo cumplir con severidad lo establecido. Y la Policía de la ciudad envió pocos agentes.

Pero eso son detalles que pasan colateralmente al espectáculo. Si volvemos la cámara al escenario, vemos que entre una cosa y otra, Wason interpretó No se vale.

En la creatividad de Wason hay algunos elementos que lo hacen diferente: el mezclar instantes de la cotidianidad con el lirismo de su discurso amoroso, donde lo kitsch y lo sublime se dan la mano sin vergüenzas; el colocar a la mujer, y en especial a la mujer amada por encima de todo, elevarla al puesto que se merece; aprovechar el vacío y retomar el bolero como uno de sus ritmos preferidos, en tiempos en que el género anda de capa caída; su imagen, trabajada a partir del color blanco, desde el sombrero hasta el vestuario, lo cual imprime limpieza al propio discurso literario y melódico que transmite.

Los versos del poema La Reina, de Pablo Neruda, incluido en el libro Versos del capitán, dicen: «Yo te he nombrado mi reina. / Hay más altas que tú, más altas. / Hay más puras que tú, más puras. / Hay más bellas que tú, hay más bellas. / Pero tú eres la reina…». Casi exactamente eso dice Wason Brazobán en Mi reina, su canción pie de roda de su repertorio. Fue una de sus primeras canciones. Y en su momento (aunque nunca es tarde) Brazobán debió decir que era un homenaje que le hacía al poeta chileno Premio Nobel de Literatura. Hay en la literatura postmoderna una característica que se llama intertextualidad, que consiste en incluir dentro del texto propio uno de un autor ajeno, pero dando alguna señal o diciendo explícitamente que se trata de un fragmento de fulano de tal. Eso faltó entonces. Y a ser ciertos, sigue faltando. Pero sin dudas es su gran canción, la solución melódica es pegajosa y el resto de lo que dice el texto es para arrodillarse ante la mujer. Sabra Dios, ¿cuántas personas habrá ganado esta canción para Wason?

Después fueron No estoy loco, un medley que incluyó Ven tú, Así te amo, Loca conmigo; le siguió La receta, donde lanzó pelotas inmensas al público, mientras bailaba algo cercano al charlestón, gracias al ritmo.

«Señores, tengo 16 años de carrera, escribiéndole al amor, al desamor, a algunos temas sociales, y Dios nunca me había mandado la musa para escribirle una canción a una mujer mala», dijo Brazobán. Y ahí fue la ovación, pero la gran ovación que parecía se caería el Anfiteatro. Y fue el momento de La Mala con el coro general. El tema lleva dos años en hit parade.

Después Se murió de pena. Y luego un instrumental donde dejó a la banda de nueve integrantes, incluyendo dos excelentes coristas, haciendo solos, y se fue a un cambio de vestuario. Regresó con pantalón azul pálido y una guayabera blanca.

El nuevo segmento trajo Con las manos vacías, en Tú me haces falta invitó a D Erre (músico urbano) quien cantó a dúo con él. Con Zeo Muñoz, un novísimo cantautor de Navarrete, que se encontró en Nueva York, estrenó Gallos rojos, una balada rock que nos habla de un talento promisorio. Zeo Muñoz es de esos creadores ocultos que hay regados por todos los rincones del país y que de darles espacios ensancharán los límites de la música dominicana mucho más allá de donde ha llegado.

Entre los dúos importantes que Wason ha hecho en su carrera, uno fue con la inolvidable Sonia Silvestre, e invitó a Giovana Reynoso, su corista, a cantar Cuando tú te alejas.

En onda de bohemia acompañado de guitarra y sentados en banquetas, dijo El tiro, Si estar contigo, Aún estás en mi mente y El problema.

Ovación mayor con los primeros acordes de La mujer que a mí me gusta (también a guitarra) aunque luego se le unió el grupo en un bolerazo feliz. Este gran hit de Wason es de sus creaciones más auténticas.

Tú me cámbiate la vida, ¿ovación final? Ahí se gozó de a duro. Entonces me fui del Anfiteatro, antes que saliera la avalancha de un publico que se la pasó de pie sobre los asientos, en una noche histórica, una noche bisagra (de un antes y un después) de la vida del artista Wason Brazobán, quien a partir de ahora deberá cuidar mucho más su carrera. Y aspirar a mercados internacionales donde no ha estado. ¿No lo hizo Arjona? Para mí Wason Brazobán es mucho más auténtico, y se lo merece.

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