Chucho Valdés durante una presentación de Jazz Batá en Barcelona (Fuente externa)

Mañana viernes arriba a República Dominicana el gran pianista cubano Chucho Valdés, una de las figuras legendarias que mayores aportes ha realizado desde su piano y sus distintas agrupaciones, a la historia del jazz latino en los últimos 60 años.

Chucho Valdés (Quivicán, Cuba, 1941), quien además es compositor y arreglista, es ganador de seis Grammy Awards y tres Latin Grammy, y es considerado la figura mas influyentes del Afrocuban jazz.

Su presencia en el DR Jazz Festival la noche del sábado en el escenario de Los Establos en Cap Cana, enaltece al DR Jazz Festival, en su segunda edición en ese escenario.

El autor de la legendaria Misa negra, viene con su actual formato Jazz Batá, nuevo proyecto que significa un viaje a la semilla, un cierre de ciclo de espiral.

Al regresar a la idea del trío Chucho llamó al eficiente y conocido contrabajista y compositor cubano Yelsy Heredia, quien tuvo una protagónica presencia en el anterior formato De Diego El Cigala; y el muy destacado percusionista Dreiser Durruthy Bombalé, también miembro de los Mensajeros de Jazz Afrocubanos de Valdés, en percusión y voz.

Finalmente la grabación del disco Jazz Batá 2, fue en formato de cuarteto, sumándose a ellos Yaroldi Abreu, quien lleva 17 años con el maestro en la percusión. En el disco hay colaboración en dos temas de la violinista Regina Carter.

Cuando salió el disco original de Jazz Batá, probablemente ninguno de sus músicos de hoy, con la excepción de Chucho, eran siquiera un piropo.

Actualmente los músicos que forman parte del cuarteto son, además del maestro, Ramón Vasquez en el bajo, Yaroldy Abreu y Dreiser Durruthy Bombalé, ambos en percusión.

Un proyecto de los orígenes

Jazz Batá es la revisitación en tiempo real de un proyecto adelantado a su tiempo y por lo tanto incomprendido por las disqueras. El proyecto resultó crucial para el desarrollo de la música de Valdés. Chucho lo creó en 1972, junto a Oscar Valdés en la percusión afrocubana y al bajista Carlos Del Puerto, luego fundadores también del grupo Irakere.

En su instrumentación y su sonido, Jazz Batá expresó la búsqueda de Valdés de las raíces de la música afrocubana y su cubanización más profunda del jazz y el trío de piano jazz clásico.

El LP Jazz Batá se grabó en los estudios Areíto (antiguos Panart) en 1972, pero salió editado en Cuba por EGREM en 1973. Tuvo una sola edición posterior, en Italia, en 1977, y con el tiempo, cada vez más los melómanos vuelven una y otra vez sobre este vinilo ya clásico, cuyo primer corte se titulaba Irakere y que dio nombre a la posterior formación musical de Chucho.

Según ha dicho Carlos Del Puerto en una entrevista publicada por Gladys Palmera: “Entramos al estudio… Chucho llevó lo que era el tema principal, la melodía, pero, según recuerdo, todo lo empezamos a trabajar allí, de una manera muy creativa, escuchando cada sugerencia de alguien cuando tocaba, y el otro instrumento le contestaba, le seguía. Teníamos una afinidad muy grande y tratábamos de conversar a través de los instrumentos, de crear un ambiente muy comunicativo entre los tres. El disco lo grabamos muy rápido, en 2-3 días, creo recordar… ha pasado mucho tiempo. Pero en realidad los tres teníamos experiencia en grabaciones en estudio, por lo que probablemente haya sido así. En ese momento la situación de Cuba era bastante caótica: no recibíamos instrumentos ni cosas de ninguna parte, no había nada. Entonces, las grabaciones de Jazz Batá las hice con un micrófono casero, improvisado, que me construyó un amigo mío tomando piezas de unos micrófonos de teléfonos, y esto es interesante, porque en realidad, mucha gente puede pensar que el tipo de sonido que yo estaba usando en ese disco era un poco diferente al convencional del contrabajo. Pero por supuesto, ese tipo de micrófono inventado debido a las carencias, le daba ese sonido un poco más electrónico, que el del instrumento acústico real; pero era lo que teníamos en ese momento, era lo que había”.

Portada del disco original publicado por Egrem en 1973

«El disco Jazz Batá fue, a mi juicio, un punto de cambio en el latin jazz, sobre todo del que empezamos a hacer nosotros en Cuba liderados por Chucho en Irakere. Por lo menos en mi caso, que era muy joven y un poco distraído (vamos a decirlo así), no pensé nunca que fuese a pasar algo con ese disco, porque fue un disco muy experimental, muy libre, que fue saliendo y que, digamos, lo fuimos analizando y entendiendo cuando ya estaba hecho, después que mucha gente tenía buenas y malas opiniones. Mucha gente dijo que estábamos locos… ya te puedes imaginar…».

Chucho por su parte ha recordado que «La compañía discográfica no podía entenderlo. Me decían que era «jazz loco». «Dirían» ¿Quién piensa en un trío de jazz sin una batería? «Bueno, lo hice. Estaba buscando el sonido de nuestras raíces. Los tambores batá no se usaban en la música popular entonces. Esos tambores, esa música, se consideraban vulgares, algo al revés. Algunos lo descartaron como «una cosa negra». Pero ahí es donde están nuestras raíces».

El trío grabó solo un álbum, pero la idea «se quedó conmigo», explicó el pianista y compositor. “Realmente me molestó no continuar con el trabajo en Jazz Batá y lo estaba escuchando recientemente y pensé que todavía había mucho allí. En ese momento, elegimos seguir otro camino, e Irakere fue un gran proyecto”.

«La banda Irakere es una consecuencia del trabajo en Jazz Batá», dijo Valdés.

De hecho, atribuye el sonido de canciones como «Bacalao Con Pan», el primer gran éxito de Irakere, hoy considerado un clásico en la música popular cubana, a sus experimentos con el trío.

«El repertorio de Jazz Batá está hecho de casi toda la música nueva», anunció. “Después de todo, aunque estamos basados ​​en ese trío original, estamos haciendo algo muy diferente aquí. Hay años de experiencias y desarrollo en el medio. Creo que esto va a ser incluso mejor que el viejo trío «.

Desde abril del 2018, Jazz Batá se presentó en los Estados Unidos y Europa. El trío planea ingresar al estudio para grabar al final de la gira.

Hace un año Chucho y la pianista, compositora y educadora Rebeca Mauleón presentaron “Decodificando el jazz afrocubano: la música de Chucho Valdés e Irakere” (213 páginas, Sher Music Co.). Este tomo incluye una visión general de la música cubana; información biográfica; y una historia de Irakere de Chucho, una banda que, con su audaz fusión de música ritual afrocubana, estilos populares de música afrocubana, jazz y rock, marcó un antes y un después en el jazz latino. El libro también incluye hojas principales de 11 de las composiciones más notables de Chucho, incluidos clásicos como «Misa Negra», «Mambo Influenciado» y «Bacalao Con Pan», así como un glosario de términos y ritmos afrocubanos.

A principios de 2018, Chucho completó una gira de dos años con Trance, un proyecto de dúo de dos pianos. Trance representó un cambio dramático de sonido para Chucho, ya que siguió a la celebración del 40 aniversario del nacimiento de Irakere, un grupo que a todos los efectos, sugirió una pequeña gran banda. La extensa gira fue destacada por una grabación en vivo, Tribute to Irakere: Live at Marciac (Jazz Village / Comanche Music), que ganó un Grammy por el Mejor Álbum de Jazz Latino en 2016.

Dionisio Jesús «Chucho» Valdés Rodríguez ha destilado elementos de la tradición musical afrocubana, jazz, música clásica, rock y más, en un estilo orgánico y personal con un estilo y sustancia distintos. Su primer maestro fue su padre, el gran pianista, compositor y director de orquesta «Bebo» Valdés. A la edad de tres años, Chucho ya estaba tocando las melodías que escuchó en la radio al piano, usando ambas manos y en cualquier tecla.

Comenzó a tomar clases de piano, teoría y solfeo a la edad de cinco años y continuó su educación musical formal en el Conservatorio Municipal de Música de la Habana, donde se graduó a los 14. Un año después, formó su primer trío de jazz y en 1959 debutó con la orquesta Sabor de Cuba, dirigida por su padre. Irakere, el legendario grupo creado por Chucho años después fue descubierto por Dizzy Gillespie, quien estaba visitando La Habana en un crucero de jazz, en 1977. Al año siguiente, el productor Bruce Lundvall, entonces presidente de CBS, fue a Cuba por consejo de Dizzy, escuchó a la banda en vivo y la firmó en el acto.

Pero todo nació con Jazz Batá, cuyo mismo formato se presenta este sábado, en Cap Cana.

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