Casandra Damirón a la derecha, al centro el compositor puertorriqueño Pedro Flores y a lea izquierda el entonces secretario de Turismo de RD Pedro Morales Troncoso (Cortesía Noticiario Barahona)

SD. El próximo 12 de marzo será el centenario del natalicio de La Soberana Casandra Damirón.

Buena ocasión para, bajo la conmemoración de tan importante fecha, hacer las paces de Acroarte con la fundación que lleva el nombre de la artista.

Es un desaguisado absoluto que por esos mismos días se esté preparando la Gala de quien le dio nombre al premio más importante de República Dominicana y el Caribe, y no se le haga la más mínima referencia a quien tanto dio por la cultura dominicana. Fueron demasiados años que el premio llevó orgullosamente el nombre de Casandra para ahora ningunearlo, porque sería ningunear su propia historia.

Probablemente, no sé, hasta los familiares se opongan a que se le mencione en el premio, sin embargo Casandra Damirón pertenece al pueblo dominicano, no solamente a sus hijos Checheo y Luisa.

Es, de algún modo, lo que ha pasado en Cuba con Celia Cruz, cuyo nombre sigue siendo tantos años después de su muerte, motivo de ojeriza oficial y de autobloqueo mental. Claro que los motivos son diferentes, pero el resultado el mismo, entre quienes se enfrentaron hace pocos años en una demanda judicial.

Sé que mis colegas me criticarán, y los ejecutivos de la Cervecería Nacional Dominicana, así como quizás los hijos de Casandra.

El pueblo sin embargo le sigue llamando por inercia a los premios: Casandra, y luego rectifican… Soberano. El pueblo, creo yo, vería como un gesto maravilloso de Acroarte, al menos mencionar a la gran Soberana de la Canción, en ocasión de su centenario, en la Gala de los próximos premios, el 19 de marzo.

Casandra Damirón fue un regalo divino que se dio este pueblo.

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