Las historias de crímenes en la vida real están teniendo un momento interesante dentro de la industria cinematográfica, aunque rara vez han tenido una pausa, al público le encanta ver a la gente arrojar su moral y ética al viento, y sin violencia ni asesinato, esta película ha logrado convertirse en una de las historias de crímenes más interesantes de los últimos tiempos adaptadas a la pantalla grande. Bad Education es cautivadora, divertida y una de las actuaciones más absorbentes de Hugh Jackman en los últimos años. Es a veces decepcionante que no siempre una película de este género te haga reír, ya que muchos de estos delincuentes de mala fama, son muy graciosos, pero esta película es una de esas joyas que lo hará, es lo suficientemente independiente como para que no tenga la audiencia que merece, pero dale una oportunidad y te sorprenderá.

En 2004, el superintendente de escuelas públicas de Roslyn, Frank Tassone (Hugh Jackman), se vio envuelto en el mayor escándalo de mal uso de fondos educativos en los Estados Unidos. Una historia como esta, añadida a la dudosa personalidad del educador, al mismo tiempo querido por toda su sociedad y extremadamente vanidoso, es sin duda un gran relato para contar en el cine. Bad Education centra su historia en la relación de Tassone y su asistente, Pam Gluckin, los principales beneficiarios del dinero malversado. El guión es de Mike Makowski, un ex alumno de la escuela en cuestión, y dirigido por Cory Finley.

Los personajes son imperfectos, coloridos, con varias capas y, en general, bastante interesantes. Hugh Jackman interpreta a Frank Tassone, el superintendente carismático en el centro de la historia, es amable, encantador, y se presenta como el hombre perfecto para liderar la tarea de llevar a un distrito escolar a la cima; pero como pronto descubrimos, él puede o no tener algunos secretos propios.

Jackman da una actuación relativamente efectiva donde puedes leer cada pequeña emoción y pensamiento en sus ojos, luego tenemos a Allison Janney como Pam Gluckin, la colega de Frank, y también la persona que controla la economía en la escuela. Y como es de esperar de esa descripción y el hecho de que ella sea interpretada por Allison Janney, es una presencia bastante intrigante en la historia, ella está genial en el papel, como siempre. También amo su química con Jackman, se divierten mucho juntos. Luego tenemos a Geraldine Viswanathan como Rachel, una estudiante de una de las escuelas del distrito de Frank; es una joven brillante que trabaja como periodista en el periódico escolar, y es una de las actrices de apoyo más interesantes aquí, ya que su personaje es el que descubre el escándalo. Podemos ver también como Ray Romano, Rafael Casal, Annaleigh Ashford, Stephanie Kurtzuba crean una química asertiva para presentar esta loca historia de una estafa.

Es en el juego entre la arrogancia, el disimulo y el compromiso de los tres personajes (Jackman, Janney y Romano) que Bad Education presenta lo mejor, especialmente cuando interactúan entre sí; los choques y los matices de cada uno de ellos determinan lo que está por venir, el camino que va más allá del primer descubrimiento, llega a donde se espera y encuentra una nueva razón para la incertidumbre, ahora en la personalidad de su protagonista. El largometraje no pretende definir entre sociopatía o egolatría, pero da la razón a ambas sospechas al exponer situaciones específicas y resaltar la capacidad de manipulación, a través de la simpatía o la presión.

Al final, lo que vemos en Bad Education es lo que sucede en todo el mundo, la misma estafa o fraude ocurre fuera de las instalaciones de la escuela también, pero es al parecer menos importante. En cuanto a la película en sí, ofrece un escándalo inolvidable que ocurrió en una escuela que, con suerte, fue un llamado de atención para que el sistema fuese cambiado para que no vuelva a ocurrir lo mismo. Pero antes de que nos presenten algo más, vemos el filme como una lección de cómo debemos educar a nuestros hijos para que aprendan a comportarse cuando son enviados a una sociedad llena de oportunidades que a veces no son positivas, y aprendan a no ponerle la mano a lo ajeno. Es mala educación. Al menos eso dice.

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