Sarah Mendez habla a los adolescentes en una escuela (Captura del Instagram Agallúa)

El conocido caso de plagio de la Sinfluencer Sarah Mendez, alias la Agallua, la ha obligado a quedarse sin agallas. Después de este caso es difícil que puedan seguir considerándola influenciadora en ningún tema. Y es bueno sacar lecciones de vida. Bastante joven que es, pero sería mejor que se dedique a otra cosa. No siempre la banalidad, el querer aparentar, la superficialidad son buenas consejeras.

Ese no ha sido el único caso de plagio. También en Instagram un «creador de contenidos» llamado versosmenudos, que no hace versos, sino frasecitas- ha vuelto a poner al desnudo a Mendez.

«Ese verso que acaban de leer es del 14 de febrero del 2018. Lo escribí usando una palabra común en la jerga dominicana: agallúa. Quienes me leen saben que ese es mi estilo desde hace mucho.

En noviembre del 2018, recibo un mensaje de la joven #agallua preguntándome si ese verso era mío, le dije que sí, ella lo sabía, porque era seguidora de mi cuenta desde hacía meses y dejó un comentario en el mismo, el cual sigue ahí.
Me dijo que había usado ese verso en su agenda 2019, la cual ya estaba impresa y no me había dado los créditos. Me chocó un poco, porque vuelvo y repito, era seguidora de mi cuenta. Me dijo “te voy a dar los créditos públicamente desde que salga la agenda”, pero no en la agenda tangible, porque ya estaba impresa. Ok. Cuando dijo créditos pensé en un post en su feed reconociendo mi trabajo, una mención en el acto de lanzamiento, o me enviaría una copia de su agenda como presente. No, no ocurrió eso. Recibí una tímida mención en sus stories de menos de 24 horas. ¿Qué me molestó como creador de contenido?

1️⃣ Si no sabía de quién era el verso, no debió NUNCA ponerlo en su agenda hasta que no hallara al autor. Tenía que buscarme primero, no poner ese verso y ya. Los créditos impresos eran más importantes que las menciones digitales, pues esos quedarían para siempre.
2️⃣ No sé si es verdad o mentira que no estaba clara que ese verso salió de Versos Menudos. Me dijo que no sabía que era mío, pero repito, me comentó el post en febrero 2018 y le respondí como a todo el que me comenta.
3️⃣ Los créditos no podían limitarse a un simple story de 24 horas. ¿Por qué? Porque todos los que han leído su agenda 2019 piensan que ese verso es de su propiedad, no de Versos Menudos. Yo dejé eso así porque soy un tipo bajo perfil. Quienes me conocen, lo pueden confirmar. Ahora todos ustedes saben que ese verso es mío. Ahora, porque hace meses no lo sabían, no tenían cómo. Si ella me hubiese dado los créditos como realmente merecía mi obra, tal vez ustedes ni estarían leyendo esto hoy; porque todo estaría claro, claro como el agua».

El justo enojo del joven de Versos Menudos tiene que ver con el hecho de que sea lo que sea, por muy malo que sea lo que usted escribe, eso lo ha escrito usted y es suyo. A pesar de que muchas de las frases que él mismo da como propias, son apoderamientos que hace del gracejo popular, como Háblame cuando termines, No olvida, Necesito un break, Esto solo se ve aqui en Erredé, Cosas que no cambian ni con los años, Nadie es de nadie (una frase más vieja que la misma humanidad), entre muchas otras.

Este martes, el destacado experto en cuestiones de derechos de autor, abogado e historiador Edwin Espinal, colgó en su cuenta de Facebook, un post sobre el caso Morin-Mendez donde expone: «Este caso, ampliamente difundido en las redes sociales, deja en claro que aquellas creaciones intelectuales que se difunden en internet están protegidas por derecho de autor, que no son algo que pueda apropiarse libremente y que la ley es aplicable aun en este medio. La protección conferida por el derecho de autor se extiende sin importar el medio o procedimiento a través del cual una creación intelectual sea explotada. Las leyes autorales no limitan el ámbito en el que se exploten ilícitamente los derechos patrimoniales, ejercitables en cualquier forma y a través de cualquier medio o procedimiento, tanto por su titular como por terceros debidamente autorizados © Edwin Espinal Hernández».

Es bueno el ejemplo no solo con la joven Sarah Mendez, sino también con los muchos que pululan en las redes y enganchados a comunicadores que desde algunos medios -a espaldas de sus jefes- son capaces de copiar y pegar un texto escrito por otra persona, sin dar crédito.

Quitando las agallas

De cualquier manera es ejemplar la bofetada sin mano que acaba de dar la fotógrafa y diseñadora francesa Carolin Morin acerca del caso de Sarah Mendez, lo hizo también por Instagram:

«Tras la revelación del plagio de uno de mis diseños por Sarah Mendez, tambien conocida como Agallua por su agenda 2020, estos últimos días he recibido una cantidad incréible de apoyo y amor desde Republica Dominicana.
He tratado de responder a todas las muestras de cariño pero han sido tantas que me ha resultado imposible! Así que antes de nada, quisiera agradecerles todo su apoyo y marcas de afecto. Me han ayudado mucho y sin todas ellas, sin su indignación colectiva, creo que yo hubiera sido incapaz de lograr reparación de ese acto.

Para agradecerles todo su apoyo, les propongo este diseño. Un testimonio de lo que nos une de aquí en adelante. Si les gusta la pueden descargar en alta calidad de forma gratuita aquí : https://tinyurl.com/sr8dh2v. O también, la pueden comprar en mi tienda : https://society6.com/caroline-morin, y me comprometo a entregarle el 30% de los beneficios a la asociación Jompéame, la cual ayuda a las mujeres en Republica Dominicana.

Sé que muchos de ustedes estarán esperando mi punto de vista en relación a esta situación, y que esperan que se llevemos este asunto a juicio.
Les tengo que decir que soy una persona muy discreta por naturaleza, y encontrarme así a plena luz y tener que hablar de este tema en público para mi puede resultar desestabilizador. Quiero que mi trabajo sea respetado y que Sarah pague por los derechos de utilización de mi diseño; también por haberlo distorsionado sin mi autorización previa. Sin embargo, tampoco quiero que esta situación se haga eterna. Quiero poder pasar página y dedicarme plenamente a mi oficio, el diseño y la fotografía. Por estos motivos prefiero tratar de encontrar con Sarah una solución amigable, en vez de estar gastando mi tiempo y mi energía en un juicio.

Sé que algunos de ustedes estarán decepcionados por esta decisión. Y los entiendo. Estoy muy lejos de vuestro país, y si para mi esto representa una historia de violación de derechos de autor, me doy cuenta que este asunto tiene mucha importancia en su país. Yo ya había empezado las negociaciones con el equipo de Sarah antes de darme cuenta del alcance que esto tuvo en Republica Dominicana. … ( el resto en comentario)».

Una Sarah Méndez positiva

De todo en la vida hay que sacar una lección positiva. En el Instagram de la joven Mendez hay una fotografía que habla por sí sola y un texto motivador. Quizás ese sea su camino. No aquel por donde iba y que está a tiempo de dejar. Es mejor que ella lo explique con sus propias palabras:

«Cada quién desde su posición puede aportar a que vivamos en un mejor país y ser agentes de cambio. Cada uno SIN excepción.

Esta es mi forma de celebrar mi independencia, siendo dominicana y siendo mujer, hoy tome la decisión de enseñar, de aportar mi granito de arena para que este grupo de jóvenes vuelvan a soñar, creer y evolucionar y no se conviertan en víctimas de la sociedad y lo que les toco vivir.

Fuí a una escuela a hablar y compartir con jovenes mujeres de último año para incentivarlas a seguir estudiando y progresando, a hablarles de la violencia de genero y de como inicia, a explicarles lo que significa no seguir apostando a ellas y llevar un matrimonio sin la preparación adecuada, a ser económicamente independientes porque en ese tipo de casos es muy fácil desarrollar la dependencia y estar bajo el yugo de un hombre que maltrate.

Les pregunte que cúal era su mayor anhelo en la vida y su mayor limitante. Para mi sorpresa algunas aspiraban a lo mismo, sin un norte; muy pocas me hablaron de sueños reales y superación de la forma en que tu y yo conocemos. Hoy reflexiono y me doy cuenta que mi país me necesita, que debo seguir haciéndolo aunque solamente cambie una mentalidad.

Hoy te invito a hacer lo mismo, prestémosle especial atención a la juventud más vulnerable si queremos un país para el futuro».

La fotografía encabeza este trabajo. Esa Sarah Mendez, humilde, es probablemente la que necesita República Dominicana. Adelante.

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