Carlos Vives y su acordeonista desde 1985, Egidio Cuadrado (Foto: Alfonso Quiñones)

Todo concierto de Carlos Vives es una metáfora física de la alegría. Sonidos caribeños con aires de la montaña. Fusión de numerosos mejunjes sonoros y de argumentos musicales que van creando capas y capas que, puestas unas sobre otras, dan por resultado un estilo inconfundible.

Vives tour es la yuxtaposición del folclor colombiano, mas el rock como sustrato y el vallenato como sustantivo.

La noche del sábado el Salón Filmore del Hard Rock Hotel y Casino Punta Cana estuvo de bote en bote, un 90% de los cuales eran turistas de otros países, con Venezuela en un 60% y Colombia en un 30%. República Dominicana aportó un 10%.

Siempre comienza el kuisi, esa flauta también nombrada gaita procedente del Caribe colombiano, de dulce canto, en sabe Dios que ritual, como pidiendo permiso a las almas para comenzar el toque.

Vives comenzó con Déjame entrar, y continuó con Pa Mayté y un derroche de colores en la flauta colombiana junto a la percusión para ir sumando acordeón, bajo, guitarras, coros, instrumentos percutivos y efectos especiales como fuegos de artificio cuando salió el cantautor.

“Este es un concierto para no sentarse. Buenas noches, van a sacar a bailar sus parejas”, dijo después de cantar Carito.

Entonces regaló un romance donde hablaba «La conocí una mañana para una fiesta de enero / Nos enoviamos en marzo, / el compromiso iba en serio / El matrimonio fue en mayo, / con ceremonia y festejo / Y no han pasado los años / como si fuera el primero» (Ella es mi fiesta). Al final dijo eso es verdad, sigue intacta.

Vives fue de un lado al otro del escenario (Foto: Alfonso Quiñones)

Dijo que proviene de Santa Marta, la primera ciudad fundada en el actual territorio de Colombia, en 1525, por Rodrigo de Bastidas. Habló de cómo Bastidas fue de la fortaleza Ozama, en Santo Domingo para ir a fundar mi pueblo en un pacto con los Indios. Luego pagó con su vida. «Y de ahí vengo yo», espetó.

Narró que hace años estuvo en Puerto Plata y luego en Santiago Rodríguez y conoció el perico ripiao y al Cieguito de Nagua y aquí me traje a mi Cieguito de Nagua y presentó a su acordeonista de siempre, Egidio Cuadrado, quien con 66 años es el músico más longevo de la banda La Provincia.

La Cañaguatera uno de los clásicos del Vallenato que incluyó en su disco debut de Clásicos de provincia que le ganara un Grammy Awards. Y para rematar La Gota Fría.

Le siguió Bailar contigo. Vives tomó una gaita. Después del intro con música folclórica y confetis al aire, comenzaron los acordes reales Fruta fresca.

Carlos Vives, estuvo como siempre cálido y familiar (Foto: Alfonso Quiñones)

Hubo un cambio de ropa camuflajeado con un video animado que mostraba el corazón y un acordeón. Regresó a escena para entonar Nota de amor, y salió uno de sus músicos e hizo la parte de Wisín.

Saxo contralto que recuerda los mambos de Juan Luis Guerra. Hoy tengo tiempo. El tema estuvo nominado como mejor canción tropical del año en los premios Billboard.

Si me das tu amor, colaboración que hizo con Wisin, siguió en el rundown. A venezolanos y a los y colombianos dedicó La Tierra del olvido. En medio de ello introdujo una estrofa de un joropo venezolano a los presentes. Sacaron banderas venezolanas y todo.

Las canciones de Carlos Vives fueron coreadas; jamás el público se sentó (Foto: Alfonso Quiñones)

Volví a nacer. Luego muy rock y vallenato Como tú y Rock de mi pueblo, dio tiempo para presentar la Banda. Tuba y gaita salieron alante. Y hubo clarinete y guacharaca y cajas, y acordeón y bajo de seis cuerdas y teclados y pandereta y maracas y batería y guitarra rítmica y prima y coristas y trombón de vara y congas.

Flauta pequeña introdujo La Bicicleta. Después ya acercándose al final Un poquito y antes del final real, Robarte un beso que grabara con Wisín.

Hay palabras que se suceden en pantalla gigante: bailas, cantas, ríes, juegas, y cierran en la pantalla con Vives. Eso, que Carlos Vives, el que hizo famoso mundialmente a Rafael Escalona, Lorenzo Morales, Emiliano Zuleta, Freddy Molina, Juan Polo Valencia, Alejo Durán, Leandro Díaz, y otros, ha cocinado un maravilloso mejunje sonoro, con novedosos argumentos, como si fuera un alquimista de la lealtad y la honestidad artística.

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