Camilo Rijo, celular en mano graba a uno de sus alumnos (Captura de pantalla)

Camilo Rijo ha posteado esta mañana «Todos tenemos dos vidas, la segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una. Tengo cáncer». Pero ha sido una de esas bromas de humor negro que hace, dice él por Facebook y por Instagram donde el público es otro. En Twitter las cosas se toman en serio, ha dicho a Nota Clave.

El joven músico dominicano estuvo bregando con el cáncer hasta hace tres años. Gracias a su fortaleza de espíritu y a la ayuda de muchas personas, pudo ser declarado limpio de cáncer. El amor por la música, que es el amor a la vida, venció al cáncer. Y su amor por enseñar más aún.

Camilo ha hecho lo que las instituciones del Estado no han podido, convertir el parque Colón en una escuela. Muchos niños han aprendido a tocar guitarra gracias a la vocación pedagógica de Camilo, quien es graduado del Conservatorio. Lo hace gratis.

Nota Clave habló con él para ver si era cierta la aseveración. Gracias a Dios era falsa. «Yo no necesito dinero para tratamiento. Yo necesito dinero para la escuelita», dijo.

Dice que es «un viaje de cuartos». «Todos los meses me los paso volviéndome loco, para pagar instrumentos, el equipo, pagar asistente, los profesores, de todo, hermano».

Pero ahora mismo, ahora mismo, lo que quisiera hacer para dar estos regalos de Navidad son 17,500 de un violonchelo y 30, mil de la mudanza y afinación de un piano de pared»

Camilo no pide para él, pide para los niños que enseña gratis.

La escuelita del parque Colón es a la intemperie, se le puede ver cualquier día a cualquier hora en su afán de enseñar… y de sobrevivir. Cuenta ahora mismo con 300 alumnos.

La escuelita es su gran obra de agradecimiento.

La escuelita del parque Colón es su vida.

Cuando Camilo no está, el parque Colón y sus alrededores son más tristes que un burdel cuando sale el sol. Camilo trabaja más que la Orquesta Sinfónica y recibe menos que una trabajadora doméstica, porque no tiene salario.

Camilo Rijo es más trabajador de la cultura que muchos que reciben botellas de uno y otro y otro gobierno sin hacer nada, solo por miedo a destapar bocas de cloacas que critican hasta a sí mismos cuando se ven en un espejo.

Camilo Rijo es tan generoso que probablemente eduque más y tenga mejores resultados que instituciones con presupuestos de varios millones.

Camilo es un ejemplo del trabajo cultural comunitario. Y ya que el estado no se conduele, se hace necesario que las fundaciones poderosas como Brugal cree en su Gente, lo premien para que pueda seguir vivo y actuante.

Camilo tiene un sueño, llenar las calles de nuestro país con las melodías de guitarras, cajones, violines y todos los instrumentos posibles. Es por eso que inició la Escuelita de Música en el Conde con apenas 20 alumnos y luego se convirtió en la Escuelita de Música del Parque Colón, la cual ha inspirado a decenas de niños a alejarse del camino de la delincuencia y llenar de música las calles de la Zona Colonial a través de educación que el mismo les brinda de manera gratuita. Su perseverancia ha sido contra viento y marea.

Quizás una visita de los ministros de Educación Roberto Fulcar, y de Cultura, Milagros Germán, a esa escuelita que une en el ideario social a ambos ministerios, pueda ser de gran ayuda para comprender su esencia, su gran labor y entrega a la sociedad.

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