Conducta impropia, el documental que se lanzó hace 35 años como un retrato real del atropello del gobierno cubano, la persecución y el acoso a los intelectuales y artistas del país, tiene hoy el mismo vigor y el mismo poder de evocación y denuncia que el día en que se estrenó. Esta semana se presentó en la biblioteca pública de Nueva York y volvió a revelar la realidad represiva que ha narrado siempre, al tiempo reafirmó que, de alguna manera, allí no ha cambiado nada.

El filme, realizado por Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal, con colaboración de la televisión francesa, narra con precisión el trabajo del régimen contra disidentes, poetas, homosexuales, religiosos y todos los cubanos que no compartieran los criterios políticos de los jefes o simplemente mostraban su indiferencia ante el proceso.

El tiempo que refleja el documental es el periodo que se vivió en la isla después que, en 1961, Fidel Castro dijera la frase que trazaría las fronteras de su visión de la cultura: “Con la revolución todo, contra la revolución nada.”

La película incluye conversaciones con una serie de intelectuales cubanos y extranjeros, que hablan de los trabajos forzados y el castigo que recibían los artistas, en especial, en las llamadas Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP).

Entre las personalidades que aparecen en “Conducta impropia”, están el poeta español Juan Goytisolo, la norteamericana Susan Sontag y los cubanos Heberto Padilla, Guillermo Cabrera Infante, Reynaldo Arenas, Armando Valladares, Carlos Franqui y René Ariza.

Orlando Jiménez Leal, que asistió al debate de Nueva York esta semana, recordó que el documental tiene un impacto muy grande, pues “se trata de una cosa brutal, de la creación de un campo de concentración en el trópico, lo único que no gaseaban a los prisioneros, pero eran campos de concentración, por dónde pasaron miles de personas y los llevaban a trabajos forzados.”

“Se trataba de gente totalmente inocente, no sólo de homosexuales, sino también de disidentes, Testigos de Jehová, escritores. Ahí estuvieron Pablo Milanés y el cardenal (Jaime) Ortega Alamino”, explicó en una entrevista el cineasta cubano, que actualmente residen la ciudad de Miami.

Conducta impropia se filmó en 1984. Se produjo cuatro años después del éxodo de Mariel, en el que, desde luego, también fueron sacados a la fuerza del país centenares de ciudadanos sin cámara que los captara, ni nadie que luego les fuera a hacer una entrevista.

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