Chick Corea sabía que se iba a morir muy pronto. Por eso dejó escrito este párrafo:»Quiero agradecer a todos aquellos que, a lo largo de mi viaje, han ayudado a que la música se mantenga encendida. Espero que aquellos que tienen el atisbo de tocar, escribir, actuar o lo que sea, lo hagan. Si no es por ustedes mismos, entonces por el resto de nosotros. No es solo porque el mundo necesita más artistas, sino que también es muy divertido. Y para mis increíbles amigos músicos, que han sido como una familia para mí desde que los conozco: ha sido una bendición y un honor aprender y tocar con todos ustedes. Mi misión siempre ha sido llevar la alegría de crear a cualquier lugar que pudiera, y haberlo hecho con todos los artistas que tanto admiro, ha sido la riqueza de mi vida”.
El gran pianista cuyo nombre real era Armando Anthony «Chick» Corea, nativo de Chelsea, Massachusetts, y descendiente de una familia de emigrantes italianos, había comenzado a tocar el piano a las cuatro años de edad. Integró la banda de Miles Davis de los 70, ganador de 23 premios Grammy, y quien en 2006 fue nombrado Maestro de Jazz de la NEA, el más alto honor disponible para un músico de jazz estadounidense, murió este martes. Tenía 79 años de edad.
Chick Corea creó el grupo Return to Forever con otros virtuosos, con quienes grabó 8 discos entre 1971 y 1978. Es considerado uno de los más influyentes pianistas posteriores a Bill Evans y McCoy Tyner. Compuso varios estándares del jazz, entre ellos Spain, 500 miles high, Armando’s rhumba, La Fiesta y Windows.
Fue un maestro que se sintió orgulloso de enseñar. Una vez en el Festival de Tokio, se subió a una cajuela de producción a un costado de la tarima donde tocaba un jovencísimo Gonzalo Rubalcava. Y desde allí admiró y aplaudió al gran pianista cubano. Esto habla de su sencillez y su humildad como artista y de su inestimable sentido de la solidaridad. Con ese solo gesto bastó para admirarlo, porque nunca lo conocí, ni lo vi tocar en vivo.
En noviembre del 2019 dijo que grabar con latinos en Nueva York había vuelto su corazón español. Expresó que los músicos de América Latina y España han imbuido el jazz estadounidense tradicional con un nuevo «espíritu rítmico y sincero», lo que ha ampliado el género y la música en gran medida.
Entonces manifestó que la influencia de la música de habla hispana había estado presente en su vida desde que estaba en el instituto, cuando trabajó con una pequeña banda bajo la dirección de Phil Barbosa, un trompetista portugués.»Fue el conguero afroamericano de esa banda, Bill Fitch, quien me introdujo en la música de Tito Puente, Machito y Eddie Palmieri con algunos de los elepés que tenía», explicó.»Cuando me mudé a Nueva York, después del instituto, trabajé con muchos músicos latinos como Mongo Santamaría, ‘Patato’ Valdés y Willie Bobo».
Una entrevista brindada a la agencia EFE entonces, le sirvió para expresar que no tenía ninguna intención de retirarse «porque los músicos nunca se retiran».
Su vida artística duró casi 60 años, desde 1962 hasta la fecha. Hace una semana estaba preparando clases para impartir en la universidad. Solo se sabe que murió de un cáncer raro que le apareció hace muy poco.
Hoy al mundo le falta una pieza clave en la música que se crea mientras la Tierra da vueltas.
No sé, pero ya hace falta Chick Corea.
Alfonso Quiñones (Cuba, 1959). Periodista, poeta, culturólogo, productor de cine y del programa de TV Confabulaciones. Productor y co-guionista del filme Dossier de ausencias (2020), productor, co-guionista y co-director de El Rey del Merengue (en producción, 2020).