Formando para comenzar la inauguración (Foto: Alfonso Quiñones)

Cannes ha despertado del letargo de la pandemia y de los resquemores que va dejando la guerra entre Rusia y Ucrania.

Este lunes ha salido a relucir el tema en la conferencia de prensa del delegado general del festival Thierry Fremaux con los periodistas que han llegado ya por centenares.

La pandemia y los ejércitos de háckers han obligado a cambiar cosas en Cannes, y ahora hay que hacer filas kilométricas, y los periodistas además de sacar su credencial deben adquirir boletos para ver los filmes.

Este martes a las 7:00 de la noche (1:00 de la tarde dominicana) comenzará la ceremonia inaugural del 75 Festival de Cine de Cannes. Pero ya el festival está vivo. El lunes, el Palais du Festival era un hervidero con demasiados metros de alfombras por poner en los pisos del Marché du Films. Aún no funcionaban los cafés del Palais du festival.

El resto del año Cannes es una ciudad muerta. Más ahora, sin el legendario restaurante El Avión, que tampoco estuvo el año pasado. Hay calor, y el sol pica. En la marina y la Croisette, no hay casi yates.

Los yates forman parte del festival, porque son los mejores sitios de las fiesta en la noche.

La dominicana Nayibe Tavares Abel es una joven realizadora de documental que participa en el Marché du festival con su proyecto Colosal, una visión desde la actualidad de la convulsa historia democrática dominicana. El martes arribará la productora de ese proyecto Leidy González.

Nayibe Tavarez

La pandemia y la guerra de Rusia han pasado cuenta al festival más importante del mundo y a la ciudad escogida después de la guerra para enarbolar un cine diferente al que blasonaba Venecia con la ideología de Hitler y Mussolini.

Entre las cosas coloridas que están por suceder está la presencia de unos de los diez más destacados tiktokers del mundo, probablemente como parte de una campaña titulada «Esto no es cine, esto es tik tok», queriendo emular al séptimo arte.

Entre los hechos ocurridos este lunes previo al festival, en medio del fervor de las llegadas que comienzan a llenar las calles de viandantes y los cafés y los bares, y los restaurantes toman vida, está una polémica suscitada por una supuesta censura por parte del equipo de prensa del Festival de Cine a una entrevista realizada a Thierry Fremaux por un periodista de Deadlines, en la que le hizo algunas preguntas incómodas y fueron respondidas por el delegado general del festival como lo que es, un hombre de la cultura. Sin embargo, Deadline ha referido no publicarla por que se ha contaminado.

Una de las preguntas tenía que ver con la posibilidad de que Roman Polanski regresara al festival, a lo que -siempre según Deadline- Fremaux habría dicho que las leyes en Francia no han cambiado. Sin embargo esta respuesta se había matizado después buscando lo políticamente correcto.

En fin, la polémica está servida y tiene que ver con censura y aprobación de copias de las entrevistas realizadas, etc. Y eso en un evento cultural no es bien visto. Y mucho menos en un hombre de cultura tan rigurosa, tan democrática y sólida como la de Thierry Fremaux. Parece que la cultura de la cancelación roza levemente el espejo donde se mira el Festival que supo suspenderse en el histórico mayo del 68, cuando la gente estaba tirada a la calle, exigiendo libertades, que increíblemente de algún modo podrían estar viéndose conculcadas ahora.

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